El 'puzzle' italiano
GIULIO ANDREOTTI, famoso por su capacidad para resolver las crisis m¨¢s embrolladas, ha tenido que renunciar al encargo que hab¨ªa recibido del presidente Francesco Cossiga de formar el nuevo Gobierno italiano. El segundo encargo, esta vez simplemente de sondear si una soluci¨®n es posible, a la presidenta del Congreso, la comunista Nilde Jotti, no puede servir sino para confirmar la imposibilidad de un acuerdo entre los diversos partidos. Italia, cuyo progreso econ¨®mico ha sido espectacular en los ¨²ltimos a?os, vive una de las situaciones pol¨ªticas m¨¢s complejas de su reciente historia. La causa visible de la imposibilidad en que se ha encontrado Andreotti de constituir un nuevo Gobierno del pentapartito (coalici¨®n de los partidos democristiano, socialista, socialdem¨®crata, republicano y liberal) ha sido la negativa de la Democracia Cristiana a que se celebren en junio los referendos sobre la justicia y la energ¨ªa nuclear. En particular, este ¨²ltimo, sobre el que todos los sondeos anuncian la victoria segura de las fuerzas de izquierda, defensoras de una opci¨®n antinuclear. La evoluci¨®n antinuclear del PSI, paralela a la del SPD alem¨¢n despu¨¦s de Chernobil, le ha distanciado de sus aliados de gobierno y, especialmente, de la Democracia Cristiana. Los verdes, los radicales y el partido comunista, una vez superadas serias diferencias en su direcci¨®n, han anunciado que votar¨¢n contra al desarrollo de la energ¨ªa nuclear.Pero detr¨¢s de la cuesti¨®n del refer¨¦ndum nuclear, el verdadero nudo de la crisis italiana es el enfrentamiento entre las estrategias de la Democracia Cristiana (DC) y de los socialistas y, m¨¢s espec¨ªficamente, de sus l¨ªderes respectivos, Craxi y De Mita. El Gobierno pentapartito abrigaba en su seno esa contradicci¨®n, m¨¢s o menos encubierta, sin hablar de la preocupaci¨®n de los otros partidos de defender cada uno su propio espacio.
De Mita necesitaba cierto tiempo, y por eso no le venia mal una etapa de gobierno presidido por Craxi para su tarea prioritaria de renovar el viejo aparato de la DC y asentar sobre bases m¨¢s modernas su hegemon¨ªa tradicional. Pero el objetivo de Craxi consiste precisamente en modificar las premisas en las que se apoya esa hegemon¨ªa democristiana. Con el capital pol¨ªtico que le da el haber presidido un Gobierno estable durante tres a?os y medio, y los ¨¦xitos indudables de ese Gobierno, Craxi se presenta ante el congreso de su partido en R¨ªmini, ciudad que se convertir¨¢ estos d¨ªas en el centro de la vida pol¨ªtica de Italia.
Craxi lleva varios d¨ªas encerrado en un silencio absoluto para crear m¨¢s expectativa sobre su discurso de R¨ªmini. Sin embargo, es obvio que el PSI necesita romper el techo limitado de votos que siempre ha tenido para poder seguir desempe?ando un papel como el que ha jugado durante los tres ¨²ltimos a?os. Sobre todo, porque la estrategia de Bettino Craxi tiene unos objetivos ambiciosos: quiere crear, en torno al PSI, con los radicales, los socialdem¨®cratas, y, sobre todo, erosionando el electorado comunista, un polo reformista capaz de disputar la preeminencia a los dos grandes de la pol¨ªtica italiana, la DC y el PCI.
Para llevar adelante ese proyecto le conviene que se celebren los referendos e ir a las elecciones despu¨¦s de que la izquierda haya obtenido la victoria en una consulta directa a los ciudadanos. Precisamente esto es lo que De Mita no puede aceptar, porque ello pondr¨ªa en peligro su estrategia, enfilada a recuperar, para una DC renovada, el lugar dirigente en la pol¨ªtica italiana. Los intentos de Andreotti, por h¨¢biles que fuesen en la forma, ten¨ªan que moverse dentro de esa situaci¨®n contradictoria.
Despu¨¦s de este fracaso est¨¢ bastante claro que De Mita no se ha salido plenamente con la suya. Pero la actitud de la DC est¨¢ empujando, de manera casi inevitable, hacia la convocatoria de elecciones anticipadas. En tal eventualidad, los referendos quedar¨ªan anulados y, por tanto, Craxi perder¨ªa una de las principales bazas sobre las que ha montado su estrategia.
El nuevo encargo de exploraci¨®n que el presidente Franceso Cossiga ha confiado a Nilde Jotti ha causado sorpresa e introduce novedades sorprendentes: es la primera vez que una mujer, y que una comunista, recibe una misi¨®n de este g¨¦nero. Independientemente de su resultado, sienta un precedente. Por otra parte, es dificil no ver en ese paso un deseo t¨¢ctico de la Democracia Cristiana de recordar a un Craxi que les est¨¢ creando serios problemas que existen otros partidos en la escena pol¨ªtica italiana; concretamente, el comunista, que ha obtenido regularmente en torno a un tercio de los votos.
En particular, la izquierda de la Democracia Cristiana ha sido siempre partidaria de un mayor realismo ante el fen¨®meno comunista, y es un buen momento para recordarlo cuando sube de tono la arrogancia del socialista Bettino Craxi. Por otro lado, esta nueva ronda de sondeos tiene la ventaja para los democristianos de que no les deja solos como ¨²nicos responsables en el fracaso de hallar una salida. Las gestiones de Nilde Jotti no han concluido, pero existe una convicci¨®n generalizada de que la convocatoria de elecciones anticipadas es inevitable. A pesar de que han gobernado juntos muchos a?os, ni la DC ni el PSI parecen hoy dispuestos a aceptar una mediaci¨®n entre sus incompatibles estrategias.
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