Bokassa escucha el relato de sus propias atrocidades
El ex emperador centroafricano Jean-Bedel Bokassa, de 65 a?os, se mostr¨® ayer tenso y nervioso durante la segunda jornada de su juicio mientras escuchaba a los testigos un cat¨¢logo de supuestas atrocidades cometidas durante sus 13 a?os de reinado de terror. Celestine Mdongo dijo ayer que su marido, Lucien, entonces ministro de Obras P¨²blicas y oficial del Ej¨¦rcito, fue llamado al palacio de Bokassa el 13 de abril de 1973 y nunca regres¨®.
A pesar de sus investigaciones, Celestine no supo de su muerte hasta despu¨¦s del derrocamiento de Bokassa en 1979. El ex emperador asegur¨® no saber nada del asesinato de Mdongo y culp¨® del crimen a sus opositores pol¨ªticos, sin identificarlos.La v¨ªspera, unos testigos relataron c¨®mo los padres de otro ministro, en este caso el de Finanzas, Alexandre Banza, fusilado por intrigar contra Bokassa, fueron torturados y ejecutados s¨®lo por ser sus progenitores. Bokassa admiti¨® que Banza fue ejecutado tras declar¨¢rsele culpable de conspirar para derrocar al dictador, pero neg¨® estar en modo alguno relacionado con la muerte de los familiares del ministro. Un testigo asegur¨® haber visto al padre de Banza estrangulado con cadenas en la c¨¢rcel de Ngaragba. "Francamente, esa c¨¢rcel de Ngaragba es un lugar de desgracia", dijo Bokassa. El ex emperador, como jefe supremo de la naci¨®n, reivindica la "responsabilidad suprema", pero no total, de lo ocurrido bajo su reinado.
En todo caso, el desfile de testigos, ayer y el lunes, establece el negro cuaderno de bit¨¢cora de una dictadura, aunque sin consecuencias judiciales en lo que se refiere al per¨ªodo 1969-1974 (Bokassa gobern¨® hasta 1979), pues el conjunto de los cr¨ªmenes cometidos en esos a?os est¨¢ cubierto por la prescripci¨®n decenal.
La defensa se opuso a la "evocaci¨®n de hechos no reprochados al acusado" y a esta avalancha de acusaciones de la cada vez m¨¢s nutrida parte civil. "Guste o no a la defensa", contest¨® el fiscal, el tribunal ha explorado as¨ª un pasado quiz¨¢ no a¨²n judicial, pero s¨ª "muy instructivo", de un dictador derrocado.
Acusado de esos "detalles" que dijo desconocer y que, a posteriori, no aprueba, Bokassa dijo: "Soy sensible. Hay medidas que reconozco y otras por las que sufro (...) Que la gente sea fusilada est¨¢ bien, pero me apena que la gente sea torturada a las tres de la madrugada". El lunes hab¨ªa declarado: "No digo que sea un santo. No soy m¨¢s que un hombre. Puede que haya cometido errores, pero estaba aislado. Y lo que les pas¨® a los parientes de los conspiradores no estaba en mis manos controlarlo. Los militares estaban muy nerviosos". Un corpulento comisario de la polic¨ªa de Bokassa, preguntado sobre la detenci¨®n y posterior ejecuci¨®n en 1969 de un rival del dictador, contest¨®: "No me acuerdo. Llev¨¦ a cabo muchas detenciones".
Bokassa, en contraste con su actitud del lunes, apart¨® ayer con enfado a los periodistas al entrar en la sala del Palacio de Justicia. Fuentes del tribunal se?alaron que cada vez hay m¨¢s gente que quiere testimoniar, por lo que probablemente se demorar¨¢ m¨¢s all¨¢ de la fecha prevista para su final, el 27 de diciembre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.