La 'tregua de Dios' no acallara las armas en las guerras mayores
M¨¢s de 150 representantes de las 12 principales religiones del mundo se reunir¨¢n hoy en As¨ªs para participar en una jornada ecum¨¦nica de oraci¨®n por la paz, convocada por el papa Juan Pablo II, que pidi¨® igualmente para este d¨ªa una tregua en todas las guerras del planeta y la interrupci¨®n de acciones terroristas. Aunque numerosos Gobiernos y formaciones guerrilleras han contestado afirmativamente a esta tregua de Dios, quedar¨¢n fuera de ella los principales conflictos b¨¦licos, como el del golfo P¨¦rsico o el de Camboya.
La atenci¨®n estuvo centrada, en un primer momento, en las presencias y ausencias de los diversos dirigentes religiosos, cristianos y no cristianos, tras el llamamiento del papa Wojtyla.Pero desde que Juan Pablo II pidi¨® el pasado d¨ªa 4 desde Ly¨®n una tregua en todas las guerras, a todos los ej¨¦rcitos, guerrillas y movimientos terroristas del mundo, la atenci¨®n se dirigi¨® hacia las zonas donde hay conflictos armados, para saber si la petici¨®n del Papa de esa tregua de Dios es seguida o es deso¨ªda.
La iniciativa del Papa en la que ped¨ªa la tregua fue tomada aut¨®nomamente por ¨¦l, sin consultar no s¨®lo a los otros l¨ªderes religiosos que acudir¨¢n hoy a As¨ªs, sino ni siquiera a la propia diplomacia vaticana. S¨®lo despu¨¦s de haber hecho p¨²blico su deseo de que se observe en el mundo una tregua se puso en marcha la diplomacia vaticana. Por lo que se refiere a movimientos de guerrillas o terroristas como ETA o las Brigadas Rojas, el problema ha sido m¨¢s peliagudo, y el Vaticano lo ha puesto en manos de los obispos locales.
En realidad, ni el propio Papa tiene, al parecer, grandes esperanzas de que su petici¨®n sea seguida al cien por cien, dada la dificultad del problema, pero lo importante, se dec¨ªa a¨²n ayer en el Vaticano, es "el gesto prof¨¦tico", que revela que la Iglesia cat¨®lica no quiere limitarse a la oraci¨®n ¨²nicamente.
El arzobispo Achille Silvestrini, responsable de los Asuntos P¨²blicos de la Iglesia, una especie de ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano, ha explicado en una conferencia (le prensa que la petici¨®n de esta tregua de Dios no supone un juicio por parte de la Santa Sede de los motivos que llevan a cada persona a empu?ar un arma.
Lo que el Papa ha pedido es que por un d¨ªa se unan incluso los que han escogido los m¨¦todos de la lucha armada a los hombres religiosos, que prefieren utilizar la no violencia en la construcci¨®n de la paz. Y al mismo tiempo, afirman en el Vaticano, esto demuestra que el Papa, en definitiva, admite que incluso los que recurren a la violencia lo hacen porque piensan que es el modo mejor para resolver los problemas, pero que en el fondo tienen que estar convencidos de que el camino ideal para todos es el de la no violencia.
Si en un primer momento la jornada de oraci¨®n de As¨ªs ten¨ªa que haber sido estrictamente ecum¨¦nica, es decir, sin que ning¨²n l¨ªder religioso apareciese como superior a los dem¨¢s, en realidad ahora Juan Pablo II, con la petici¨®n de la tregua -un gesto indudablemente pol¨ªtico-, se ha convertido en el protagonista de la jornada. Unos 40 jefes de Estado, entre ellos casi todos los de los pa¨ªses latinoamericanos, han expresado su adhesi¨®n al llamamiento.
Lo que no ha sido posible conseguir es que todos los l¨ªderes religiosos recen hoy juntos en As¨ªs. Se ha temido que ello pudiese significar un cierto sincretismo, es decir, que pudiese ser interpretado como que todas las religiones son iguales, cuando en realidad el catolicismo sostiene que es ¨¦l el que tiene el dep¨®sito de la verdadera revelaci¨®n divina.
El papa Juan Pablo II ha afirmado que m¨¢s importante que rezar juntos" es "juntarse para rezar", aunque despu¨¦s cada grupo religioso presente -cristianos, jud¨ªos, musulmanes, hind¨²es, religiones tradicionales africanas, sinto¨ªstas, sijs, budistas, etc¨¦tera- se reunir¨¢ separadamente para realizar sus liturgias en un lugar distinto de la Ciudad Santa.
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