Ayudar a las v¨ªctimas sin juzgar a los verdugos
En estos d¨ªas me llegan, como presidente de Cruz Roja, cartas de personas ligadas a la instituci¨®n que o bien protestan por nuestra actitud en dicho tema o bien se quejan de la politizaci¨®n de la conferencia. Me gustar¨ªa, con la brevedad que requiere un art¨ªculo de prensa, retratar qu¨¦ ha pasado en Ginebra y fijar claramente cu¨¢l ha sido la actitud de Cruz Roja Espa?ola en este sentido.En la Conferencia Mundial de Cruz Roja se sientan cuatro interlocutores. Por una parte, los 164 Gobiernos que son signatarios de los Convenios de Ginebra de 1949, herederos de aquel primigenio de 1864, que dio nacimiento a la Cruz Roja, que tienen como objetivo proteger a los heridos y enfermos de los ej¨¦rcitos, a los prisioneros de guerra y a la poblaci¨®n civil en territorios conconflictos armados. De otra parte, las 144 sociedades nacionales de Cruz. Roja y la Media Luna Roja, que est¨¢n reconocidas entodo el mundo. Adem¨¢s tienen su puesto en la conferencia el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja, ¨®rgano competente para laaplicaci¨®n de los convenios, y la Liga de Sociedades de Cruz Roja y Media Luna Roja, ¨®rgano de colaboraci¨®n ' en tiempos de paz.
La conferencia, que se re¨²ne cada cuatro a?os, tiene poder para tomar decisiones, atribuir mandatos y formular proposiciones relativas a los Convenios de Ginebra dentro de sus propios estatutos. Expresamente no puede entender en cuestiones de orden pol¨ªtico ni servir de tribuna para debates de car¨¢cter pol¨ªtico. Es, en definitiva, el ¨²nico foro de car¨¢cter universal donde una ¨²ltima raz¨®n suprema, el humanitarismo, obliga a todos los gobiernos a sentarse en una misma mesa y obligarse a proteger a las v¨ªctimas de los conflictos.
Cuando nada m¨¢s iniciada la 25? conferencia el representante del Gobierno de Kenia pidi¨® la palabra para pedir la expulsi¨®n del Gobierno de Sur¨¢frica en raz¨®n de la pr¨¢ctica del apartheid, muchos tuvimos la sensaci¨®n de participar en un hecho hist¨®rico. Una presidencia d¨¦bil prolong¨® durante 48 horas una situaci¨®n en la que la visceralidad fue subiendo de tono. Todos conocen el desenlace final: Sur¨¢frica fue invitada a abandonar su puesto en la conferencia, suspendidos sus derechos "en raz¨®n de la pr¨¢ctica del -apartheid'.
La postura espa?ola
Nuestra condena del apartheid como forma extrema de racismo no admite dudas. Deseamos fervientemente la superaci¨®n de esa discriminaci¨®n racial y cualquier otra forma de discriminaci¨®n, y trabajaremos por ese objetivo en la -medida de nuestras posibilidades.
No obstante, pensamos que la decisi¨®n de expulsar a Sur¨¢frica se tomaba en contra de los estatutos de la Conferencia, y consideramos muy grave para el prestigio de la Conferencia que no se respeten sus propios estatutos. Crea un grav¨ªsimo precedente para el futuro en relaci¨®n con el principio de universalidad de la Cruz Roja. ?Qu¨¦ grupo de pa¨ªses pedir¨¢ en el futuro la expulsi¨®n de otro pa¨ªs?
Por otro lado, se infringe claramente la imparcialidad de Cruz Roja, que a fin de conservar la confianza de todos, se abstiene de participar en debates pol¨ªticos. Es posible que esta medida haya supuesto para los pa¨ªses africanos.un nuevo paso en el cerco al r¨¦gimen de Pretoria; a cambio, han puesto en peligro la ayuda que la poblaci¨®n negra de Sur¨¢frica, especialmente los m¨¢s de 300 presos pol¨ªticos, est¨¢ recibiendo del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja.
Por todas estas razones Cruz Roja Espa?ola, junto con otras 46 sociedades nacionales de Cruz Roja, decidi¨® no participar en una votaci¨®n que era ?legal, violentaba el esp¨ªritu de Cruz Roja, creaba un grave precedente y, en ¨²ltima instancia, no favorec¨ªa a las v¨ªctimas del apartheid.
Quiero finalmente expresar mi confianza en que ¨¦ste haya sido un incidente aislado que ayudar¨¢ a comprender la grandeza y la limitaci¨®n de un movimiento como el de Cruz Roja, que no puede juzgar a los verdugos pero s¨ª socorrer a las v¨ªctimas en un mundo donde todav¨ªa la paz es un objetivo lejano.
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