Panorama
La derecha espa?ola no encuentra un l¨ªder porque no lo necesita. La derecha no tiene ideolog¨ªa, sino intereses econ¨®micos, y ¨¦stos hoy est¨¢n a salvo gracias a la devota gesti¨®n de los socialistas, que ni siquiera han osado acercarse al plato donde come el gran mast¨ªn. La materia org¨¢nica de Fraga, al descomponerse, ha engendrado algunos fuegos fatuos o peque?os fantasmas con tirantes que a¨²n hablan de la patria. Entre ellos se disputan el basti¨®n abandonado y tratan de ocupar un espacio pol¨ªtico que no existe. La herencia de Fraga s¨®lo es un despacho, un sueldo, un coche oficial, un par de guardaespaldas y ciertos latiguillos de falsa ira con los que se intenta involucrar al dios del Sina¨ª con el impuesto del valor a?adido.Ahora unos diminutos albaceas se tirotean mutuamente en nombre de la unidad de la derecha, aunque no ignoran que su poder real nunca ir¨¢ m¨¢s all¨¢ de la ¨²ltima alfombra de la sede del partido. Si el Capitalismo se sintiera amenazado y alguien intentara arrebatarle el plato al mast¨ªn, entonces surgir¨ªa desde el fondo del miedo un h¨¦roe guapo o feo, militar o paisano y en una semana la derecha se har¨ªa una pifia en torno a su nuevo gal¨¢n ya que los intereses econ¨®micos comenzar¨ªan a generar ideas sagradas de salvaci¨®n. El cad¨¢ver incorrupto de Isabel la Cat¨®lica volver¨ªa a salir a flote.
Mientras tanto, ¨¦ste es el panorama que se ve desde el puente. El socialismo se ha convertido en una inmensa teta institucional, temida y deseada. La historia ha desaparecido. Para los capitalistas es el soporte de una inversi¨®n a corto, medio y largo plazo; para los menestrales es un descuento a 30, 60 y 90 d¨ªas. Para los desesperados es una forma de llegar a la noche como a un puerto propicio al final de cada jornada. El optimismo oficial ha tomado un car¨¢cter obsceno y por otra parte s¨®lo la qu¨ªmica est¨¢ hoy al servicio de la c¨®lera. Algunos fan¨¢ticos quieren cambiar el curso de la historia llenando una olla expr¨¦s con tornillos y trilita. ?Qu¨¦ podemos hacer, amor m¨ªo? Bailemos un tango sobre el pretil del acantilado.
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