Apertura de los jesuitas ante el nuevo rumbo de la URSS

"La Uni¨®n Sovi¨¦tica es un pa¨ªs, en el que est¨¢ prohibida la propaganda religiosa, pero no es exacto considerarlo un pa¨ªs ateo". Son palabras del jesuita alem¨¢n Bernd Groth, profesor de la universidad Gregoriana de Roma y delegado del general de la compa?¨ªa para dirigir la comisi¨®n especial para los asuntos religiosos de la URSS. En una entrevista concedida a la agencia italiana Asca, la primera concedida por Groth en los dos a?os de actividad de la comisi¨®n, se advierte una evidente apertura de la Compa?¨ªa de Jes¨²s ante el nuevo rumbo impulsado por Mijail Gorbachov en la URSS.Dicha comisi¨®n, presidida por Groth, est¨¢ formada por un equipo de 40 jesuitas de varios pa¨ªses, vinculados a instituciones como el Centro de Estudios Marxistas de la Pontificia Universidad Gregoriana, el Russicum, el Centro de Estudios Rusos de Meudon-Par¨ªs y a algunas parroquias de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), Brasil y Canad¨¢.

Afirma Groth que el nuevo l¨ªder sovi¨¦tico es un personaje din¨¢mico que busca verdaderamente mejorar la situaci¨®n econ¨®mica de su pa¨ªs y modificar las estructuras pol¨ªticas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.

Groth asegura tambi¨¦n que hay que acabar con la idea de que, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el problema central es el religioso. Por eso considera que ser¨ªa importante que Gorbachov llevase a la pr¨¢ctica la separaci¨®n entre Iglesia y Estado ya prevista por la Constituci¨®n sovi¨¦tica.

En cuanto a la cuesti¨®n religiosa, Groth niega que la Uni¨®n Sovi¨¦tica pueda considerarse un pa¨ªs ateo. "Es verdad", explica el jesuita, "que all¨ª existe a¨²n la propaganda antirreligiosa y que de alg¨²n modo los cristianos son discriminados en la vida p¨²blica". Pero a?ade que una discrimaci¨®n similar ocurr¨ªa en Occidente cuando se conced¨ªan ¨²nicamente a los cristianos todos los derechos.

Sobre la cuesti¨®n de si el Papa ir¨¢ a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el jesuita considera que la celebraci¨®n, el pr¨®ximo a?o, del primer milenio cristiano en Rusia podr¨ªa ser un momento importante para intensificar el di¨¢logo entre El Vaticano y Mosc¨², pero da a entender que no ser¨ªa posible ni justo que Juan Pablo II fuese s¨®lo a dialogar con los ortodoxos sin poder visitar a los cat¨®licos de aquel pa¨ªs.