Buenos chicos, buenas guitarras

Se hab¨ªan reunido para llenar el recinto los ¨²ltimos nuevaoleros madr¨ªle?os y los primeros aficionados que degustaron el countryrock de los setenta, tan reciclado y renovado en estos d¨ªas. Los Secretos volv¨ªan a presentarse como ¨²nicos protagonistas de un concierto en el que su p¨²blico querido les sonre¨ªa ya antes del comienzo deseado.El grupo espa?ol, tan castigado por la fatalidad que sorprendi¨® a sus dos anteriores bater¨ªas, se ha recuperado, muy dichoso de crear su propio estilo en la m¨²sica que siempre han adorado, la que a¨²na el country y, el rock y se mezcla con melod¨ªas pop en castellano.

Sus rostros de buenos chicos aparecieron tambi¨¦n preocupados por el servicio t¨¦cnico de sonido, tan deficiente y adverso que Enrique Urquijo, el cantante y principal compositor, reclam¨® la presencia de alguien en la mesa de control del lateral del escenario. Enrique canta poquito, como antes, pero con el gusto t¨ªpico de la escuela country, desarrollado y enriquecido de matices. ?l y Alvaro, su hermano, consiguieron en directo excelentes d¨²os vocales, como la tradici¨®n estadounidense cuenta y casi ordena. La familia Carter, los Everly, los Burnette, los Allman, los Bellamy y los Urquijo son hermanos que interpretan con timbres muy apropiados para los coros de country.

Tres nuevos

Y con ellos, los tres nuevos Secretos, un guitarrista, Ram¨®n Arroyo, enloquecido por estos sonidos en su slide o steel, Nacho Lles y Steve Jordan, bajo y bater¨ªa, superan cualquier tiempo pasado, que en ning¨²n momento olvidan. As¨ª, ofrecieron temas de su etapa primeriza de pop arreglados al estilo que ahora practican muy decidido.Tocaron D¨¦jame, transformado en balada ligera campestre, y del mismo modo Sobre un vidrio mojado. Los espectadores aplaudieron con mayor pasi¨®n el repertorio antiguo y se manifestaron en coros un¨¢nimes, prueba de su nostalgia, de su cari?o, de unos a?os no lejanos que estas canciones les despiertan. "Parece que la situaci¨®n t¨¦cnica ya est¨¢ controlada", declar¨® m¨¢s tranquilo Enrique, que a¨²n hubo de soportar m¨¢s de un acople. Fue un recital de guitarras, con punteos que se alternaban Ram¨®n y ?lvaro con m¨¢s precisi¨®n que energ¨ªa, exquisitos para la escucha, blandos para la animaci¨®n. Acomet¨ªan cada pieza sin salirse de la pauta ensayada, sin desmadrarse en rock visceral, como a este espect¨¢culo conviene. Los Secretos son m¨¢s marchosos cuanto m¨¢s camperos y sus temas instrumentales son puro deleite. Recordaron sus tres a?os de silencio con el cl¨¢sico mexicano Volver, seg¨²n las maneras fronterizas de Ry Cooder y Flaco Jim¨¦nez.