La crisis prende en Galicia
LA SORPRENDENTE crisis del Gobierno aut¨®nomo gallego, provocada por la dimisi¨®n de todos los consejeros tras fracasar en su intento de hacer dimitir a su presidente, Gerardo Fern¨¢ndez -Albor, constituye, por una parte, una muestra m¨¢s de la gravedad del trance por el que atraviesa la derecha espa?ola, pero tambi¨¦n un s¨ªntoma de la inmadurez que padece todav¨ªa el sistema de partidos en nuestro pa¨ªs. Ambos fen¨®menos revisten en Galicia caracteres acusados, en consonancia con la pervivencia en dicho territorio de rasgos ideol¨®gicos y formas de comportamiento deudores, de cierta mentalidad caciquil. Esa mentalidad tiende a manifestarse en la vida pol¨ªtica bajo la forma de rivalidades personales e intercambio de rencores no ya s¨®lo entre grupos competidores, sino en cada partido. El entrecruzamiento de intereses localistas presidi¨® ya la composici¨®n, m¨¢s de tres meses despu¨¦s de las elecciones, del Gabinete que ahora ha dimitido. Ocho meses despu¨¦s, esos intereses han precipitado la crisis.?sta es.el resultado de enfrentamientos y ambiciones personales, en particular entre sus dos principales protagonistas: Gerardo Fern¨¢ndez Albor, el presidente que se niega a dimitir, y Jos¨¦ Luis Barreiro, el vicepresidente que dimiteal. no conseguir la dimisi¨®n del anterior. Fern¨¢ndez Albor, un m¨¦dico sin especiales aptitudes o conocimientos pol¨ªticos, m¨¢s dotado para las charlas que para los debates parlamentarios o las discusiones ideol¨®gicas, apenas puede exhibir otro m¨¦rito que elde su fidelidad a Fraga, que le promocion¨® hasta hacerle ocupar, oficialmente, el n¨²mero (los' ,en el escalaf¨®n de Alianza Popular. Pero por lo mismo fue mayoritariamente votado por sus conciudadarios como candidato a presidir la Xunta.
Jos¨¦ Luis Barreiro, de 37 a?os, secretario generaldel partido en Galicia, ha sido desde las elecciones de 198 1- el te¨®rico n¨²mero -dos de Fern¨¢ndez Albor, si bien su papel pr¨¢ctico era m¨¢s bien el de pilmer ministro. Barreiro era el'hombrefuerte del partido en Galicia .y el verdadero cerebro del Gobierno aut¨®nomo. Pero no hab¨ªa sido elegido para tal cargo por sus conciudadanos. El recuerdo de la conspiraci¨®n de pasillos que oblig¨® a dimitir a Adolfo Su¨¢rez, que hab¨ªa sido elegido'presidente del Gobierno tras unos comicios en cuyos resultados result¨® decisiva su presencia como candidato al cargo, o la posterior defenestraci¨®n de Garaikoetxea por su propio partido tras haber recogido los votos de 450.000 vascos, cifra nunca antes o despu¨¦s alcanzada por el Partido Nacionalista Vasco, constituyen antecedentes que obligan a meditar sobre esa inmadurez del sistema de partidos en Espa?a. En Galicia, Fern¨¢ndez Albor, que ya hab¨ªa presidido la Xiinta en el cuatrienio anterior, figur¨® claramente como candidato a la reelecci¨®n en noviembre pasado, y Coalici¨®n Popular obtuvo 510.000 votos, 200.000 m¨¢s que en 1981 y 150.000 m¨¢s que el segundo partido m¨¢s votado, el PSOE. La sustituci¨®n del presidente por otro candidato que obtenga los votos suficientes en la C¨¢mara correspondiente es perfectamente legal, pero no por ello deja de constituir, potencial-mente al menos, un fraude a los electores, que votaron una candidatura'cuya oferta inclu¨ªa, y no como cuesti¨®n secundaria, un determinado aspirante a la presidencia. De ah¨ª que, al margen de cualquier otra consideraci¨®n, y por justificados que puedan estar los reproches a la forma concreta en que Fern¨¢ndez Albor ha dirigido su Gobierno,- resulte escasamente convincente el intento de Barreiro de mover de su silla al presidente de Galicia.
Por lo dem¨¢s, s¨®lo la crisis de identidad que padece hoy la derecha en su conjunto explica que los enfrentamientos personales hayan alcanzado tal grado y conducido al sorprendente desenlace de la dimisi¨®n en bloque de los consejeros.. Hace Apenas unosmeses hubiera bastado que Fraga, hiciera, sonar su tronante voz para que todos se pusieran firmes y se mostraran dispuestos a acatar las ¨®rdenes de la,autoridad. En la medida en que la crisis de la derecha lo e5 ante todo de liderazgo, ya no basta con ese recurso.
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