El abrigo de astrac¨¢n
El nombre de Pedro Mu?oz Seca es inseparable de la palabra astrac¨¢n, de origen misterioso en el vocabulario teatral -como sicalipsis-: designa un g¨¦nero popular, disparatado, plagado de situaciones inveros¨ªmiles, de juegos de palabras, de chistes hechos a toda costa, compuesto con personajes imposibles, generalmente tejido sobre una actualidad abultada y deformada, perosin perderla de visfa.Es posible que el nombre est¨¦ relacionado con la piel que forraba y daba el ampuloso cuello a los abrigos de los ricos, seg¨²n la imaginer¨ªa popular: todav¨ªa he visto autores de post¨ªn con su abrigo de forro y cuello de astrac¨¢n, el sombrero hamburgu¨¦s y el gran puro, como los banqueros de los dibujos mal¨¦volos. Eran los que ganaban el dinero, el ¨²nico dinero que pod¨ªa dar entonces la literatura. Mu?oz Seca fue uno de ellos.
Probablemente, don Pedro Mu?oz Seca no llevaba su abrigo de astrac¨¢n la helada ma?ana del 28 de noviembre de 1936 en que le sacaron de San Ant¨®n (colegio y convento, convertido en c¨¢rcel) con otros 113 presos y le llevaron a matar a Paracuellos del Jarama. Le hab¨ªan detenido en julio, en Barcelona; le trasladaron a Madrid el 5 de agosto.
Signiricaci¨®n pol¨ªtica
La popularidad y la significaci¨®n de su nombre de enemigo abierto y claro de la izquierda no tuvo una importancia especial en su asesinato, que fue uno de entre las matanzas en masa, indiscrlminadas y terribles, de todo aquel mes, aunque s¨ª la tuviera en su detenci¨®n. Alguien le vio en Barcelona y le denunci¨®: le detuvieron y le trasladaron a Madrid.
La astracanada y la obra personal de Mu?oz Seca tuvieron una valoraci¨®n muy extremada durante todo el tiempo de su vigencia. Aparte de su significaci¨®n pol¨ªtica -que en el teatro de Mu?oz Seca s¨®lo se manifest¨® abiertamente con la llegada de la Rep¨²blica, de la que fue adversario irreductible- y de cierto resentimiento por la abundancia de dinero que daba el teatro de ¨¦xito, la discusi¨®n se centraba en torno al fen¨®meno literario en s¨ª; el teatro de Mu?oz Seca era para muchos burdo, grosero, torpe traum¨¢tico; pero otros lo defendieron como la ¨²nica muestra real de renovaci¨®n de una escena.
Hay varias muestras de que Mu?oz Seca se burlaba del teatro desde dentro del teatro: La venganza de don Mendo, la m¨¢s popular de sus obras y la que trapasa los tiempos con m¨¢s facilidad, llevaba al absurdo el dram¨®n rom¨¢ntico vigente (no tanto, como se ha dicho, el del Siglo de Oro, sino el de su heroicos imitadores); El rayo (en colaboraci¨®n con Juan L¨®pez N¨²?ez) parodiaba el drama rural; Los extreme?os se tocan, el terrible zarzuel¨®n. Es curioso -pero de otro lugar- que los autores nuevos destruyan, en primer lugar, el teatro usual antes de hacer su propia cr¨ªtica de la sociedad.
Hoy se ve que la cr¨ªtica considerada como de la izquierda -o progresista, o innovadora- acogi¨® bien los principios de Mu?oz Seca, y s¨®lo cambi¨® cuando se volvi¨® t¨®pico de s¨ª,mismo y negativo ante los avances sociales: reconoc¨ªan en ¨¦l al ¨²til transgresor de unas normas r¨ªgidas y escler¨®ticas, al aportador de una sangre nueva. Hoy tambi¨¦n se ve que ¨¦l mismo y su g¨¦nero tienen unos valores ling¨¹¨ªsticos e idiom¨¢ticos que se han ido perdiendo. El retru¨¦cano es muchas veces cobrizo, pero otras tiene la capacidad de sacar chispas del idioma, sobre todo del popular.
Espaldarazo acad¨¦mico
Durante todos los a?os de su producci¨®n, el espaldarazo acad¨¦mico y culto se lo dio siempre Azor¨ªn; le comparaba a Plauto y a Arist¨®fanes. Incluso recordaba las cr¨ªticas de Plutarco a Arist¨®fanes, de las que eran casi un calco de los contempor¨¢neos de Mu?oz Seca (p¨¢rrafo de Plutarco sobre Arist¨®fanes: "Deforma la realidad y habla m¨¢s al populacho que a los hombres selectos; su estilo es una mezcla de continuados disparates, -y se hincha hasta lo inveros¨ªmil y se arrastra hasta la puerilidad.
En su teatro no es posible distinguir al padre del hijo, ni al ciudadano del labriego, ni al militar del burgu¨¦s, ni al pr¨ªncipe del lacayo. Su impudencia no puede ser aprobada m¨¢s que por la plebe: sus agudezas son acres, violentas; su gracia consiste siempre en retru¨¦canos y juegos de palabras, en equ¨ªvocos groseros, en alusiones retorcidas y dif¨ªciles. En ¨¦l, la finura se convierte en tosquedad; sus burlas son m¨¢s dignas de ser silbadas que de ser aplaudidas. Su alegr¨ªa es desverg¨¹enza.
En suma, no escribe este autor para agradar a la gente culta, sino para excitar las pasiones m¨¢s vulgares y torpes"). Azor¨ªn lleg¨® a creer que la m¨¢s agudamuestra de surrealismo -superrealismo escribi¨® siempreestaba en estos g¨¦neros: en el disparate, en el juguete, en el astrac¨¢n. Sin embargo, cuando ¨¦l mismo colabor¨® en una obra con Pedro Mu?oz Seca (El clamor), result¨® mal.
Cuando Mu?oz Seca la emprendi¨® con la sociedad, no salv¨® a nadie, pero s¨ª a algo: los valores tradicionales. Sus cr¨ªticas m¨¢s ¨¢speras fueron contra el crecimiento popular antes de la Rep¨²blica y contra las nuevas modificaciones de costumbres (los sindicatos, las huelgas, la ascensi¨®n del obrero, el divorcio ... ), pero no ahorr¨® sus burlas a la cursiler¨ªa, a se?oritos y se?oritas, a los nuevos ricos, a las modas, al despilfarro de los poderosos, a las supersticiones.
Lo abstracto sobrenadaba como valor sublime en todo el teatro de Mu?oz Seca: la religi¨®n, la monarqu¨ªa, la patria, dentro de los conceptos m¨¢s conservadores.
Quedan de ¨¦l, en nuestro tiempo, algunas cosas, adem¨¢s de lo que ense?a la vileza de su asesinato, miserable aun en tiempos de guerra: la riqueza de un idioma capaz de declinarse en todas las formas m¨¢s audaces y el recuerdo de cuando el teatro, aun ¨ªnfimo, se hac¨ªa sobre la sociedad que le conten¨ªa, clara y directamente. Sin met¨¢foras, sin eufemismos, sin cobard¨ªa.
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