Dos m¨¦dicos, procesados por imprudencia temeraria en la muerte de una paciente
Jes¨²s Fern¨¢ndez Entralgo, juez de instrucci¨®n n¨²mero 9 de Madrid, ha procesado a los m¨¦dicos Gustavo Alonso Carro, de 51 a?os, y Pedro Jos¨¦ Crespo Velasco, de 30, como autores de un presunto delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte. En julio de 1984, Alonso y Crespo intervinieron de una hernia de disco a Guadalupe S¨¢nchez, de 68 a?os, quien a los dos meses fallec¨ªa de una meningitis producida por una pseudomona, bacteria hospitalaria introducida accidentalmente durante la operaci¨®n. Seg¨²n el juez, los m¨¦dicos no hicieron las comprobaciones elementales para diagnosticar la meningitis.
El auto ha fijado para los dos m¨¦dicos una fianza de 10 millones de pesetas para hacer frente a las responsabilidades pecuniarias que pudieran declararse. La compa?¨ªa aseguradora Adeslas, a la que estaba suscrita la v¨ªctima y para la que trabajaba Alonso Carro, ha sido declarada responsable civil subsidiaria.Guadalupe S¨¢nchez fue intervenida el 10 de julio de 1984 de una hernia de disco en la cl¨ªnica Ruber de Madrid. El cirujano que realiz¨® la operaci¨®n fue Alonso Carro, que por entonces era jefe del servicio de cirug¨ªa, ortopedia y traumatolog¨ªa del Hospital del Ni?o Jes¨²s, adem¨¢s de trabajar como traumat¨®logo para las compa?¨ªas de seguros de asistencia sanitaria Adeslas, Asisa y Sanitas. En la actualidad es jefe del servicio de traumatolog¨ªa de la residencia sanitaria La Paz. Crespo, sobrino de Carro, actu¨® como ayudante.
Despu¨¦s de la operaci¨®n, Guadalupe mostraba s¨ªntomas de fiebre, que Crespo asoci¨® a un proceso bronconeum¨®nico. A los cuatro d¨ªas de la intervenci¨®n, la enferma ten¨ªa fiebre alta, deliraba y padec¨ªa estados de excitaci¨®n y de depresi¨®n. Ante su gravedad, el personal auxiliar intent¨® sin ¨¦xito localizar a Alonso Carro o a Crespo.
El m¨¦dico de guardia atendi¨® a la enferma y apunt¨® la posibilidad de meningitis. Crespo que la visit¨® poco despu¨¦s no modific¨® el tratamiento, pues opin¨® que no hab¨ªa s¨ªntomas de meningitis.
Alonso Carro y Crespo estuvieron en el centro al quinto d¨ªa, pero decidieron posponer las pruebas para detectar la posible meningitis. Al sexto d¨ªa, el encargado de la unidad de cuidados intensivos encontr¨® a la enferma muy grave y con s¨ªntomas de meningitis. Este m¨¦dico recomend¨® a Alonso Carro que derivara la paciente a otro doctor especialista que, tras los an¨¢lisis correspondientes, prescribi¨® el tratamiento adecuado. La paciente mejor¨®, pero un rebrote de la enfermedad caus¨® su muerte el 24 de septiembre de 1984.
En el auto de procesamiento, producido m¨¢s de dos a?os despu¨¦s de ocurridos los hechos, el juez precisa que si el resultado de muerte hubiera sido intencionado hubiera constituido delito de homicidio. De las actuaciones practicadas -a?ade el juez- se llega a la conclusi¨®n de que los s¨ªntomas de la meningitis eran ya perceptibles cuando la paciente se encontraba bajo la atenci¨®n de los doctores Alonso y Crespo, quienes deb¨ªan haber efectuado una punci¨®n lumbar y extracci¨®n y an¨¢lisis de l¨ªquido cefaloraqu¨ªdeo. Pero no lo hicieron, a?ade el magistrado, "revelando una despreocupaci¨®n que s¨®lo puede ser valorada como negligencia grave o temeraria".
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