Mu?ecas rusas
Aunque rodada en Barcelona y producida por una empresa catalana, Angustia es una pel¨ªcula cuya ¨²nica patria es el pa¨ªs del cine, espacio oscuro dominado por las sombras y en el que la imaginaci¨®n se mezcla con el deseo, y la hipnosis, con la lucidez voluntariamente suspendida, En Angustia se dan de la mano las calles de Los ?ngeles -recreadas en la Zona Franca barcelonesa- con las casas de Gaud¨ª, la sede de una compa?¨ªa el¨¦ctrica con un impensable destino m¨¦dico, las ficciones de serie B norteamericana con los cines checoslovacos, hasta formar un mundo coherente que integra desde los terrores infantiles hasta la logomaquia lacaniana sobre la pulsi¨®n esc¨®pica.Porque tambi¨¦n trata de eso la pel¨ªcula de Bigas Luna, que no en vano se gan¨® la fama con Bilbao, historia de un hombre que posee con la mirada, que canibaliza los cuerpos con sus ojos. En Angustia se nos propone algo as¨ª como la venganza del objeto del voyeur, que se rebela neg¨¢ndose a continuar arreglando los ojos de quienes le miran impunemente, como si ¨¦l no existiera, como si s¨®lo fuera una sombra en una pantalla. De pronto resulta que ¨¦l no estaba de acuerdo con su papel exhibicionista y ahora Bigas Luna le ofrece la oportunidad de salir de la ficci¨®n e inmiscuirse entre el p¨²blico.
Angustia
Director: Bigas Luna. Int¨¦rpretes: Zelda Rubinstein, Michael Lemer, ?ngel Jov¨¦, Clara Pastor, IsabelGarc¨ªa Lorca. Gui¨®n: Bigas Luna. Fotograf¨ªa: Josep Civit. M¨²sica: Jos¨¦ Manuel Pag¨¢n. Direcci¨®n art¨ªstica: Felipe de Paco. Vestuario: Consol Tura. Montaje: Ernest Blasi. Espa?ola, 1986. Estreno en Madrid en cines Real Cinema y La Vaguada 2.
Angustia es una muy h¨¢bil construcci¨®n que juega con el truco de las mu?ecas rusas. Dentro de cada cuento hay otro cuento y el primero, protagonizado por un hijo traumatizado con madre enana, contiene el de otro criminal traumatizado que tambi¨¦n reclama a su mam¨¢ mientras mata espectadores incautos. Y no finaliza aqu¨ª la cosa, este cruce entre La ventana indiscreta y Targets, sino que acaba permiti¨¦ndose el lujo de un doble final, uno que niega que la tranquilidad vaya a reinar a partir del momento en que se apague el proyector y el otro que devuelve -hace expl¨ªcita- a la pantalla su condici¨®n de espejo primario. Y la construcci¨®n es h¨¢bil porque dosifica bien sus sorpresas y las posibilidades de identificaci¨®n del espectador.
Es m¨¢s, Bigas Luna consigue disimular ciertas deficiencias atribuy¨¦ndoselas a otro. As¨ª, cuando uno empieza a irritarse ante una ficci¨®n que no supera lo ofrecido por las imitaciones italianas de Psicosis, la c¨¢mara retrocede y nos sit¨²a en la platea de un cine de Los ?ngeles, entre unos cr¨¦dulos consumidores de asesinatos. Y el procedimiento es el mismo cuando la relaci¨®n entre espect¨¢culo y espectador est¨¢ ya a punto de agotarse, ya que es entonces cuando, estereofon¨ªa y dolby ayudando, Bigas envuelve al p¨²blico con ese Jov¨¦ que es el doble americano de Lerner.
Aunque sea l¨ªcito creer que Bigas Luna siempre ha solventado las situaciones buscando la l¨ªnea de menor resistencia el acelerado montaje con que se resuelve el drama es un buen ejemplo de ello-, no por eso Angustia deja de ser un producto altamente satisfactorio, que logra sus objetivos y testimonia un nivel t¨¦cnico m¨¢s que estimable. El camuflaje para americanizar la cinta es excelente, los trabajos del director de fotograf¨ªa, del montador y del director art¨ªstico est¨¢n muy encima del presupuesto y la labor del propio Bigas es de una competencia industrial que le acerca al desideratum del modelo estadounidense elegido.
Babelia
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