Carlucci, nuevo consejero de Seguridad Nacional
Ronald Reagan, enfrentado a una p¨¦rdida de popularidad de 21 puntos en un mes y a la evidencia de que la mayor¨ªa de los norteamericanos cree que su Administraci¨®n est¨¢ encubriendo el esc¨¢ndalo iran¨ª, hizo caso a sus amigos pol¨ªticos y a sus cr¨ªticos y tom¨® la iniciativa. El presidente estadounidense, en una inesperada alocuci¨®n televisada al pa¨ªs, a mediod¨ªa de ayer, anunci¨® que solicita un fiscal especial -hay indicios de criminalidad- para que llegue hasta el fondo del caso; nombr¨® a Frank Carlucci, que fue n¨²mero dos de la CIA y del Pent¨¢gono, nuevo consejero de Seguridad Nacional, en sustituci¨®n de John Poindexter, y dijo que desear¨ªa que un comit¨¦ especial ¨²nico del Congreso consolidara la investigaci¨®n.
El contraataque de Reagan, que se enfrenta la peor crisis de su presidencia y que la mayor¨ªa de los norte americano s considera tan seria como el Watergate (seg¨²n un sondeo publicado ayer por The New York Times y la cadena de televisi¨®n CBS), fue elogiado por los l¨ªderes republicanos del Congreso y, en menor medida, por la oposici¨®n dem¨®crata. Es la primera vez desde que se desat¨® la crisis hace una semanas que el presidente abandona el b¨²nker y da pasos positivos por los que estaban clamando la opini¨®n p¨²blica, los medios de comunicaci¨®n y la clase pol¨ªtica.Pr¨¢cticamente, a lo ¨²nico que no ha accedido a¨²n el presidente es a destituir a su jefe de Gabinete, Donald Reagan ("si me voy", ha afirmado, "el presidente se quedar¨¢ sin pararrayos"), y al director de la CIA, William Casey, como le piden algunas voces desde su propio partido. Nuevas revelaciones aseguran que Casey autoriz¨® el apoyo log¨ªstico de la CIA a la conexi¨®n iran¨ª en noviembre de 1985, en contra de lo que ha declarado hasta ahora ante el Congreso. Tampoco ha reconocido Reagan que cometi¨® un error al autorizar la operaci¨®n secreta. "El pueblo norteamericano ser¨¢ el ¨²ltimo ¨¢rbitro de la situaci¨®n cuando conozca los detalles", afirm¨® en su alocuci¨®n, de cinco minutos de duraci¨®n, desde el (despacho Oval, en la Casa Blanca. Ahora, el pr¨®ximo movimiento le toca hacerlo al Congreso.
Dirigentes de ambos partidos elogiaron ayer la designaci¨®n de Frank Carlucci al frente del Consejo Nacional de Seguridad (NSC), y le calificaron de hombre "capaz e ¨ªntegro".
El nombramiento (le un fiscal especial, como en el Watergate, que ahora legalmente recibe el nombre de independet counsel (consejero independiente), significa que de las investigaciones preliminares del Ministerio de Justicia existen indicios de criminalidad en el caso del suministro de armas a Ir¨¢n y el desv¨ªo hacia la contra de fondos procedentes de su venta. El ministro de Justicia, Edwin Meese, explic¨® ayer que el fiscal independiente investigar¨¢ la eventual criminalidad dentro y fuera de la Administraci¨®n.
Meese, que solicit¨® ayer a un tribunal de tres jueces del Tribunal Federal de Apelaciones el nombramiento del fiscal especial (es el Poder Judicial quien lo designar¨¢ y quien. establecer¨¢ su mandato y los l¨ªmites de sus poderes), no quiso revelar qu¨¦ leyes han podido ser violadas ni las personas que han podido cometer los supuestos delitos. Hasta ahora, el Ministerio de Justicia ha identificado a siete personas, cuyas acciones y movimientos, as¨ª como los documentos relacionados con las mismas, ha pedido que sean investigadas y embargados en los diferentes ministerios. Se trata de John Poindexter, su predecesor en el NSC, Rober McFarlane; Don Fortier, un ayudante de Poindexter que falleci¨® de c¨¢ncer el pasado verano; el teniente coronel Oliver North, y el comandante Paul Thoinson, el l¨ªder de la contra Adolfo Calero y el general retirado Richard Secord.
El ministro de Justicia se quita de enmedio. La investigaci¨®n preliminar que est¨¢ llevando a cabo hab¨ªa suscitado cr¨ªticas de conflicto de intereses, dada la ¨ªntima amistad de Meese con el presidente y su pertenencia al NSC, principal foco de la investigaci¨®n. Meese y el presidente prometieron ayer una colaboraci¨®n "total" con el fiscal especial y con el Congreso. El nombramiento del fiscal especial trata de asegurar, explic¨® Meese, "que se garantizar¨¢ la confianza del pueblo de que todos los hechos ser¨¢n investigados". El presidente prometi¨® "ir al fondo" y contarlo todo cuando conozca los resultados de la investigaci¨®n.
Los principales dirigentes republicanos afirmaron ayer, tras una entrevista con Reagan, que est¨¢n convencidos de que el presidente dice la verdad y que no ha violado ninguna ley. "El presidente no se est¨¢ tambaleando", como han afirmado los dem¨®cratas", declar¨® el senador Robert Dole. Es la primera vez desde que se desat¨® el esc¨¢ndalo que los dirigentes del partido en el poder aparecen p¨²blicamente en televisi¨®n apoyando abiertamente a Reagan. El presidente aclar¨® ayer su frase de que no estaba "completamente informado", que daba pie a pensar que sab¨ªa algo, al ordenar a su jefe de Prensa, Larry Speakes, que dijera tajantemente a los periodistas que no tuvo "conocimiento alguno" de lo ocurrido hasta que Edwin Meese se lo dijo (el pasado lunes).
La pieza principal del esc¨¢ndalo, Oliver North, testific¨® el lunes, a puerta cerrada, ante el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado e invoc¨® la enmienda quinta de la Constituci¨®n para no responder a las preguntas, alegando que las respuestas podr¨ªan incriminarle. Robert McFarlane fue interrogado a su vez durante seis horas y abandon¨® la sala cabizbajo y con el rostro enrojecido.
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