Las ra¨ªces del problema
Los conflictos sanitarios, que no han hecho sino empezar en nuestro pa¨ªs, tienen motivos muy antiguos, que no se ha sabido o querido abordar hasta el presente. La aprobaci¨®n de la ley general de Sanidad en la pasada legislatura obliga a una remodelaci¨®n y unificaci¨®n de todo el dispositivo sanitario p¨²blico, que no puede darse sin abrir numerosos focos de problemas que llevan largo tiempo aplazados.Cuestiones como la unificaci¨®n de la red sanitaria y la creaci¨®n de una red integrada de hospitales p¨²blicos, o la del traspaso a las diferentes autonom¨ªas de los distintos dispositivos asistenciales (Insalud, diputaciones, ayuntamientos, etc¨¦tera) traen impl¨ªcitos otros problemas, tales como el articular un ¨²nico sistema de relaciones laborales de todos los trabajadores del futuro sistema nacional de salud, y los mecanismos para adecuar el dispositivo sanitario y el personal a una ¨²nica red p¨²blica. En este sentido la discusi¨®n de un estatuto marco, que conforme la ley general de Sanidad, ser¨¢ de aplicaci¨®n a todos los trabaja dores del sector sanitario p¨²blico, es una pieza clave, tanto para la administraci¨®n sanitaria como para los propios trabajadores del sector.
En este marco, de adaptaci¨®n y de discusi¨®n, algunos fen¨®menos han a?adido motivos de preocupaci¨®n, entre los profesionales de la salud. Especialmente la adscripci¨®n de los especialistas de ambulatorio a los servicios hospitalarios, que, hecha con funciones mal definidas, ha planteado al menos tantos problemas como pretend¨ªa resolver, y ha sido vista como un intento de disminuir la plantilla de especialistas.
Restricci¨®n econ¨®mica
M¨¢s a¨²n, una pol¨ªtica de restricci¨®n econ¨®mica ha supuesto una disminuci¨®n sustancial en la capacidad de los hospitales de poner al d¨ªa su tecnolog¨ªa, e incluso se ha argumentado en la Administraci¨®n la existencia de un exceso de camas hospitalarias, que est¨¢ en flagrante contradicci¨®n con la situaci¨®n de otros pa¨ªses de la CE, con las recomendaciones de la OMS y con la realidad incontrastable de unos hospitales sobresaturados.
La actitud de los nuevos equipos directivos, empe?ados en meter con calzador esta pol¨ªtica, ha derivado en el autoritarismo, al no existir en los hospitales mecanismos reales de control. A la vez, los profesionales m¨¦dicos ve¨ªan disminuir su capacidad adquisitiva, lo que se un¨ªa al malestar ya provocado por otros fen¨®menos, como la disminuci¨®n de su papel social y la reubicaci¨®n que se est¨¢ produciendo dentro del propio sector sanitario (perdida de protagonismo del m¨¦dico hospitalario, frente al de atenci¨®n primaria), adem¨¢s de un avejentamiento homog¨¦neo de las plantillas hospitalarias y una falta absoluta de expectativas de promoci¨®n profesional.
El conflicto actual no ha hecho sino sacar a la luz todas las contradicciones de un sector ya de por s¨ª contradictorio. Y aunque es indudable que en ¨¦l hay un grupo que intenta defender intereses corporativos de manera primordial, no lo es menos que la pol¨ªtica de la Administraci¨®n ha conseguido un rechazo un¨¢nime de todos los sectores profesionales, y que, pr¨¢cticamente el ¨²nico aglutinante en este momento es el rechazo de esa pol¨ªtica.
Un factor decisivo es la ausencia de canales de representaci¨®n entre los profesionales m¨¦dicos. En primer lugar, porque los intereses del colectivo de los m¨¦dicos hospitales son muy diversos, y van desde quienes se oponen por motivos casi exclusivamente ideol¨®gicos a la Administraci¨®n actual, hasta quienes defienden la primac¨ªa del sector p¨²blico, pasando por un sector que desea s¨®lo unas condiciones de traba o aceptables y unos salarios similares a los de otros profesionales. Esta multiplicidad de intereses no ha sido comprendida por quienes han querido ver en la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial a un interlocutor privilegiado.
La ausencia de elecciones sindicales en el Insalud han producido otra distorsi¨®n m¨¢s, al convertir a la representaci¨®n sindical en una ficci¨®n dificilmente mantenible, y, al potenciar, que faltos de una representaci¨®n contratada, se busquen otras alternativas m¨¢s cercanas a la realidad. Ah¨ª se ha imbricado tambi¨¦n el contencioso que desde hace tiempo mantienen por la hegemon¨ªa en la representaci¨®n de los m¨¦dicos diversos sectores (OMC y otros colegios como el de Madrid, CESM y FESIME, etc¨¦tera).
En una situaci¨®n tan compleja, los ¨²ltimos proyectos de la Administraci¨®n han servido como un detonante. Dejando de lado el tema de los MIR, el proyecto de decreto sobre funcionamiento de los hospitales p¨²blico y el nuevo modelo retributivo del Insalud han conseguido el rechazo un¨¢nime. El primero, porque mantiene la estructura actual de los hospitales: un equipo directivo con plenos poderes y una ausencia de organismos con capacidad real de control, si bien, alg¨²n tema como el de las juntas facultativas y las comisiones de control de calidad se han mejorado sustancialmente. El segundo, porque es un texto de ambig¨¹edad y oscuridad notables, que tiene, entre otras virtudes, la de, trat¨¢ndose de un documento sobre retribuciones, no dar cifras concretas y permitir la interpretaci¨®h de que en realidad se propone una disminuci¨®n de los sueldos.
En esta situaci¨®n, la Federaci¨®n de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad P¨²blica piensa que es necesario realizar un esfuerzo serio de replanteamiento de la pol¨ªtica sanitaria, que permitiese una soluci¨®n a los conflictos planteados y que, en nuestra opini¨®n, deber¨ªa basarse en:.
1. Un incremento sustancial del presupuesto dedicado al sector sanitario p¨²blico hasta alcanzar los niveles de otros pa¨ªses europeos (8% del PIB), dedicando una parte importante de este presupuesto a la adecuaci¨®n de los hospitales p¨²blicos a las necesidades sociales.
2. La aceleraci¨®n de la reforma de la atenci¨®n primaria, pues una parte importante de los problemas hospitalarios (masificaci¨®n, listas de espera, etc¨¦tera) son el resultado de una deficiente asistencia a este nivel que produce una excesiva presi¨®n asistencial sobre los hospitales.
3. Una profunda democratizaci¨®n de los ¨®rganos de funcionamiento hospitalarios. Que vaya encaminada en tres sentidos:
- Ampliar la representaci¨®n del propio hospital en las comisiones de participaci¨®n, una buena f¨®rmula pod¨ªa ser: representantes de los trabajadores del hospital, de la Administraci¨®n y de los usuarios (ayuntamientos, etc¨¦tera), a tercias.
- Que dichas comisiones asuman funciones de control y participaci¨®n reales, con capacidad para aprobar los planes de objetivos, inversiones y presupuesto de los hospitales, y para proponer la sustituci¨®n de los equipos directivos si se desv¨ªan de los objetivos acordados.
- Potenciar los ¨®rganos de control de, calidad hospitalarios, asegurando su composici¨®n y funcionamiento democr¨¢ticos, as¨ª como la efectividad de sus actuaciones.
4. Un sistema retributivo que potencie la dedicaci¨®n hospitalaria y la calidad asistencial, docente e investigadora. Este sistema deber¨ªa de basarse en tres premisas fundamentales: aumento de las retribuciones, control democr¨¢tico y transparencia de los conceptos. Hay tres cuestiones que deber¨ªan tenerse en cuenta: la primera es que el nuevo modelo retributivo debe de contemplar .un incremento salarial para los profesionales m¨¦dicos, ya que, como se ha se?alado, su nivel retributivo es inferior al de otros profesionales del sector p¨²blico.
La segunda es que el sistema debe de procurar la dedicaci¨®n de los m¨¦dicos a los hospitales, en el convencimiento de que es preciso conseguir profesionales cuyo ¨²nico inter¨¦s sea la vida hospitalaria, para sacarlos de la situaci¨®n actual, y como una premisa, indispensable, de su rentabilidad social.
Calidad asistencial
Y la tercera es que los sistemas de incentivaci¨®n deben de basarse en criterios de calidad asistencial, y que s¨®lo en este sentido pueden tener raz¨®n de ser los complementos de productividad. Tampoco hay que desconocer que se trata de una evaluaci¨®n compleja, que precisa de una determinaci¨®n muy detallada de los mecanismos a emplear, as¨ª como del funcionamiento de las comisiones de control de calidad, resultando, adem¨¢s, inaceptable que su aplicaci¨®n quede a la discrecionalidad de los gestores.
Todos estos puntos podr¨ªan producir una normalizaci¨®n del sector, y a partir de ah¨ª es cuando habr¨ªa que discutir, una vez realizadas unas nuevas elecciones sindicales, un toma de tanta importancia como el futuro estatuto, a partir de propuestas rigurosas y argumentadas, que todav¨ªa no se han producido.
Es preciso que se abra de manera inmediata un proceso de di¨¢logo y negociaci¨®n de la Administraci¨®n sanitaria con todos los sectores implicados, para encontrarse tras una salida racional y justa a los problemas planteados, y evitar, a la vez, que se produzca una confluencia entre sectores con intereses y objetivos distintos, que tenga como resultado el deterioro irreversible de los hospitales p¨²blicos.
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