Breve respiro de Margaret Thatcher en su lucha contra el ex agente secreto Peter Wright
El Gobierno brit¨¢nico consigui¨® ayer, por primera vez, un breve respiro en sus intentos para conseguir que la justicia australiana proh¨ªba la publicaci¨®n de las memorias de un ex agente secreto. El Tribunal de Apelaciones de Sidney decidi¨® aplazar durante una semana la entrega de documentos confidenciales al defensor del ex agente del MI-5 Peter Wright, ordenada por el juez de primera instancia.
Sin embargo, la presi¨®n pol¨ªtica producida por el caso, que asegurar¨¢ ventas millonarias a las memorias de Wright si su libro se autoriza, se complica cada vez m¨¢s en el Reino Unido.Ayer, lord Rothschild, como Wright ex miembro de los servicios de inteligencia brit¨¢nicos durante la guerra y jefe de un equipo de cerebros nombrado por el ex primer ministro brit¨¢nico Edward Heath para coordinar la pol¨ªtica de su Gobierno entre 1971 y 1974, exigi¨® en carta publicada en el diario conservador Daily Telegraph que el director general actual del MI-5, el servicio de contraespionaje brit¨¢nico que opera en el interior del Reino Unido, sir Anthony Duff, declarase de forma inequ¨ªvoca que nunca fue esp¨ªa sovi¨¦tico.
El nombre de lord Rothschild, de 76 a?os, colaborador directo de varios primeros ministros -entre ellos, Thatcher-, salt¨® a las primeras p¨¢ginas como consecuencia de las alegaciones hechas por Wright en Australia. Seg¨²n Wright, lord Rothschild, miembro de la conocida familia de banqueros jud¨ªos, hab¨ªa facilitado detalles de su trabajo como jefe del equipo que investigaba la penetraci¨®n de los servicios secretos brit¨¢nicos por los sovi¨¦ticos al autor Chapman Pincher, que hace a?os public¨® un libro sobre el MI-5 con el t¨ªtulo Su oficio es la traici¨®n.
Datos confidenciales
Una de las alegaciones de la defensa de Wright es que Londres no se opuso a la publicaci¨®n del libro de Pincher, aunque sab¨ªa que los datos hab¨ªan sido facilitados por Wright a petici¨®n de Rothschild. Pero el Gobierno manifiesta que una cosa es que un autor publique lo que quiera y otra muy distinta es que lo haga un miembro de los servicios de inteligencia, que se compromete a mantener la confidencialidad de su trabajo para siempre.Diputados laboristas afirmaron en uno de los m¨²ltiples debates parlamentarios provocados por este caso que lord Rothschild hab¨ªa presentado a Wright al novelista Pincher con el fin de alejar las sospechas que exist¨ªan en algunos c¨ªrculos de que el arist¨®crata era el quinto hombre en la red de infiltrados sovi¨¦ticos en los servicios de seguridad brit¨¢nicos tras las defecciones de Guy Burguess, Donald Mac Lean, Kim Philby y el descubrimiento en 1979 del asesor de arte de la reina, Anthony Blunt.
Wright pretende en sus memorias que ese quinto hombre fue en realidad uno de los anteriores directores generales del MI-5, sir Roger Hollis, pretensi¨®n categ¨®ricamente rechazada por sucesivos Gobiernos, incluido el actual de Margaret Thatcher.
En su carta al Telegraph, lord Rothschild manifiesta que "por lo menos desde 1980 ha habido insinuaciones en la Prensa de que yo he sido el quinto hombre, o en otras palabras, un agente sovi¨¦tico". A continuaci¨®n exige que "el director general del MI-5 debe manifestar p¨²blicamente que tiene pruebas inequ¨ªvocas de que no soy ni he sido nunca un agente sovi¨¦tico". La carta recuerda que su autor no puede, ser m¨¢s expl¨ªcito, ya que est¨¢ ligado por los compromisos de confidencialidad de la vigente ley de secretos oficiales.
Entre tanto, una moci¨®n presentada en los Comunes por el l¨ªder socialdem¨®crata, David Owen, en la que se ped¨ªa el nombramiento de una comisi¨®n parlamentaria compuesta por miembros del Privy Council, o consejo privado de la corona, que tiene que prestar juramento de confidencialidad para supervisar el trabajo de los servicios secretos, sufri¨® una gloriosa derrota, al obtener 24 votos a favor y m¨¢s de 200 en contra.
El Reino Unido es el ¨²nico pa¨ªs importante de Occidente cuyos servicios secretos no tienen que dar cuenta de sus actividades al Parlamento y dependen de una comisi¨®n gubernamental restringid¨ªsima y presidida por el primer ministro.
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