La memoria de un testigo

"?ste es un d¨ªa muy importante para m¨ª. Los recuerdos me invaden", dijo Elie Wiesel al conocer la noticia de que hab¨ªa sido premiado con el Nobel de la Paz. Los recuerdos ser¨ªan, con toda seguridad, tan negros como la noche que un d¨ªa prometi¨® no olvidar: su primera noche en el campo de concentraci¨®n de Auschwitz, donde vio morir a su padre y a una de sus hermanas. "No olvidar¨¦ jam¨¢s aquella noche, que ha transformado mi vida en una ¨²nica larga noche... No olvidar¨¦ jam¨¢s los rostros de los ni?os cuyos cuerpos vi convertidos en coronas de humo bajo el silencioso cielo azul", escribi¨® a?os m¨¢s tarde.Wiesel se considera un experto en el recuerdo, tanto en la memoria propia como en la labor de refrescar la de los dem¨¢s. "Despu¨¦s de todo yo he dedicado mi vida a una cierta causa, la causa de la memoria, la causa del recuerdo, y ahora tengo la impresi¨®n de que tendr¨¦ una mejor ocasi¨®n para decir las mismas cosas, pero a un mucho mayor n¨²mero de gente", ha declarado al agradecer el premio.

La vida y la obra de Elie Wiesel est¨¢ plagada de llamadas a la convivencia, de advertencias contra la intolerancia. "Cada vez que la extrema derecha gana terreno, el antisemitismo est¨¢ m¨¢s cerca", dijo en una ocasi¨®n. 'El verdadero peligro es la indiferencia, manifest¨® en otra.

Desde su casa de Nueva York, Wiesel dijo ayer: "Con este premio pod¨¦is estar seguros de que har¨¦ todo lo' que pueda por los que son mis hermanos", y mencion¨® a varios disidentes sovi¨¦ticos: Wladimir Slepak ("que debe volver con su familia"), Andrei Sajarov ("que debe ser liberado") y Aida Nudel ("que est¨¢ enfermo").