El empleo juvenil y la concertaci¨®n social
Las expectativas de crecimiento econ¨®mico para estos pr¨®ximos a?os (incluyendo el actual) parece que van a permitir un descenso moderado del paro en nuestro pa¨ªs. En el pasado a?o ya se crearon m¨¢s puestos de trabajo de los que se destruyeron, aunque no pudieron absorber el crecimiento de la poblaci¨®n activa. Existen condiciones, pues, para que los que hoy est¨¢n trabajando puedan ver el futuro inmediato con una cierta tranquilidad.Evidentemente, este crecimiento econ¨®mico tambi¨¦n favorece a los j¨®venes que, se encuentran en paro o que van a formar parte en los pr¨®ximos a?os de la poblaci¨®n activa. En una situaci¨®n de estancamiento en la que el mercado de trabajo no s¨®lo se cierra sino que expulsa a cientos de miles de trabajadores, s¨®lo es posible que los j¨®venes encuentren un empleo si los que ya trabajan cuestan menos, lo que, desde luego, no va a ser f¨¢cilmente aceptado. Y con todo, esta posibilidad se complica m¨¢s cuando lo que se plantea en muchas empresas es la reducci¨®n de sus plantillas.
Pero el crecimiento econ¨®mico previsible (alrededor de un 3%) no es suficiente por s¨ª s¨®lo para disminuir en t¨¦rminos absolutos y relativos el paro juvenil. Por una raz¨®n evidente: con este crecimiento se pueden generar unos 125.000 nuevos puestos de trabajo, mientras que cada a?o el incremento de la poblaci¨®n en edad de trabajar es de 200.000 (aumento que m¨¢s o menos se mantendr¨¢ hasta 1992).
Aunque s¨®lo un 50% de este colectivo se propusiera buscar un empleo, y teniendo en cuenta el n¨²mero de jubilaciones que se producen cada a?o, est¨¢ claro que el paro a nivel global puede disminuir moderadamente, pero aumentar¨ªa la proporci¨®n de j¨®venes desempleados. Hay que convencerse de este hecho: el crecimiento econ¨®mico sin m¨¢s no har¨¢ disminuir el paro juvenil.
Estamos hablando adem¨¢s de una tasa del paro juvenil que sigue estando muy por encima del resto de j¨®venes de la OCDE, lo que confirma que en Espa?a el alto nivel de paro se debe en gran parte al gran n¨²mero ole j¨®venes desempleados.
Dedicar m¨¢s recursos
Es, pues, imprescindible que la pol¨ªtica de empleo est¨¦ centrada en el fomento del empleo juvenil. La Administraci¨®n tiene sus responsabilidades: dise?ar el marco jur¨ªdico, laboral y educativo -y dedicar los recursos necesarios- que incentive la entrada de los j¨®venes en el mercado de trabajo. Pero los resultados de estas acciones promovidas desde la Administraci¨®n tienen unos l¨ªmites insuperables sin la intervenci¨®n directa de los agentes sociales y econ¨®micos.
?ste es el gran reto de la futura concertaci¨®n social y la negociaci¨®n colectiva en estos pr¨®ximos a?os. Empresarios y trabajadores deben asumir sus responsabilidades y proponer cada uno a sus interlocutores qu¨¦ medidas se podr¨ªan aplicar en t¨¦rminos concretos y cuantificables para fomentar la contrataci¨®n de los j¨®venes.
En la concertaci¨®n hay que tratar cuestiones como la formaci¨®n ocupacional, los sistemas espec¨ªficos de contrataci¨®n de los j¨®venes (informar a la empresa de sus posibilidades, adquirir compromisos cuantificables, evitar que no se desv¨ªen en los objetivos previstos), las inversiones en las que se prime la contrataci¨®n de los j¨®venes, la promoci¨®n de los contratos de relevo...
Pero sobre todo, negociar una cuesti¨®n que es decisiva a la hora de decidir a los empresarios a contratar a los j¨®venes: los costes salariales. Los empresarios afirman que si fuera m¨¢s barata la contrataci¨®n de los j¨®venes (sobre todo en el caso de los j¨®venes (sobre todo en el caso de los fijos), el paro juvenil disminuir¨ªa sustancialmente. Por parte sindical se aduce que no se puede aceptar la discriminaci¨®n del salario de los j¨®venes porque ello producir¨ªa, adem¨¢s de abusos, el despido de otros trabajadores adultos que le resultar¨ªan m¨¢s caros a la empresa. Otros han planteado la necesidad de establecer un salario m¨ªnimo para los j¨®venes que puede llegar hasta los 23 a?os o m¨¢s en lugar de los 18 actuales.
Tema pol¨¦mico
Es evidente que estamos ante un tema pol¨¦mico, pero no por ello hay que darle carpetazo, porque desde luego el coste salarial es un factor determinante a la hora de contratar a los j¨®venes. En muchas empresas existen necesidades que no se cubren porque no les son rentables en las condiciones actuales. Y el problema, a mi entender, no radica tanto en el nivel que se ha establecido el salario m¨ªnimo, sino en los salarios que realmente se cobran por los acuerdos de los convenios, y que en algunos sectores es cuatro o cinco veces superior al salario m¨ªnimo, lo que significa que por muy poco dinero m¨¢s se puede contratar un pe¨®n con experiencia (en el sector financiero, con un 0,4 m¨¢s de retribuci¨®n).
Por otra parte, no se pueden cerrar los ojos a otra realidad: las condiciones en las que trabajan los j¨®venes en la econom¨ªa sumergida y los que lo hacen en empresas legales pero en situaciones irregulares (salarios sin declarar, no est¨¢n dados de alta en la Seguridad Social, horarios sin ning¨²n control). Los costes salariales inciden en estas situaciones y dificultan la relaci¨®n laboral regular de muchos j¨®venes.
Sindicatos y empresas deben negociar este tema con flexibilidad y valent¨ªa, convencidos de que ¨¦sta es una de las llaves para abrir el mercado de trabajo a los 1.140.526 j¨®venes que est¨¢n inscritos como parados en la oficina del INEM (seg¨²n la EPA el n¨²mero de j¨®venes en paro llegar¨¢ a 1.400.000).
Los resultados de la pol¨ªtica econ¨®mica y de la concertaci¨®n social se valorar¨¢n por su eficacia en fomentar el empleo y muy especialmente, el de los j¨®venes. Cada uno debe cargar con sus responsabilidades y olvidarse de la ret¨®rica, que no sirve para nada. Ser¨ªa imperdonable que entre todos no fu¨¦ramos capaces de aprovechar esta oportunidad.
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