El populismo gana en Irlanda
LAS ELECCIONES del martes pasado han significado una derrota clara del partido gobernante, el Fine Gael, y la victoria, sin mayor¨ªa absoluta, de su rival de siempre, el Fianna Fail. La derrota del primer ministro irland¨¦s, Garret FitzGerald, se debe al desgaste sufrido por la terrible situaci¨®n econ¨®mica de Irlanda, con el ¨ªndice de paro m¨¢s alto de la Comunidad Europea (CE) despu¨¦s de Espa?a y una deuda exterior que se ha duplicado en los ¨²ltimos cuatro a?os.En los temas econ¨®micos -decisivos en el resultado electoral-, FitzGerald ha defendido posiciones m¨¢s conservadoras que su rival, Charles Haughey, cuyo talante populista es electoralmente rentable. En cualquier caso, al analizar las elecciones irlandesas hace falta recordar que la vida pol¨ªtica transcurre en ese pa¨ªs por cauces que no son homologables con los de otros pa¨ªses de la CE. Los dos partidos principales, el Fianna Fail (Soldados del Destino) y el Fine Gael (Clan de los Gaels), no reflejan la oposici¨®n cl¨¢sica entre la izquierda y la derecha, ya que ambos son de centro-derecha. Lo que expresan -y el sabor rom¨¢ntico de sus nombres es significativo- es el peso y la tradici¨®n del nacionalismo irland¨¦s y su divisi¨®n en el momento en que obtuvo la plena autonom¨ªa interna en 1921. Al imponer el Reino Unido la partici¨®n de la isla y quedarse con el Ulster surgi¨®, de un lado, el Fine Gael, que acept¨® esa partici¨®n, y de otro, el Fianna Fail, m¨¢s intransigente, que la rechaz¨® en una primera etapa. Esa divisi¨®n hist¨®rica ha perdido su raz¨®n de ser, y hoy el enfrentamiento gira en tomo a otras cuestiones y en torno a la personalidad de sus l¨ªderes.
A pesar de que existen dudas sobre algunos esca?os, es seguro que el pr¨®ximo primer ministro ser¨¢ Charles Haughey, l¨ªder del Fianna Fail, cuya larga carrera pol¨ªtica est¨¢ salpicada de esc¨¢ndalos. En su programa ha prometido la recuperaci¨®n econ¨®mica, pero sin precisar qu¨¦ medidas adoptar¨¢. Ya en sus anteriores etapas de primer ministro dej¨® el recuerdo de un gobernante propenso a incrementar los gastos p¨²blicos y a respaldar su populismo verbal con inversiones estatales precipitadas. Con la crisis que atraviesa Irlanda, esta tendencia puede tener consecuencias negativas. Mientras FitzGerald ha hecho una pol¨ªtica netamente europe¨ªsta, Haughey representa un nacionalismo m¨¢s cerril, actitud inquietante en unos momentos en que la CE necesita avanzar, aplicando el Acta ?nica, hacia cotas superiores de supranacionalidad y unidad pol¨ªtica.
Estas elecciones han reflejado que el problema del Ulster ha dejado de levantar pasiones pol¨ªticas y patri¨®ticas. En el fondo, el acuerdo firmado en 1985 por los Gobiernos de Dubl¨ªn y Londres -que permite por primera vez a Irlanda cierta intervenci¨®n, aunque sea indirecta, en la Administraci¨®n del Ulster- ha obtenido un consenso amplio. El propio Haughey, muy cr¨ªtico al principio desde la oposici¨®n, adopt¨® luego una actitud m¨¢s moderada. Su triunfo no te ndr¨¢ efectos traum¨¢ticos, aunque se endurezcan las relaciones con el Reino Unido. El apoyo a la lucha armada en el Norte ha disminuido sustancialmente, y una prueba de ello es que el Sinn Fein, el brazo pol¨ªtico de los provisionales del IRA, que por primera vez presentaba candidatos, no ha obtenido ning¨²n diputado.
La sorpresa de estas elecciones ha sido el ¨¦xito de un partido escindido del Fianna Fail, los dem¨®cratas progresistas. Con apenas un a?o de vida, ¨¦stos se han convertido en el tercer partido, con un programa renovador, si bien dentro del amplio espacio del nacionalismo irland¨¦s. Este ¨¦xito expresa el cansancio de muchos electores ante la sempiterna rivalidad entre Haughey y FitzGerald, su deseo de nuevas pol¨ªticas y nuevos conductores. Es un fen¨®meno que, de forma diversa, se ha manifestado en las ¨²ltimas elecciones de numerosos pa¨ªses europeos.
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