Miembros de las confesiones abrah¨¢micas proclaman en C¨®rdoba la libertad religiosa
La proclamaci¨®n de la libertad religiosa traducida en su ense?anza en los centros educativos, la supresi¨®n del derecho al veto por parte de los pa¨ªses ricos en las Naciones Unidas y una llamada a la comprensi¨®n con la deuda externa de los pa¨ªses del Tercer Mundo son las m¨¢s significativas conclusiones del Encuentro Abrah¨¢mico Internacional, que ayer se clausur¨® en C¨®rdoba. En este coloquio han participado 16 musulmanes, igual n¨²mero de cristianos y cuatro jud¨ªos, tres de ellos con comunicaciones enviadas previamente, y s¨®lo uno, Emile Moatti, rabino de la comunidad de Par¨ªs, con su presencia.
En palabras del profesor de la Universidad Complutense de Madrid Juan Ignacio S¨¢enz D¨ªez, coordinador del encuentro, ¨¦ste ha respondido a lo que se pretend¨ªa, "que hubiera una perspectiva de creyentes no reducidos al punto de visto religioso o teol¨®gico, sino tratando de aportar soluciones al mundo en el que tenemos que vivir".Partiendo de un an¨¢lisis del mundo actual, "amenazado por un suicidio planetario", los participantes del encuentro han atacado duramente el positivismo, "que ha hecho de la ciencia y de la t¨¦cnica fines en s¨ª mismos", y el individualismo, "que rechaza la existencia de valores absolutos, transforma la sociedad en una jungla e instaura el reino del miedo y el equilibrio del temor".
Los participantes en el coloquio de C¨®rdoba -cient¨ªficos, te¨®logos y l¨ªderes religiosos- estiman que los principios abrah¨¢micos de trascendencia y de la escucha de Dios implican el respeto de los valores ¨¦ticos y del sentido de comunidad.
As¨ª, han hecho un llamamiento a la reflexi¨®n sobre tres hechos fundamentales del siglo. Para ellos, la guerra no ha acabado en 1945, ya que, seg¨²n indican, desde esa fecha, 40 millones de seres humanos han muerto en conflictos que tienen lugar en el Tercer Mundo, por medio de las armas facilitadas, la mayor¨ªa de las veces, por las grandes potencias.
Asimismo han resaltado el hecho de que 80 millones de seres mueren de hambre cada a?o, mientras que en los pa¨ªses occidentales no se consigue dar salida a la producci¨®n agr¨ªcola. Y en tercer lugar, piensan que la deuda exterior del Tercer Mundo produce la asfixia de esos pa¨ªses.
Los participantes en el encuentro de C¨®rdoba, que han constituido un comit¨¦ permanente de coordinaci¨®n y acci¨®n y que consideran la organizaci¨®n de futuros coloquios similares, hacen un llamamiento para que se restauren las instituciones internacionales dentro de la solidaridad e igualdad entre las naciones. Esto implicar¨ªa que en la Naciones Unidas se suprimiera el derecho al veto de los grandes, vestigio del colonialismo, seg¨²n propuesta del ex arzobispo de Recife (Brasil) Helder C¨¢mara.
La condena de la violencia y el terrorismo ha significado una matizaci¨®n importante. Para ellos, la violencia fundamental de nuestro tiempo es la institucional que se comete con los humillados y oprimidos. En este sentido, consideran que la lucha de liberaci¨®n contra las secuelas del imperialismo es revolucionaria, mientras que afirman que la que se ejerce contra estos grupos minoritarios es una represi¨®n. Por eso anotan en sus conclusiones que es una hipocres¨ªa condenar s¨®lo el terrorismo de los peque?os grupos guerrilleros.
Tambi¨¦n han hecho una reflexi¨®n sobre "la situaci¨®n insoportable" de los refugiados, de los prisioneros pol¨ªticos y de los rehenes en el mundo exterior, al tiempo que piden un respeto al derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos y a practicar su propia creencia religiosa.
Por su parte, el alcalde de C¨®rdoba, el comunista Herminio Trigo, cuya corporaci¨®n municipal ha participado en la organizaci¨®n del encuentro junto al fil¨®sofo franc¨¦s Roger Garaudy, justifica esta celebraci¨®n propiciada por un Ayuntamiento comunista como un ejemplo de que esta ideolog¨ªa no es sectaria. Igualmente indica que esto ha significado una proyecci¨®n para la paz en el futuro de la ciudad, basada en la recuperaci¨®n de su pasado espIendor hist¨®rico.
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