Nuevas corrientes en el socialismo europeo
EL INTER?S del congreso del Partido Laborista celebrado recientemente en Blackpool es doble: por lo que significa para el futuro pol¨ªtico de Gran Breta?a cuando los sondeos colocan a los laboristas por delante de los conservadores y cuando todo indica que las elecciones legislativas se celebrar¨¢n en 1987. Y al mismo tiempo, por lo que representa en el marco europeo, sobre todo despu¨¦s del congreso del Partido Socialdem¨®crata de la Rep¨²blica Federal de Alemania (SPD), como confirmaci¨®n de que en algunos de los principales partidos socialistas de nuestro continente se perfilan posiciones nuevas en cuestiones tan fundamentales como la energ¨ªa nuclear, la pol¨ªtica internacional y de defensa o la estrategia econ¨®mica frente a la crisis y al paro.El congreso ha refrendado la derrota del ala izquierdista, que, mezclando el extremismo verbal con batallas defensivas y est¨¦riles, ha fomentado procesos disgregadores que han debilitado al movimiento laborista ante la fuerte ofensiva de los sucesivos Gobiernos de Margaret Thatcher. Ahora el partido se cohesiona en torno a la figura de Neil Kinnock, el l¨ªder m¨¢s joven, con sus 44 a?os, que han tenido los laboristas desde hace mucho tiempo. ?ste ha actuado en Blackpool, no ya como jefe indiscutido, sino como alquien seguro de ser llamado muy pronto al cargo de primer ministro. Con ello, el eje del congreso ha sido la preparaci¨®n para la reconquista del poder, y precisamente inclin¨¢ndose contra el izquierdismo. Preocupado el partido por asegurarse el triunfo en las elecciones y volver al Gobierno, ha aprobado posiciones que recuerdan -salvando diferencias l¨®gicas- las que han sido adoptadas en el congreso del SPD en Nuremberg, despu¨¦s de una larga batalla en todos los escalones del partido.
La novedad que ha causado m¨¢s sensaci¨®n es la oposici¨®n del socialismo europeo, en el ¨²ltimo per¨ªodo, a las centrales nucleares. M¨¢s tajante es el SPD, que ha fijado un plazo de 10 a?os para la supresi¨®n de las centrales, mientras los laboristas han eludido el problema del plazo. Pero esta posici¨®n significa para ambos partidos un cambio radical con respecto a su actitud anterior. No cabe duda de que la preocupaci¨®n antinuclear, expresada por los movimientos sociales, que ha alcanzado una amplitud enorme despu¨¦s del desastre sovi¨¦tico en Chernobil, empieza a incorporarse a los programas de gobierno de la izquierda. Hasta los socialistas italianos, cuyo l¨ªder encabeza un Gobierno de coalici¨®n, han modificado su posici¨®n tras el congreso del SPD.
En las cuestiones econ¨®micas, el congreso laborista ha puesto el acento en el concepto de "propiedad social", eludiendo el retorno a las "nacionalizaciones", bastante desprestigiadas, pero destacando la necesidad de conservar el objetivo central del "Estado de bienestar", un desarrollo econ¨®mico que no est¨¦ exclusivamente determinado por los intereses de sectores privilegiados y que responda a las exigencias de la justicia social. Con una mayor preocupaci¨®n del SPD por la disminuci¨®n de la jornada de trabajo y una insistencia de los laboristas en la necesidad de relanzar el crecimiento econ¨®mico, en ambos partidos se observa un esfuerzo, a¨²n con zonas de imprecisi¨®n, por elaborar pol¨ªticas econ¨®micas que, superando los esquemas estatalistas de la posguerra, se opongan con eficacia a la presi¨®n del neoliberalismo.
Sin embargo, los cambios aprobados por el laborismo y por el SPD que pueden afectar de un modo m¨¢s profundo a la pol¨ªtica europea son los que se refieren a los temas de defensa. Rechazando propuestas en el sentido de abandonar la OTAN, ambos han aprobado pol¨ªticas que chocan de frente con la estrategia de ¨¦sta, y con ejes fundamentales de la pol¨ªtica de EE UU en cuestiones militares. El congreso de Blackpool ha decidido que un Gobierno laborista renunciar¨¢ a las armas nucleares brit¨¢nicas (los misiles Polaris existentes hoy y los Trident planeados por el Gobierno de Thatcher) y cerrar¨¢ las bases de EE UU con armas nucleares. Los dos congresos se han pronunciado contra la guerra de las galaxias y por el cese de las pruebas nucleares. Al mismo tiempo, han expresado su solidaridad con Nicaragua frente a las amenazas e injerencias de la Administraci¨®n de Reagan.
Esta evoluci¨®n de algunos partidos socialistas choca hoy sobre todo con la posici¨®n discrepante, pronuclear, de los socialistas franceses; y en otros casos, como el del PSOE, hay cierto distanciamiento con relaci¨®n a esas corrientes, que, a pesar de ello, cobran cada vez m¨¢s una dimensi¨®n realmente europea. En todo caso, cuando partidos que han gobernado largos per¨ªodos en Bonn y Londres adoptan las posiciones citadas, aparecen en el horizonte factores cualitativamente nuevos en la pol¨ªtica europea. Sin duda hay que tener en cuenta que esos partidos est¨¢n ahora en la oposici¨®n y han adoptado esas posiciones para reconquistar el Gobierno. En 1959, el SPD hizo un viraje a la derecha, en el congreso de Bad Godesberg, para facilitar su larga colaboraci¨®n gubernamental con la democracia cristiana y los liberales. Despu¨¦s de Nuremberg y de Blackpool, una eventual llegada al poder del socialismo en Bonn o Londres plantear¨ªa, sin duda, novedades en la composici¨®n de la realidad pol¨ªtica europea. Es l¨®gico que ello cree preocupaci¨®n en Washington, como lo ha reflejado el secretario de Defensa norteamericano Caspar Weinberger en el caso de los laboristas brit¨¢nicos.
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