Los coletazos del III Festival de Oto?o de Madrid

Al parecer, el III Festival de Oto?o de Madrid hab¨ªa tenido una significaci¨®n informativa normal en EL PAIS; sin embargo, al t¨¦rmino de los acontecimientos culturales, medio centenar de profesionales, artistas y famosos enviaron una carta al director (ver EL PAIS del 18 de noviembre de 1986) para rechazar los dos art¨ªculos-resumen publicados los d¨ªas 7 y 8 de noviembre y firmados por el redactor Alfonso Armada. Entre Jos¨¦ Luis Aranguren, primer firmante, hasta Clemente Sol¨¦, aparecen otros nombres tambi¨¦n respetables, como los de Xavier Montsalvatge, Ana Marzoa, Pilar Brabo o In¨¦s Alberdi, que no aceptan la cr¨ªtica a una actuaci¨®n interna de los directivos del festival, Jos¨¦ Luis Ocejo y Pilar Yzaguirre.Los defensores, movidos por un cari?o encomiable hacia los responsables del acontecimiento cultural, no rectifican en su escrito ni un solo p¨¢rrafo de la informaci¨®n de Alfonso Armada, y lamentablemente, los firmantes hacen aseveraciones que pueden ser motivo de querella, al afirmar que el autor de los citados art¨ªculos proyecta "de manera insidiosa" la imagen de la directora del festival; se?alan que, con "simples y rastreras insinuaciones", el redactor intenta destruir importantes actividades, y no aclaran nada sobre una "sospechosa forma de envidia y despecho que a quien lo escribe o impulsa descalifica -ahora s¨ª- por principio".

El comit¨¦ profesional de EL PMS recurre al ombudsman para que inspeccione la informaci¨®n de Alfonso Armada. El defensor de los lectores estima, despu¨¦s de mantener contactos con algunos firmantes de la carta, cuyos testimonios conservo, como Jos¨¦ Luis Aranguren, Cristina Alberdi, Pedro Altares,Mar¨ªa Zambrano, V¨ªctor Merino, Gregorio Mara?¨®n Bertr¨¢n de Lis, Antonio Fern¨¢ndez Alba y Soledad Lorenzo, entre otros, que la mayor¨ªa desconoc¨ªan tanto los textos de Armada como la carta en la que aceptaron se pusiera su firma. Para conocimiento de los lectores, conviene aclarar que no es la primera vez que personas cuyos nombres tienen un cierto significado en la vida social firman comunicados que literalmente desconocen.

Debernos se?alar que el redactor de EL PA?S realiz¨® durante veinte d¨ªas m¨¢s de 40 entrevistas. Los datos est¨¢n debidamente contrastados. No hay ninguna intencionalidad oscura contra la direcci¨®n del festival. El redactor se limit¨® a hacer su trabajo. El peri¨®dico ha sido generoso con un festival que ha ocupado un buen n¨²mero de p¨¢ginas en la secci¨®n de Cultura y Espect¨¢culos. Seg¨²n el servicio de documentaci¨®n, se han editado 45 informaciones, 8 entrevistas y 28 cr¨ªticas. Lo que en total supone un incremento del 10% sobre el n¨²mero de art¨ªculos publicados el a?o anterior, y del 25% sobre 1984. El jefe de la secci¨®n de Cultura y Espect¨¢culos, F¨¦lix Bay¨®n, reconoce: "Es innegable que nuestro inter¨¦s profesional ha sido superior al de los propios espectadores, cuyo n¨²mero ha disminuido en un 12% en el ¨²ltimo a?o. Seg¨²n fuentes del festival, sus eventos llegaron a unos 200.000 espectadores. Nosotros hemos hechoque las noticias cr¨ªticas sobre el festival se imprimieran en aproximadamente 18 millones de ejemplares de EL PA?S. Creo que es evidente que un seguimiento informativo tan extenso se contradice con las acusaciones de "envidia y despecho" que nos hacen los 56 firmantes de la carta en cuesti¨®n, que no desmienten ninguna de las irregularidades denunciadas por Armada".

Por otra parte, los directores del Festival de Oto?o, Pilar de Yzaguirre y Jos¨¦ Luis Ocejo, no han dudado en mandar al defensor del lector su mensaje sobre este tema: "Los escritos de los d¨ªas 7 y 8 nos entristecieron m¨¢s por la forma y el tipo de cr¨ªtica que por la cr¨ªtica en s¨ª. Cuando ves reflejada tu labor (amplia, compleja y llevada a cabo con una gran pasi¨®n) en un comentario realizado desde fuera, es dificil que te puedas poner en el lado de quien lo escribe. Estamos seguros de que es as¨ª tambi¨¦n como una serie de personas lo han visto, sentido y reflejado en un escrito. Ellos han pretendido apoyar a la direcci¨®n y, ante todo, al propio Festival de Oto?o, como algo que consideran un bien para la Comunidad de Madrid. Nosotros les agradecemos profundamente ese apoyo y prueba de amistad. Hoy, en nuestro ¨¢nimo, destaca un solo sentimiento: el deseo de que, gracias a la actuaci¨®n de todos los que se han pronunciado en estos d¨ªas, el IV Festival de Oto?omuestra mayores niveles de calidad y rigor".

F¨¦lix Bay¨®n concluye su informe sobre el tema y se?ala:"Me sorprende que los firmantes no dejen claro un dato que puede ser significativo y de in dudable inter¨¦s para el lector: buen n¨²mero de ellos, al menos 22, han trabajado para el festival en algunas de sus ediciones o en compa?¨ªas que han sido contratadas para el festival"

.Editorialista poco mic¨®logo

Los editorialistas de los diarios no tienen rostro ni apellidos. Es una frase acu?ada en alguna redacci¨®n cuya paternidad es dificil de adjudicar, pero que en el caso que nos ocupa tiene validez. Un editorialista de EL PA?S escribi¨® el 10 de noviembre, bajo el suculento t¨ªtulo El ¨¢ngel exterminador, que "1as setas que se venden en el mercado y en los restaurantes son de cultivo, aunque a veces se antincien como de bosque: el precio de la seta silvestre ser¨ªa inasequible para el consumo masivo".

El tema era de actualidad por cuanto esos d¨ªas se hab¨ªan producido accidentes por ingesti¨®n de setas venenosas.

El cr¨ªtico gastron¨®mico de EL PA¨ªS Fernando Po¨ªnt ha acudido al defensor de los lectores para puritualizar al editorialista: "?Son caros los n¨ªscalos a 150 pesetas el kilo? Que explique c¨®mo se cultivan la calabaza (bole-tus edulis), la oronja(amanita caesarea), la seta de piel azul (lepista nuda) y dem¨¢s variedades que en este gran oto?o setero sirven los importantes cocineros mic¨®filos que existen en nuestro pa¨ªs. Si nos lo explica, m¨ªles de aficionados espa?oles, franceses e Italianos le agradecer¨¢n de coraz¨®n tan sensacional revelaci¨®n. Me temo que ese editorial, en vez de ayudar al lector, le haya desorientado".

El editorialista se defiende y se?ala que antes de escribir se asesor¨® con Luis Segura, del Instituto de Toxicolog¨ªa del Ministerio de Justicia, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de M¨¦dicos Forenses, quien dio la seguridad de la falta de peligro en las setas de fruter¨ªas y restaurantes porque proceden de cultivo y por la presencia de un bot¨¢nico en los mercados; busca bibliograf¨ªa y acota en sus notas: "Por otra parte, J. Patricia Cunnea, en.la enciclopedia Durvan, tomo 127, columna 286, escribe que las setas brotan salvajes en un bosque, campos y praderas, mientras que su cultivo se -realiza en bodegas, t¨²neles, cavas, mina s y otros lugares parecidos. Sucede q¨²e algunos restaurantes buscan especies dificiles o anuncian setas de bosque, como otros ofrecen merluza de pincho, fresas silvestres o conejos de monte". Fernando Point insiste y concreta: "Salvo la seta de concha y el champi?¨®n cultivado, todos los dem¨¢s hongos, en Espa?a, son silvestres".

Una errata del 'ombudsman'.

En la columna del pasado domingo, 16 de noviembre, del defensor de los lectores, titulado Los huebos del 'cantar de M¨ªo Cid', se citaba como autor de una cr¨®nica escrita en 1983 a Jaime Comas, cuando en realidad el nombredel redactor era Jaime Millas. El error era del ombudsman, que se equivoc¨®.