Quiebra de la "contra"

LA POL?TICA de EE UU en Centroam¨¦rica ha sufrido en los ¨²ltimos meses reiterados reveses. El m¨¢s serio ha sido la disgregaci¨®n pol¨ªtica de la contra, que se a?ade a su fracaso en el plano militar y su manifiesta incapacidad para implantarse en Nicaragua. Las ilegalidades de la Casa Blanca para asegurar la financiaci¨®n de la contra es uno de los puntos claves en el esc¨¢ndalo que padece Washington y cuyas proporciones crecen d¨ªa a d¨ªa. A la vez, la contra se est¨¢ desmoronando a causa de sus conflictos: Arturo Cruz, el ¨²nico de sus dirigentes con cierta personalidad democr¨¢tica, dimiti¨® tras ser insultado durante una visita que hizo a los campamentos de presuntos "luchadores por la libertad".La sustituci¨®n de Calero por Chamorro, para intentar evitar la ruptura entre los diversos grupos antisandinistas, no resuelve la contradicci¨®n radical entre unos grupos armados mandados por antiguos oficiales somocistas -cuya presencia en Honduras crea problemas graves a ese pa¨ªs- y la imagen democr¨¢t¨ªca que la contra quisiera ofrecer ante la opini¨®n internacional. Aunque el Departamento de Estado se esfuerce por recomponer una nueva direcci¨®n de la contra, hoy nadie duda de que es una creaci¨®n artificial de EE UU.

Estos hechos tienen repercusiones en el plano diplom¨¢tico y han sido un factor determinante del rev¨¦s que ha sufrido el llamado plan Arias en la reuni¨®n que acaban de celebrar los presidentes de Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador a iniciativa del primero. El resultado m¨¢s notable de esta reuni¨®n es que los cuatro presidentes han reconocido p¨²blicamente que es imposible elaborar un plan de paz para Centroam¨¦rica en ausencia de Nicaragua. Por ello han decidido reunirse de nuevo dentro de tres meses en Esquipulas (Guatemala), pero esta vez convocando al Gobierno de Managua. Esta decisi¨®n significa el abandono de lo que era el prop¨®sito inicial de la reuni¨®n de San Jos¨¦. Porque EEUU quer¨ªa lanzar un nuevo plan para Am¨¦rica Central, que pudiese sustituir al de Contadora, con el objetivo central de excluir a los sandinistas de las reuniones. O, m¨¢s exactamente, de condicionar su retorno a la mesa de las negociaciones a una dernocratiz aci¨®n previa de sus estructuras y al inicio de conversaciones entre el Gobierno de Managua y los jefes de la contra. La diplomacia norteamericana contaba con este plan, al que ¨®scar Arias prest¨® su nombre con excesivo optimismo.

En la situaci¨®n que crea la disgregaci¨®n de la contra, pedir a Managua que negocie con sus l¨ªderes resulta casi una broma; ni siquiera el Departamento de Estado podr¨ªa decir hoy qui¨¦nes son los dirigentes de la contra. Este escollo oblig¨® a los reunidos en San Jos¨¦ a cambiar el sentido inicial del plan Arias. Pero existen causas m¨¢s profundas para este viraje que se ha producido en la actitud de los presidentes centroamericanos: la tendencia a distanciarse de Washington, que ha marcado fuertemente la pol¨ªtica de Am¨¦rica Latina en los ¨²ltimos a?os, va englobando a los pa¨ªses de Am¨¦rica Central, a pesar de que la subordinaci¨®n financiera y militar de ¨¦stos es mayor.

En la reuni¨®n de San Jos¨¦ ha prevalecido la posic¨ª¨®n del presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo. Y a ¨¦ste corresponde una labor delicada para lograr que Nicaragua asista a la pr¨®xima reuni¨®n de Esquipulas y para que la nueva fase del plan Arias permita avanzar hacia la paz y seguridad de Centroam¨¦rica.