Los dem¨®cratas advierten a Reagan que EE UU "no quiere ni necesita otra presidencia destruida"
"Su presidencia se est¨¢ derrumbando y usted es el ¨²nico que puede salvarla, se?or presidente. Le imploramos que lo cuente todo y limpie la casa, porque esta naci¨®n no quiere y no necesita otra presidencia destruida". Con estas dram¨¢ticas palabras, los dem¨®cratas pidieron ayer a Ronald Reagan que act¨²e r¨¢pidamente y explique el esc¨¢ndalo iran¨ª ante el Congreso. "Queremos salvar su presidencia, nuestra presidencia", le dijeron. " advertencia de los dem¨®cratas, para quienes la conexi¨®n iran¨ª puede significar la reconquista de la Casa Blanca en las elecciones de 1988, se produjo despu¨¦s de que Reagan tratara el s¨¢bado de minimizar el esc¨¢ndalo en una alocuci¨®n por radio en la que pidi¨® a los norteamericanos que no se dejen obsesionar por esta crisis, y afirm¨® que hay cosas m¨¢s importantes que le preocupan, como el d¨¦ficit presupuestario.
"Existe una crisis institucional entre el Ejecutivo y el Legislativo que tiene que ser resuelta", afirm¨® tambi¨¦n por radio en su respuesta al presidente, en nombre de su partido, el senador dem¨®crata por Nueva York, Patrick Moynihan. "Usted nunca se ha encontrado con nada parecido. Esto es tremendamente peligroso. Todav¨ªa no tenemos una crisis constitucional ni una crisis internacional. Pero una de ellas o ambas a la vez pueden producirse a menos que usted act¨²e y lo haga ya". Reagan, que se encuentra ya en Washington despu¨¦s de pasar un largo fin de semana montando a caballo en su rancho de California, se enfrenta hoy al inicio de una larga y complicada investigaci¨®n parlamentaria, que amenaza con da?ar, quiz¨¢ irreversiblemente, su presidencia."Mucha gente en la Administraci¨®n conoc¨ªa los tratos con Ir¨¢n, muchos m¨¢s que los que lo han reconocido hasta ahora", ha asegurado el senador Dave Durenberger, presidente del Comit¨¦ de Inteligencia del Senado, que a partir de hoy comenzar¨¢ a citar a asesores del presidente, como John Poindexter [ex consejero de Seguridad Nacional], Oliver North y quiz¨¢ el propio jefe del gabinete presidencial, Donald Regan. Todos ellos deber¨¢n declarar bajo juramento.
Aunque pod¨ªan intentar ampararse en la doctrina del privilegio ejecutivo, que convierte en secretas para el Legislativo las deliberaciones del Gobierno, la Casa Blanca ha prometido cooperar con el Congreso. "Hay leyes que han sido violadas y eso debe ser aceptado. Hay hombres que han traicionado su confianza. Deje que todo salga a la luz lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. Venga al Capitolio y hable con los representantes elegidos del pueblo. Somos sus amigos", le piden al presidente los dem¨®cratas, que no quieren aparecer ante la opini¨®n p¨²blica como los responsables de acabar, por motivos pol¨ªticos partidarios, con un presidente popular.
Los amigos de Reagan y su antecesor Richard Nixon, que tuvo que abandonar el cargo para evitar su procesamiento por haber mentido a la naci¨®n en el esc¨¢ndalo Watergate, le recomiendan que suelte lastre y corte cabezas con un amplio reajuste del Gobierno "para rescatar una presidencia diezmada". Donald Regan, el primer ministro de la Casa Blanca, es quien antes podr¨ªa perder su puesto.
Ayer se anunci¨® que el vicepresidente, George Bush, el candidato presidencial republicano mejor colocado y, para muchos, ya la principal v¨ªctima del esc¨¢ndalo por sus supuestas conexiones con la ayuda a la contra y su conocimiento de la operaci¨®n secreta con Ir¨¢n, romper¨¢ esta semana su silencio. La imposibilidad de separarse pol¨ªticamente del presidente, cuya sombra es y cuyo amparo era hasta ahora su ¨²nico capital pol¨ªtico, puede ser una carga para sus aspiraciones.
Controlar la situaci¨®n
Reagan trata de demostrar al pa¨ªs, cuya reacci¨®n ante el desarrollo del mayor esc¨¢ndalo pol¨ªtico de su presidencia y el m¨¢s grave desde el Watergate es a¨²n una inc¨®gnita, que controla la situaci¨®n.
El presidente, que anunci¨® el pasado fin de semana que Estados Unidos sobrepasaba los l¨ªmites del tratado SALT II sobre limitaci¨®n de armas ucleares estrat¨¦gicas -lo que en otro momento habr¨ªa sido una noticia muy importante-, no consigue, sin embargo, desviar la atenci¨®n de la conexi¨®n iran¨ª.
Reagan recibi¨® ayer a los tres integrantes de la comisi¨®n especial que investigar¨¢ los procedimientos utilizados por el Consejo de Seguridad, al mismo tiempo que reafirmaba, en una entrevista al semanario Time, que no hab¨ªa cometido ning¨²n error en la entrega de armas a Ir¨¢n y rechazaba las cr¨ªticas procedentes del Congreso y de los medios de informaci¨®n.
La Prensa, sobre todo The Washington Post, peri¨®dico que se hizo mundialmente famoso por destapar el esc¨¢ndalo Watergate, contin¨²a, implacable, su labor diaria de investigaci¨®n sobre la conexi¨®n iran¨ª, manteniendo a la Administraci¨®n en suspenso con nuevas revelaciones y colocando al Ejecutivo a la defensiva. Aumentan las pruebas sobre el papel de Arabia Saud¨ª no s¨®lo en la venta de armas a la Rep¨²blica isl¨¢mica iran¨ª, sino en los suministros militares a la contra.
El papel del magnate saud¨ª Adnan Kashoggi en esta operaci¨®n clandestina de tr¨¢fico de armas aparece cada d¨ªa como m¨¢s importante. The New York Times inform¨® ayer que uno de los personajes directamente relacionados con el esc¨¢ndalo se encuentra supuestamente en Madrid. Se trata de Charles P. Tyson, colega del teniente coronel North en el Consejo de Seguridad Nacional y que dej¨® la Casa Blanca para trabajar para Kashoggi. Seg¨²n el peri¨®dico, Tyson puso en contacto a Robert McFarlane, ex consejero de Seguridad Nacional, con Kashoggi para la venta de armas a Ir¨¢n.
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