North, acusado de destruir documentos claves del Consejo de Seguridad Nacional
La revelaci¨®n de que el teniente coronel Oliver North destruy¨® presuntamente documentos secretos del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) que pod¨ªan implicar a altos cargos en el esc¨¢ndalo de la venta de armas a Ir¨¢n, en una acci¨®n similar a la producida en el esc¨¢ndalo Watergate, ahond¨® ayer la grave crisis a la que se enfrenta el presidente norteamericano, Ronald Reagan. El FBI est¨¢ investigando las acciones de North del pasado fin de semana, horas antes de que fuera destituido por su responsabilidad en el desv¨ªo a la guerrilla antisandinista de fondos procedentes de la conexi¨®n iran¨ª, inform¨® ayer el diario Los Angeles Times.
Seis de cada 10 norteamericanos creen que el presidente sab¨ªa desde el comienzo lo que estaba pasando, y ocho de cada 10 piensan que no basta con el cese del consejero de Seguridad Nacional, John Poindexter, y de su brazo derecho, Oliver North. Reagan, que se encuentra en su rancho de California celebrando la fiesta del d¨ªa de Acci¨®n de Gracias y pensando a qui¨¦n nombrar para sustituir a Poindexter, est¨¢ "muy preocupado" y teme que lo sucedido "pueda dejar una cicatriz imborrable sobre su presidencia", dijo un portavoz de la Casa Blanca.Un pa¨ªs asombrado por el alcance que toma el caso supo ayer tambi¨¦n que, adem¨¢s del Consejo de Seguridad Nacional, que mont¨® la operaci¨®n, el Pent¨¢gono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) recibieron informaciones el pasado a?o, a trav¨¦s de escuchas electr¨®nicas realizadas por otro organismo del espionaje norteamericano, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), de que dinero procedente del suministro de material b¨¦lico a Teher¨¢n era desviado hacia la contra.
La Administraci¨®n de Reagan sostiene que s¨®lo dos miembros del Consejo de Seguridad Nacional, Poindexter y North, estaban al tanto de esta operaci¨®n, de la que no informaron ni al presidente, ni al vicepresidente, ni a los secretarios de Defensa y de Estado ni al director de la CIA.
North, un activista experto en operaciones especiales y hombre de confianza de Reagan para mantener la ayuda a la contra desde la Casa Blanca, cuando el Congreso la hab¨ªa prohibido, hizo desaparecer documentos comprometedores de los archivos del NSC antes de que el martes fueran cambiadas las cerraduras y las combinaciones que le permit¨ªan acceder a los archivos de dicho organismo, seg¨²n las revelaciones period¨ªsticas. Reagan llam¨® personalmente a North el martes por la noche para agradecerle los servicios prestados a la Administraci¨®n, informaron ayer amigos del personaje principal de este esc¨¢ndalo. Pero el teniente coronel asegura que el Gobierno le ha abandonado y que se enter¨® de su cese por la televisi¨®n.
Enfrentada a una cadena de nuevas revelaciones que sugieren la implicaci¨®n en la conexi¨®n iran¨ª de altos funcionarios y de otros ¨®rganos gubernamentales distintos al Consejo Nacional de Seguridad, la Administraci¨®n ha decidido abrir una amplia investigaci¨®n criminal que incluye al FBI.
Ayer se revel¨® tambi¨¦n que la CIA, en noviembre de 1985, particip¨® en un env¨ªo secreto y presuntamente ilegal de armas a Ir¨¢n, a petici¨®n del NSC, dos meses antes de que, el 17 de enero de 1986, Reagan autorizara formalmente el env¨ªo de suministros militares a Jomeini. El director de la Agencia Central de Inteligencia, William Casey, dio su autorizaci¨®n, pero fuentes del Congreso aseguran que la CIA cre¨ªa que se trataba de un cargamento de piezas para prospecci¨®n petrolera, y no de armas.
Casey inform¨® la pasada semana a los comit¨¦s de inteligencia de las dos C¨¢maras, en sesi¨®n secreta, de que la agencia que dirige hab¨ªa abierto una cuenta bancaria en Suiza para recibir el dinero procedente de la venta de armas a Ir¨¢n.
La CIA recib¨ªa de los intermediarios israel¨ªes, o de traficantes desconocidos, una cantidad que respond¨ªa al precio dado a las armas por EE UU, 12 millones de d¨®lares (unos 540 millones de pesetas)por cuatro env¨ªos, y la entregaba al Pent¨¢gono, de cuyos arsenales sal¨ªan los suministros.
Pero los iran¨ªes pagaban bastante m¨¢s, y este dinero sobrante, descontada la comisi¨®n de los traficantes, iba a parar a otra cuenta numerada en Suiza controlada por la contra.
La CIA ofreci¨® tambi¨¦n a los fontaneros de la Casa Blanca para esta operaci¨®n a uno de sus ex funcionarios, George Cave, quien hab¨ªa sido jefe de la estaci¨®n de la agencia en Ir¨¢n en la ¨¦poca del sha.
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