Casey niega conocer el desv¨ªo de fondos a la 'contra'
William Casey, el director de la poderosa CIA y el mejor amigo personal de Ronald Reagan en el Gobierno, testific¨® ayer a puerta cerrada ante el Congreso, en medio de crecientes acusaciones de que este ferviente partidario de las acciones encubiertas sab¨ªa m¨¢s de lo que dice de la venta de armas a Ir¨¢n y del desv¨ªo de fondos a la contra. Casey neg¨® conocer la desviaci¨®n de dinero para los antisandinistas.
The New York Times revel¨® ayer que Casey, de 73 a?os, conoc¨ªa un mes antes de que fuera anunciado oficialmente, el 25 de noviembre, la existencia del contragate.
El testimonio de Casey fue vago, se neg¨® a responder a bastantes preguntas y no ofreci¨® datos sorprendentes, dijeron miembros del Congreso tras la declaraci¨®n.
El zar del espionaje estadounidense, adem¨¢s de dirigir la CIA, supervisa otras dos importantes agencias, la National Security Agency (NSA) y la DIA (Defense Intelligence Agency), ¨¦sta, junto con el jefe del Gabinete presidencial, Donald Regan. Aviones contratados por la CIA; una compa?¨ªa que fue de la agencia hasta 1972 y que luego ha seguido trabajando para ella, Southerri Air Transport de Miami; una cuenta de la CIA en Suiza y personajes que han trabajado para la agencia, est¨¢n implicados en la ayuda a la contra, despu¨¦s de que el Congreso la prohibiera, y en el env¨ªo de dinero a los rebeldes obtenido como sobreprecio de la operaci¨®n iran¨ª. Ayer se revel¨® tambi¨¦n que Casey recib¨ªa informaci¨®n peri¨®dica de la operaci¨®n de ayuda a los rebeldes nicarag¨¹enses.
Pero Ronald Reagan no abandona f¨¢cilmente a sus amigos; Casey es el ¨²nico miembro del Gabinete que habla varias veces al d¨ªa por tel¨¦fono con el presidente, y puede entrar cuando quiera en el despacho oval sin solicitar audiencia "No lo despedir¨¦", afirm¨® la pasada semana Reagan. Sin embargo, voces pr¨®ximas al presidente y personalidades del Partido Republicano insisten en que la limpieza a fondo que exige la opini¨®n p¨²blica, el Congreso y la Prensa pasar¨¢ finalmente por la salida de William Casey, un millonario que hizo su fortuna como abogado en Wall Street, presidi¨® el Export-Import Bank y dirigi¨® la campa?a electoral de Reagan.
El 47% de los norteamericanos, frente a un 37%, contin¨²a creyendo que el presidente miente cuando afirma que no sab¨ªa nada del desv¨ªo de dinero para los antisandinistas, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo publicado ayer.
Entrevista con Fahd
Casey, que cree tanto como el presidente en la necesidad de derrocar a los sandinistas, se entrevist¨® en febrero de 1984 con el rey Fahd de Arabia Saud¨ª, en Yeddah, para pedirle dinero para la contra, iniciando la conexi¨®n saud¨ª, revel¨¦ esta semana la revista Time. Los observadores creen que el teniente coronel Oliver North no pudo operar sin el apoyo de la CIA para montar la operaci¨®n que hizo que a los antisandinistas no les faltaran armas cuando el Congreso hab¨ªa prohibido la ayuda norteamericana. Actuando bajo ¨®rdenes del presidente, la CIA flet¨® cuatro vuelos de aviones Boeing 707 a Ir¨¢n, en febrero, mayo, agosto y octubre, los pag¨®, y aparecen indicios de que la vuelta, de vac¨ªo, se aprovech¨® para cargar armas en Lisboa que fueron suministradas inmediatamente a la contra.
El dinero que recibe Estados Unidos por la venta de material b¨¦lico a Jomeini se depositaba en una cuenta secreta en Suiza, abierta por la CIA. Pero, al parecer, en esa cuenta se mezclaba tambi¨¦n el dinero desviado para la contra, las donaciones de terceros pa¨ªses a la causa de rebeldes, solicitadas por el departamento de Estado, convirti¨¦ndola en una aut¨¦ntica caja negra para financiar las guerrillas anticomunistas en el Tercer Mundo, como los muyaid¨ªn afganos o los hombres de Jonas Savimbi en Angola.
Un personaje clave en el esc¨¢ndalo, el general retirado del Aire Richard Secord, que dirige la red privada de ayuda a la contra, trabaj¨® para la CIA en Laos. El ex consejero de seguridad, Robert McFarlane, viaj¨® a Teher¨¢n acompa?ado por George Cave, ex jefe de la estaci¨®n de la CIA en Teher¨¢n, en ¨¦pocas del sha. El embajador de EE UU en L¨ªbano, John Kelly, pasando por encima del secretario de Estado, George Shultz, utiliz¨® las comunicaciones de la CIA para transmitir a la agencia y a la Casa Blanca lo que estaba pasando en relaci¨®n con la operaci¨®n secreta iran¨ª. Ex agentes de la CIA forman parte del vuelo de Hasenfus y de la red que monta estos suministros y el asesor de seguridad nacional del vicepresidente George Bush, Donal Gregg, a quien se le acusa de saber m¨¢s de lo que dice de la operaci¨®n, es un importante miembro de la CIA de la ¨¦poca de Vietnam. Hoy, nadie cree en esta ciudad que el m¨¢ximo responsable del espionaje estuviera al margen de esta operaci¨®n.
Casey, seg¨²n todos los observadores, controla minuciosamente las operaciones encubiertas de la agencia, que ha impulsado notablemente desde que comenz¨® a dirigir la CIA, en 1981, estimulando su implicaci¨®n paramilitar en Nicaragua, Afganist¨¢n, Camboya y Angola.
Casey es en gran parte el padre de la llamada doctrina Reagan y quien convenci¨® al presidente de la necesidad de contrarrestar los avances sovi¨¦ticos en el Tercer Mundo, financiando guerrillas anticomunistas en todos los continentes. Educado en la acci¨®n en la Segunda Guerra Mundial, donde sirvi¨® como esp¨ªa en la oficina de servicios estrat¨¦gicos (OSS), precursora de la CIA, Casey "ama las operaciones encubiertas, y si pudiera las montar¨ªa en el Vaticano", afirma un congresista encargado de supervisar a la agencia.
[Un portavoz del Departamento de Estado anunci¨® ayer que, en el marco de las investigaciones sobre el Irangate, ha sido llamado a consultas a Washington el encargado de negocios norteamericano en Damasco, David Ransom.]
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