Reagan reconoce que se han "cometido errores" en la operaci¨®n de venta de armas a Ir¨¢n
Ronald Reagan, en un intento de atenuar el esc¨¢ndalo desatado sobre su presidencia, confes¨® este fin de semana, por primera vez, que se han "cometido errores" en la operaci¨®n clandestina de ventas de armas a Ir¨¢n y posterior desv¨ªo de dinero a la contra. Aunque nunca hab¨ªa llegado tan lejos desde que hace un mes estall¨® la crisis, que se compara con el Watergate, el presidente contin¨²a defendiendo la pol¨ªtica de haber suministrado armas a Jomeini, s¨®lo admite que se realizaron errores en su ejecuci¨®n y afirma que, en todo caso, la equivocaci¨®n no es suya.
Los miembros del Gobierno de Reagan, empezando por el secretario de Estado, George Shultz, comenzar¨¢n a ser interrogados a partir de las 8.30 de la ma?ana de hoy (14.30, hora peninsular espa?ola) bajo los focos de la televisi¨®n, en directo, por el Comit¨¦ de Relaciones Exteriores de la C¨¢mara de Representantes, en lo que s¨®lo es el comienzo de una investigaci¨®n a puerta abierta, tipo Watergate.Shultz, que hoy mismo viaja a Europa en una dif¨ªcil misi¨®n para explicar que Estados Unidos a¨²n tiene una pol¨ªtica exterior, tendr¨¢ que contar c¨®mo ha utilizado al sult¨¢n de Brunei, mininaci¨®n petrolera del sureste asi¨¢tico, en la costa noroeste de Malaisla, para enviar varios miles de d¨®lares a los contras a trav¨¦s de una cuenta fija. Te¨®ricamente, para ayuda humanitaria, que tambi¨¦n ha sido solicitada por el Departamento de Estado a otros pa¨ªses, uno de ellos Arabia Saud¨ª.
Shultz, asimismo, deber¨¢ justificar el papel jugado por los embajadores de EE UU en Costa Rica y El Salvador en la red privada de suministro de armas a los rebeldes antisandinistas, que arroja fundadas dudas de que la operaci¨®n fuera meramente un asunto de patri¨®ticos benefactores particulares.
Para la oposici¨®n dem¨®crata, el principio de contricci¨®n presidencial es insuficiente, mientras que para los republicanos, angustiados porque el Irangate puede suponer la p¨¦rdida de la Casa Blanca en 1988, podr¨ªa ser el principio de una operaci¨®n de salvamento que les permita dejar atr¨¢s esta pesadilla.
El dem¨®crata Tip O'Neill, que se retira como speaker (presidente) de la C¨¢mara de Representantes, urgi¨® a Reagan "a que diga de una vez que enviar armas a Ir¨¢n fue una terrible decisi¨®n que nunca debe ser repetida". En unas declaraciones que se publicar¨¢n el martes, O'Neill expresa su convencimiento de que el presidente conoc¨ªa el presunto desv¨ªo ilegal de fondos procedentes de Ir¨¢n para los rebeldes antisandinistas.
"Mi opini¨®n personal, lo creo honestamente, es que el presidente lo sab¨ªa. Es probablemente una decisi¨®n propia y el juicio fue una equivocaci¨®n. La operaci¨®n ten¨ªa que ser dirigida por alguien en la Casa Blanca, m¨¢s arriba que el teniente coronel Oliver North o el almirante Poindexter", asegura O'Neill.
Reagan, presionado para que adopte medidas m¨¢s dr¨¢sticas a fin de enfrentar su peor crisis desde que lleg¨® al poder en enero de 1981 (se niega en redondo a destituir a su jefe de gabinete, Donald Regan, y al director de la Agencia Central de Inteligecia, CIA, William Casey), admiti¨® en su alocuci¨®n radiof¨®nica del s¨¢bado: "Estoy profundamente disgustado porque esta iniciativa haya provocado tal pol¨¦mica y lamento que haya causado tanta preocupaci¨®n y consternaci¨®n Pero os prometo que arreglar¨¦ las cosas".
Nuevas revelaciones volvieron a complicar ayer la situaci¨®n para el presidente, cuya popularidad ha sufrido una dram¨¢tica ca¨ªda de 20 puntos en un mes y que contin¨²a a la defensiva desde que estall¨® el esc¨¢ndalo. El diario Miami Herald inform¨® que Ir¨¢n planific¨®, financi¨® y ejecut¨® la matanza de los marines norteamericanos en Beirut, en 1983, y la explosi¨®n en la Embajada de Estados Unidos, que provoc¨® 258 v¨ªctimas.
Reagan defendi¨® el s¨¢bado que la apertura hacia Teher¨¢n ha originado "alg¨²n ¨¦xito notable y cierta reducci¨®n del terrorismo" El Departamento de Estado lo niega y contin¨²a incluyendo a Ir¨¢n en una lista negra de pa¨ªses terroristas. La opini¨®n p¨²blica que todav¨ªa no ha superado la humillaci¨®n nacional sufrida a manos del ayatola Jomeini en tiempos de Carter, no se explica c¨®mo un presidente que ha convertido el esfuerzo antiterrorista en eje principal de su pol¨ªtica busca tratos con el r¨¦gimen isl¨¢mico iran¨ª.
"Disgustados y confundidos"
"Los americanos deben estar disgustados y probablemente con fundidos con todo el furor de las dos ¨²ltimas semanas", explic¨® el presidente, que a?adi¨®: "No era mi intenci¨®n hacer negocios con Jomeini para intercambiar armas por rehenes ni erosionar nuestra pol¨ªtica antiterrorista". Pero Reagan contin¨²a creyendo que su iniciativa diplom¨¢tica era correcta y no explica c¨®mo fue mal ejecutada y qui¨¦n, o qui¨¦nes, son los responsables. Para Tip O'Neill, "el pueblo americano no hizo de este pa¨ªs lo que es hoy para que el arsenal de la democracia se convierta en el arsenal del ayatola".
El Departamento de Estado ha conseguido que el Gobierno suizo congelara la cuenta secreta, cuyo n¨²mero fue facilitado a las autoridades helv¨¦ticas, que serv¨ªa para que la contra continuara con la guerra sucia contra el r¨¦gimen izquierdista de Nicaragua mientras el Congreso hab¨ªa prohibido la entrega de ayuda militar de Estados Unidos a los rebeldes.
Pero es posible que ya sea muy tarde y que el dinero, entre 10 y 30 millones de d¨®lares (entre 1.350 y 4.050 millones de pesetas) procedentes s¨®lo de la venta de armas a Ir¨¢n, ya haya volado y su rastro sea imposible de seguir. El Congreso ha confirmado por otra parte, que el Departamento de Estado es incapaz de dar cuenta de los 27 millones de d¨®lares (unos 3.900 millones de pesetas) que ha manejado el pasado a?o, legalmente, para suministrar ayuda humanitaria a los contras.
El esc¨¢ndalo ha calado tan hondo entre los norteamericanos (siete de cada 10 creen que la Administraci¨®n est¨¢ encubriendo la historia y la mayor¨ªa piensa que el presidente no est¨¢ diciendo todo lo que sabe) que es probable que la parcial confesi¨®n de Reagan no sea suficiente.
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