La fiesta de Los Lobos

Hab¨ªa expectaci¨®n por escuchar el concierto de Los Lobos El quinteto formado en Los ?ngeles (Estados Unidos) hace 13 a?os ha conseguido la popularidad desde que, en 1983, grabaron su primer disco. En s¨®lo cuatro a?os y con tres elep¨¦s editados, han despertado un inter¨¦s inusitado en todo el mundo, y Espa?a no ha sido una excepci¨®n.Los Lobos representan fielmente un estilo que en los Estados del suroeste de norteam¨¦rica ha sido patrimonio de minor¨ªas y hoy eclosiona: el de los mexicano-americanos, mestizaje de culturas y diversos tipos de m¨²sicas. Son la encrucijada en la que se cruzan las rancheras y los corridos mexicanos, el country and western y el rock and roll.

Y Los Lobos encarnan como nadie esta uni¨®n de estilos, porque tras haberlos conocido, asimilado, y madurado, los han dado a conocer mayoritariamente, apoyados por la oportuna concesi¨®n de un premio Grammy en 1984 a una de sus canciones m¨¢s significativas: Anselma, t¨ªpica mexicana de Guadalupe Trigo.

Pero toda esta teor¨ªa se convertir¨ªa en papel mojado si la calidad en directo de Los Lobos no respondiese a lo esperado. Y Los Lobos en Madrid dieron algo m¨¢s que un concierto. Celebraron una fiesta en la que todos, ellos y el p¨²blico que abarrot¨® la sala Astoria, acabaron agotados. Interpretan su m¨²sica de forma impecable, adivin¨¢ndose muchos a?os de trabajo duro y oscuro; muchos callos de animar. bodas, cumplea?os y festejos.

Buena compenetraci¨®n

Y a la hora de recoger, no perdonan. Perfectos en las voces con David Hidalgo y C¨¦sar Rosas como protagonistas y el t¨¢ndem Conrad Lozano-Louie P¨¦rez en los coros. Como instrumentistas, la posibilidad que el directo ofrece para enriquecer lo conocido ¨²nicamente a trav¨¦s de los discos tampoco la desaprovecharon.

Los dos guitarristas, David Hidalgo y C¨¦sar Rosas, se compenetran muy bien y mostraron un perfecto y profundo conocimiento del blues y rock and roll, apoyados por una base r¨ªtmica bastante elemental y poco t¨¦cnica, pero aut¨¦ntica, precisa y ajustada. El saxofonista Steve Berlin proporciona el toque de color necesario para enriquecer el sonido con un estilo duro y ¨¢spero. Tambi¨¦n acertaron en el reparto de papeles. David Hidalgo; excelente multiinstrumentista y especialmente brillante con el acorde¨®n, protagoniz¨® la primera parte del concierto y anim¨® unas rancheras masivamente coreadas.

C¨¦sar Rosas, el cantante y guitarrista, se encarg¨® de sostener al final algo que muy pocos pueden permitirse: m¨¢s de dos horas de concierto con el p¨²blico totalmente entregado. A pesar de no inventar nada. Simplemente por mostrarse tal como son.