Relevantes personalidades participaron en el expolio del patrimonio espa?ol
Monasterios y castillos completos salieron ilegalmente hacia EE UU, seg¨²n una investigaci¨®n realizada por el profesor Merino de C¨¢ceres
El hispanista norteamericano Arthur Byne sac¨® ilegalmente de Espa?a, durante el primer tercio de este siglo, monumentos tan relevantes de nuestro patrimonio art¨ªstico como los monasterios de Sacramenia y Ovila, con destino a la colecci¨®n privada del magnate de la Prensa William Randolph Hearst. "Estas operaciones contaron con la connivencia de relevantes personalidades de la cultura y la pol¨ªtica de la ¨¦poca, como el ministro de Instrucci¨®n P¨²blica y Bellas Artes de Primo de Rivera Eduardo Callejo de La Cuesta", afirma el profesor de la Escuela de Arquitectura Jos¨¦ Miguel Merino de C¨¢ceres, quien ha dedicado a este expolio su tesis doctoral. Byne recibi¨® de Primo de Rivera la Cruz al M¨¦rito Civil por su labor de difusi¨®n de la cultura espa?ola.
"Es cierto que resulta dif¨ªcil imaginar c¨®mo monasterios enteros salieron de nuestro pa¨ªs sin dejar rastro. Sin embargo, el m¨¦todo era muy sencillo. Un ejemplo lo constituye el de Sacramenia. Se desmont¨® completamente y fue embalado en cajas piedra a piedra. As¨ª lleg¨® a la estaci¨®n de Pe?afiel, y de all¨ª fue trasladado en ferrocarril hasta Valencia, de donde se embarc¨® hacia Estados Unidos con un permiso de exportaci¨®n en el que se indicaba que eran materiales de construcci¨®n.Muy sencillo si se cuenta con las complicidades adecuadas", se?ala Jos¨¦ Miguel Merino.Pero no son ¨¦stos hechos aislados. Por este procedimiento y similares salieron de nuestro suelo el palacio de V¨¦lez Blanco; los sepulcros del duque de Alburquerque,y su esposa; la colecci¨®n del conde de las Almenas; el techo de la Casa del Jud¨ªo, de Teruel; el castillo de Benavente; la reja de la catedral de Valladolid, y otras piezas menores.
"Quiz¨¢ el hecho pol¨ªtica y culturalmente m¨¢s grave, por quienes intervinieron en ¨¦l, fue la cesi¨®n indefinida al Gobierno norteamericano del ¨¢bside de San Mart¨ªn de Fuentidue?a, realizada en 1956 con la aprobaci¨®n del Consejo de Ministros y de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Afortunadamente", precisa Jos¨¦ Miguel Merino, "fue el ¨²ltimo expolio importante del que se tienen noticias".
Origen eclesi¨¢stico
La mayor parte de este patrimonio expatriado era de origen eclesi¨¢stico y con una situaci¨®n jur¨ªdica poco clara. "La pena de excomuni¨®n pesaba sobre los adquisidores del mismo, lo cual no fue obst¨¢culo para que fuera vendido por administradores y ministros de la Iglesia. Y en todos los supuestos se utiliz¨® a personas interpuestas, que por unos miles de pesetas se prestaron a figurar en los registros como propietarios", afirma Jos¨¦ Miguel Merino de C¨¢ceres.
Como ejemplo baste se?alar que el monasterio de Ovila le cost¨® a Byne 3.130 pesetas, y ¨¦ste se lo vendi¨® a Hearst por 55.000 d¨®lares.
Todas las piezas compradas por Hearst ten¨ªan como destino final su castillo de San Sime¨®n, en California, "donde m¨¢s parecen conformar una tienda de antig¨¹edades que otra cosa. Pero lo m¨¢s grave", dice Merino, "es que a su muerte sus herederos vendieron gran parte de su patrimonio art¨ªstico, que hoy est¨¢ desperdigado por Estados Unidos, fraccionado y muy mal reconstruido".
En todo este negocio de arte s¨®lo se puede destacar un hecho positivo, protagonizado por el rey Alfonso XIII. Conocedor de que Hearst hab¨ªa comprado la portada del palacio del duque de Arcos, en Marchena, ejerci¨® el derecho de retracto y pag¨® de su propio bolsillo las 13.000 pesetas que hab¨ªa valido la pieza. Luego la regal¨® al alcalde de Sevilla, donde hoy est¨¢ instalada.
Las cartas de Byne
Nada puede, describir mejor los m¨¦todos utilizados por Byne para sacar de Espa?a piezas arquitect¨®nicas completas que dos cartas enviadas por ¨¦ste a miss Morgan, amiga y asesora art¨ªstica de Hearst.
En la primera, fechada el 25 de marzo de 1926 y referida al monasterio de Sacramenia, dice: "Afortunadamente, el due?o del monasterio es una de las figuras preeminentes dentro de la actual dictadura militar. Forma parte del acuerdo que ¨¦l allanar¨¢ todo tipo de cr¨ªticas de la Prensa (y como a¨²n resta un pago final de 10.000 d¨®lares, usted puede estar segura de que lo har¨¢). Pero no es un trabajo f¨¢cil; todo el mundo a lo largo del proceso, desde el oficial de campo m¨¢s elemental en la demarcaci¨®n del monumento hasta los factores de estaci¨®n, la polic¨ªa de carreteras, los agentes de cargo, los inspectores portuarios, los maestre cargos, etc¨¦tera, todos deben ser callados con dinero. Este dinero proviene de mi bolsillo, pero es distribuido por hombres a mi servicio; ( ... ) es la ¨²nica manera de que un asunto de esta envergadura pueda realizarse".
En otra carta de fecha 10 de octubre del mismo a?o, tambien referida a Sacramenia, dice lo que sigue: "Los problemas han sido interminables; varias veces durante el verano el proyecto fue denunciado al Ministerio de Bellas Artes, pero con mi influencia consegu¨ª acallar a la Prensa y el trabajo pudo seguir adelante. ( .. ) Entonces ejerc¨ª toda m¨ª influencia personal directamente con el ministro de Bellas Artes y obtuve permiso para mover todas las piedras ya embaladas".
Es posible que Byne magnificara los hechos para conseguir una mayor recompensa de Hearst por su trabajo, pero las cosas no debieron ser de forma muy diferente.
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