Los albaneses hacen gala de un mayor pragmatismo
Nada ha cambiado en el estalinista Partido Alban¨¦s del Trabajo desde el fallecimiento de Enver Hoxha, hace dos a?os, y su sustituci¨®n por Ramiz Alia, a juzgar por la poes¨ªa recientemente publicada en el diario alban¨¦s en lengua griega To Laiko Vima: "Nuestro partido nos gu¨ªa. / Con Ramiz al frente, / vamos de la mano / por los senderos de Enver". Pero a quien vuelve a este pa¨ªs tras la desaparici¨®n del hombre que mand¨® en ¨¦l inapelablemente durante cuatro decenios se le antoja encontrar un clima de desahogo. Como si los albaneses hubieran descubierto con asombro que su planetilla adri¨¢tico no dej¨® de girar tras el lento apagarse de quien todav¨ªa tiene sus fotos en escuelas y fruter¨ªas, autobuses y hoteles.
Cuando muri¨®, Enver Floxha era cuatro a?os m¨¢s viejo que Albania -pa¨ªs de superficie algo menor que la de Catalu?a (28.000 kil¨®metros cuadrados), de tres millones de habitantes-. Hoxha naci¨® en 1912.El pueblo m¨¢s- antiguo de los Balcanes, junto con el griego, hab¨ªa carecido hasta entonces de otro protagonismo pol¨ªtico que no fuera el de proporcionarle a menudo ¨¦lites al imperio otomano.
Poca fortuna conoci¨® el intento. del l¨ªder medieval Skenderbeu o Skanderberg (siglo XV) de fundar un Estado alban¨¦s con la ayuda de los reyes de Arag¨®n. Albanesa ser¨ªa la dinast¨ªa del rey Faruk de Egipto.
No le fue dif¨ªcil a Enver Hoxha echar ra¨ªces en un pueblo sediento de independencia, que desde 1912 hasta 1945 fue presa codiciada de griegos, yugoslavose italianos. Los albaneses supieron encauzar la euforia revolucionaria de los partisanos yugoslavos para, construir el primer ferrocarril, pero en 1948 rompieron con el gigante sureslavo e iniciaron una alianza eterna con la URSS. ?sta concluir¨ªa en 1960 con una ruptura de relaciones y el cierre de la ¨²nica base sovi¨¦tica de submarinos en el Mediterr¨¢neo.
Para no depender de mortal, Hoxha situ¨® su norte leninista en un muerto, Stalin. Tras su salida del Pacto de Varsovia, en 1968, Albania se declaraba ¨²nico pa¨ªs socialista del mundo. La alianza de intereses con China concluy¨® en 1978 con la condena de Mao y sus sucesores.
Fin de una etapa
La desaparici¨®n de Enver Hoxha supone el fin de la etapa mesi¨¢nica y anuncia el comienzo de una era de mayor cordura pragm¨¢tica, a cargo de un l¨ªder estalinista que no ha renunciado en dos a?os a ninguno de los postulados del anterior.
Ramiz Alia pone buen cuidado en no irritar con bandazos traum¨¢ticos a ninguna de las bander¨ªas enquistadas. Esos eran lujos reservados al poder y el carisma de Enver.
En 1981, Hoxha depuso a su hombre de confianza de cuatro decenios, Mehmed Shehu, primer ministro y jefe verdadero de los servicios de seguridad, bien implantado en el Ej¨¦rcito a trav¨¦s de su pariente Kadri Hazbiu, ministro de Defensa entonces. No le jubil¨®, como suele hacerse, Sino que anuncio su suicidio tras acusarle de triple esp¨ªa, al servicio de la CIA, el KGB y la UDB yugoslava.
Para empezar a sentirse seguro, Alia ha metido en el bur¨® pol¨ªtico al ministro de Defensa, Prokop Murra, decidido azote de toda superviviencia de Shehu y Hazbiu. Hekuran Isai, ministro del Interior, acaba de ascender a la vicepresidencia del Gobierno. El jefe de Estado Mayor, Kico Mustaqi, es candidato al bur¨® pol¨ªtico. Nexmija, viuda de Enver Hoxha, preside la organizaci¨®n d e masas el Frente Patri¨®tico. Sus frecuentes intervenciones p¨²blicas junto a Ramiz Alia invisten a ¨¦ste de la legitimidad de Enver, ante cuyo f¨¦retro jur¨®: "Albania ser¨¢ siempre roja, como t¨² la quisiste".
Per dentro del rojo caben muchos matices, y el estalinismo admite, serios retoques. "No son pocos quienes no marchan al comp¨¢s de la sociedad, los que se aferran a las reminiscencias del pasado", declar¨® Alia en noviembre ante los delegados al noveno congreso del partido, confortablemente sentados en butacas de fabricaci¨®n espa?ola.
A los servicios de seguridad, la poderosa Sigurimi, les dijo que ?ya se han superado las consecuencias de la actividad hostil de Mehmed Shehu", advirtiendo que "es necesario que estos ¨®rganos afronten todav¨ªa mejor las tareas que se les ha encomendado".
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