"Me consta que el alcalde est¨¢ detr¨¢s", afirma uno de los implicados en el secuestro del concejal de Palencia

Gonzalo Castro, detenido por su relaci¨®n en el secuestro del concejal ex aliancista de Palencia Rafael Becerril, implic¨® ayer al alcalde de la ciudad, Francisco Jambrina, en el secuestro. "Me consta que detr¨¢s de esto est¨¢ el alcalde", dijo textualmente Castro, recluido en la prisi¨®n de Palencia tras haberse confesado autor del pago de 400.000 pesetas a Carlos Valderr¨¢banos para secuestrar a Becerril. El joven a?adi¨®: "Me han abandonado. Todo el mundo que est¨¢ metido en este tema [el secuestro] me ha vuelto las espaldas". Sin embargo, Castro siente un profundo alivio por haber contado todo lo que sab¨ªa. "Me he quedado m¨¢s a gusto que si hubiera parido", afirm¨®.

"Llevaba una tensi¨®n desde la fecha en que ocurri¨® aquello hasta que declar¨¦. Es como una cosa que llevaba dentro y no me dejaba vivir tranquilo", dijo Castro, quien se mostr¨® convencido de que "ahora no me habr¨ªa ocurrido. Mi participaci¨®n ha sido ingenua y altruista".Gonzalo Castro es el segundo hijo de una familia de cinco hermanos. Tiene 22 a?os y trabajaba, hasta su detenci¨®n, en el Patronato Municipal de Deportes, con un sueldo de unas 50.000 pesetas mensuales. Adem¨¢s, es propietario, junto con un amigo, de un bar en la capital, negocio en el que invirti¨® dos millones de pesetas mediante un cr¨¦dito que est¨¢ devolviendo con las ganancias que saca.

El joven ha declarado ante la polic¨ªa que por encargo del teniente de alcalde de Palencia, Enrique Alonso, al que le une gran amistad, dio a Carlos Valderr¨¢banos 400.000 pesetas para llevar a cabo el secuestro del concejal Rafael Becerril, con el objetivo de que abandonara el Ayuntamiento.

En declaraciones a este peri¨®dico, realizadas ayer edel interior de la prisi¨®n, Castro, que no tiene antecedentes policiales, se?al¨® que "lo peor de todo es la incertidumbre, el no saber ni hasta cu¨¢ndo vas a estar aqu¨ª ni qu¨¦ va a ocurrir".

Motivos ideol¨®gicos

Muy bien peinado y vestido con un pantal¨®n claro y jersei en tonos verdes y rojizos, el detenido a?adi¨® que los motivos que le llevaron a participar en el secuestro fueron ideol¨®gicos y de amistad y que no hubo ninguna motivaci¨®n econ¨®mica. "A m¨ª, ni se me propuso dinero ni un puesto de trabajo ni ninguna gratificaci¨®n. Ni se me propuso ni estaba en mi ¨¢nimo solicitarlo. Es m¨¢s, si se me hubiera propuesto lo hubiera rechazado de plano", dijo Castro, quien se mostr¨® reacio a hablar sobre la procedencia del dinero. Sin embargo, afirm¨®: "Yo s¨¦ de d¨®nde ha salido el dinero y espero poder demostrarlo".El joven asume con plena naturalidad su culpabilidad en el asunto, aunque no est¨¢ dispuesto a aceptar que ha sido el inductor y se muestra esperanzado en que se aclare todo. "La justicia es la justicia, y el que hace una cosa tiene que pagar por ello y la verdad se tiene que aclarar".

Gonzalo Castro mostr¨® su arrepentimiento por el papel que jug¨® en el secuestro y reiter¨® en numerosas ocasiones: "Hoy no lo hubiera hecho". Sobre la persona objeto del secuestro, Rafael Becerril, concejal que abandon¨® el Grupo Popular en mayo de 1984, Gonzalo Castro afirm¨® que no estaba de acuerdo con su actitud en el Ayuntamiento. "Esa persona ten¨ªa paralizada la actividad municipal y, en consecuencia, a toda la ciudad", dijo Gonzalo, que se?al¨® que "tampoco se le ha hecho tanto da?o".

Sin embargo, Castro a?adi¨®: "Yo estoy arrepentido por la situaci¨®n, porque al fin y al cabo tampoco me iba nada en uu hecho del que lo ¨²nico que he sacado han sido problemas y complicaciones, y que, en el fondo, tampoco ten¨ªa un inter¨¦s especial en que eso ocurriera". "Qu¨¦ quieres que te diga", espeta el joven, "estoy arrepentido por mi participaci¨®n tan ingenua y altruista".

Quiz¨¢ Gonzalo pueda perdonar muchas cosas, pero se siente profundamente dolido por el abandono de sus amigos, entre los que se encontraban, dijo, Enrique Alonso y el alcalde, Francisco Jambrina.

Su relaci¨®n con Enrique Alonso a lo largo del tiempo transcurrido desde el secuestro ha sido normal, en palabras del joven, que dijo que si alguna vez hablaban del tema era porque lo suscitaba ¨¦l. "Enrique estaba tranquilo".

Castro se mostr¨® consciente de que Enrique Alonso se juega su futuro pol¨ªfico en este asunto. "Lo siento mucho, pero yo puse en una balanza su futuro pol¨ªtico y mi vida personal, y la balanza hizo as¨ª y se inclin¨® para aqu¨ª", dijo Gonzalo, escenificando con las manos el juego de palabras. El joven afirma a modo de exculpaci¨®n: "Enrique Alonso est¨¢ siendo utilizado como lo he sido yo. Yo creo que a Enrique le est¨¢n haciendo lo mismo que han hecho conmigo".

Gonzalo Castro narr¨® con perturbaci¨®n la visita que el alcalde realiz¨® en la c¨¢rcel a Enrique Alonso. "Por m¨ª ni pregunt¨®. No quiere que por asociaci¨®n se le relacione conmigo", manifest¨® de manera dolida Gonzalo.

Su vida en la c¨¢rcel discurre tranquila, aunque ha aumentado enormemente el n¨²mero de cigarrillos que fuma al d¨ªa. Sus padres y sus hermanos le han mostrado todo su apoyo.

En la prisi¨®n convive con Carlos Valderr¨¢banos, con el que al principio tuvo alg¨²n problema ya solventado. "Es m¨¢s, est¨¢ dispuesto a declarar m¨¢s cosas, a declarar que ¨¦l sab¨ªa para qui¨¦n era el dinero y que sab¨ªa que no era para m¨ª".

Tranquilo y sonriente, Gonzalo Castro se?al¨® que puede contar m¨¢s cosas que se las guarda para el juicio, y se despide de los periodistas con envid¨ªa. "No s¨¦ cu¨¢ndo voy a salir. ?Verdad que no tengo cara de caco?", pregunta.