Una tarde de gran m¨²sica schumanniana

El segundo programa dirigido a la Orquesta y Coro Nacionales por Gerd Albrecht nos puso en contacto con el Schumann bell¨ªsimo e infrecuente de los oratorios. Ya en 1975, Fr¨¹hbeck de Burgos nos trajo El peregrinaje de la rosa, opus 112, en una de las mejores actuaciones del maestro burgal¨¦s. El para¨ªso y la Peri, opus 50, se interpret¨® en Espa?a por vez primera el a?o 1922, dirigido por Fern¨¢ndez Arb¨®s y con la colaboraci¨®n del Orfe¨®n Donostiarra en uno de los festivales de San Sebasti¨¢n.Se basa la obra en una narraci¨®n de Lalla Rookh, escrita en prosa y verso por Thomas Moore y editada en 1817. Algunas historias de este libro tentaron a los operistas Meyerber, David y Anton Rubinstein, en tanto El para¨ªso y la Peri inspir¨®, adem¨¢s de a Schumann, a los'ingleses John Francis Bernett, para una cantata, y a William Sterndale Bennet autor de una obertura.

Encuentro el mayor atractivo de la obra schumanniana en aquello que para un cr¨ªtico tan sagaz como el turin¨¦s Massimo Mila constituye defecto: la "falta de inspiraci¨®n rom¨¢ntica", entendida como gran aparato dram¨¢tico y "enervante deseo de trascendencia". Schumann prefiere refugiarse en una po¨¦tica ensimismada a partir de un impulso intimista que da lugar, en los coros, a una hermosa polifon¨ªa en voz baja, y en los solos a mucho m¨¢s lieder que arias. Bien aprendi¨® la lecci¨®n Bramhs para aplicarla a un texto como el del R¨¦quiem, incitaci¨®n superdram¨¢tica para otros, desde Mozart a Verdi. El para¨ªso y la Peri (como, El peregrinaje de la rosa) podr¨ªan inscribirse en una suerte de c¨ªrculo m¨¢gico del romanticismo en el que giran desde Merschner a Liszt y Bramhs, pasando por Weber y sobre todo por Mendelssohn.

Es dif¨ªcil acertar con siete solistas de la categor¨ªa de los escuchados ahora, procedentes de Finlandia, India, Alemania, Noruega, Nueva Zelanda y Espa?a. La sensacional soprano Karitta Mattila (la Peri) posee una voz bell¨ªsima y d¨²ctil, y su fraseo y estilo llegan a nosotros con gran naturalidad y eficacia expresiva. La otra soprano, Patricia Rozario, de Bombay, en un papel menor, mantuvo la altura de nivel, as¨ª como las voces femeninas graves: Anne Gjevang (el ¨¢ngel) y Gabriele Schreckenbach, ambas tan excelentes por la materia, la t¨¦cnica y la persuasi¨®n.

Muy bien el ya conocido aqu¨ª Keith Lewis, tenor narrativo, l¨ªrico, ¨¢gil y con gran facilidad en todos los registros, as¨ª como otro tenor, nuestro compatriota el sevillano Manuel Cid (joven) y el bajo Peter Meven, que rivalizaron en nobleza de timbre, dicci¨®n y l¨ªnea. Gran tarde tambi¨¦n para el coro nacional, que dirige Tom¨¢s Cabrera, y la orquesta, y triunfo especial¨ªsimo para el maestro Albrecht, dominador, cuidador del sonido y el car¨¢cter gracias a su conocida doble y triunfante condici¨®n de director sinf¨®nico y oper¨ªstico.