Con el t¨ªtulo
De Cuarta n¨¦mesis (26 de octubre de 1986), el se?or Benet publica un comentario cuya tesis comparto convencido, pero en el que toma como pie un hecho reciente que analiza con poca fortuna. Ciertamente, el derecho a la informaci¨®n suele ser una mera reivindicaci¨®n profesional -si no puramente empresarial- que los editorialistas maquillan con la demagogia un tanto cargante de "los derechos de nuestros lectores". Cu¨¢l sea el sentido dominante de la relaci¨®n entre Prensa y lector en nuestros d¨ªas es algo que s¨®lo se les escapa a los que acaban de caerse de un guindo. Pero traer a cuento el caso del diputado convicto y confeso de limpieza en unos grandes almacenes es un indicio de mala punter¨ªa.Con la sana intenci¨®n de no quedar como un fariseo, el se?or Benet acaba resultando un punto c¨ªnico. Bien est¨¢ mirar con cierta ternura a quien escamotea alguna cosilla de poco valor, siempre que no sea mayor de edad, ni diputado, ni liberal, ni tenga unos ingresos desahogados. Aunque confieso no saber muy bien qu¨¦ es (o, mejor dicho, qu¨¦ no es) hoy por hoy un liberal, me resisto a interpretar la haza?a de ¨¦ste diputado como un alegato -simp¨¢tico por lo pintoresco- en contra de la propiedad privada de los medios de producci¨®n. Otro dato que Benet no pondera (aunque esto es achacable a una modestia que le honra) es que nuestro hombre se sinti¨® m¨¢s tentado por un pijama (o dos, seg¨²n creo, m¨¢s un desodorante) que por un libro, matiz que bien pudiera marcar la diferencia entre el drama ¨¦pico y la ¨®pera bufa. Por si esto fuera poco, su se?or¨ªa reconoce sin empacho haber mentido al declararse culpable para ahorrarse molestias, lo que, al tiempo que da alguna pista sobre las relaciones que ¨¦l establece entre la justicia y sus propios intereses, demuestra su escaso olfato para calibrar estos ¨²ltimos.
La Prensa no es injusta al difundir noticias como ¨¦sta. Todos quedamos retratados incluso en la manera de coger el l¨¢piz, y no es cosa de que los pol¨ªticos reci6an el privilegio de ser juzgados ¨²nicamente por lo que dicen en sus m¨ªtines electorales.- ?ngel M. Faerna.
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