Kohl afronta sin temor las elecciones generales del 25 de enero en la RFA
Las elecciones generales en la Rep¨²blica Federal de Alemania, que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo 25 de enero, est¨¢n pr¨¢cticamente decididas. El hundimiento del Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD) y de su candidato a canciller, Johannes Rau, parece ya imposible de evitar en dos semanas de campa?a electoral. El canciller federal, Helmut Kohl, no tiene motivo alguno para dudar de su permanencia durante otros cuatro a?os en la jefatura del Gobierno de Bonn. No obstante, las elecciones del 25 de enero se perfilan como una consulta cuyo resultado tendr¨¢ singular importancia para el desarrollo pol¨ªtico de la RFA en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
Los democristianos, al menos el ala derecha de la Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU) y la c¨²pula de la Uni¨®n Social Cristiana b¨¢vara (CSU), parecen dispuestos a utilizar la situaci¨®n de un SPD pr¨¢cticamente desarbolado para imponer un profundo giro derechista a la legislaci¨®n y la pr¨¢ctica pol¨ªtica en los pr¨®ximos cuatro a?os. Las consecuencias de esta iniciativa son dif¨ªciles de prever, pero podr¨ªan cambiar la propia esencia del Estado alem¨¢n occidental.Las condiciones para esta contrarreforma vienen dadas por un clima general de derechizaci¨®n y nacionalismo, que tanto el propio Kohl como Strauss est¨¢n alimentando sin pausa con arengas anticomunistas e interpretaciones revisionistas y trivializadoras del pasado nacional socialista alem¨¢n.
Respecto a los resultados de esta consulta en la que vencedor y vencido son conocidos de antemano, las interrogantes principales giran en torno al porcentaje de votos que logre el Partido Liberal (FDP) del ministro de Asuntos Exteriores, Hans-Dictrich Genscher, y a la amplitud de la victoria de los democristianos del CDU-CSU.
La posibilidad de que la CDU de Helmut Kohl y la CSU de Franz Josef Strauss logren juntas la mayor¨ªa absoluta y puedan gobernar en Bonn sin recurrir a la coalici¨®n actual con los liberales ha, quedado abierta a la vista de la ca¨ªda en picado del voto socialdem¨®crata que vaticinan los sondeos. Los ¨²ltimos dan un 48% de votos al CDU-CSU, entre el 35% y el 32% al SPD, el 10% a los verdes y cerca de un 5% a los liberales.
Si bien a¨²n improbable (los democristianos s¨®lo lograron en una ocasi¨®n la mayor¨ªa absoluta en la historia de la RFA), la simple posibilidad de un Gobierno monocolor democristiano ha provocado preocupaci¨®n en sectores pol¨ªticos muy diversos del pa¨ªs, incluidos algunos de la propia CDU, y en el extranjero.
Por un lado, la CDU teme que, dada la certeza de su victoria, parte de sus electores no acuda a las urnas y que el triunfo sea m¨¢s apretado de lo esperado. Dirigentes de la CDU reconocen en Bonn su inter¨¦s por mantener la coalici¨®n con los liberales y temen una mayor¨ªa absoluta que dar¨ªa mayor fuerza al dirigente b¨¢varo Franz Josef Strauss en la capital federal. Este Gobierno monocolor democristiano volver¨ªa a acercar a liberales y socialdem¨®cratas, en la oposici¨®n.
La CSU busca abiertamente la mayor¨ªa absoluta para los democristianos y la expulsi¨®n de la coalici¨®n de los liberales, a los que acusan de haber frustrado las reformas legales en la pol¨ªtica de orden p¨²blico y seguridad, y de mantener intacta la pol¨ªtica exterior practicada por la coalici¨®n de socialdem¨®cratas y liberales antes de 1982. Un motivo parece ser la ambici¨®n de Strauss por sustituir a Genscher como ministro de Asuntos Exteriores.
Los liberales, por su parte, han anunciado que el mantenimiento de la coalici¨®n tiene como condici¨®n innegociable la permanencia de Genscher en la cartera de Exteriores la ley electoral de la RFA, con la instituci¨®n del doble voto, puede facilitar una vez m¨¢s al FDP superar la barrera del 5%, ya que incluso votantes del CDU intentar¨¢n evitar, dando su segundo voto a los liberales, que Strauss entre en el Gobierno federal.
La virulenta lucha particular entre la CSU y los liberales se ha convertido en el ¨²nico aliciente de esta tediosa campa?a electoral alemana.
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