La intimidad del transcurso hacia la muerte

El testamento vital se encabeza con los datos personales del firmante, seguida de su declaraci¨®n: "Hago constar que temo menos al adelantamiento de mi hora final que a los sufrimientos in¨²tiles y la degradaci¨®n e indignidad de la persona", dice el primer p¨¢rrafo, "y, en consecuencia, considerando que el transcurso hacia la muerte forma parte de lo m¨¢s ¨ªntimo del ser humano y que nadie puede expropiarme lo que constituye la expresi¨®n m¨¢xima de mi derecho a la intimidad como persona adulta, jur¨ªdicamente capaz, ciudadano libre en un pueblo libre, en el d¨ªa de hoy, tras madura reflexi¨®n y siguiendo mi propio criterio, espont¨¢neamente declaro:

Primero: Si alg¨²n d¨ªa llego a padecer enfermedad o da?o f¨ªsico grave y manifiestamente incurable y que me cause grandes sufrimiento o me incapacite para una existencia racional y aut¨®noma, no quiero que se me obligue a respirar mediante una m¨¢quina, ni que se me alimente a la fuerza ni que por cualquier otro medio se me mantenga indefinida y artificialmente en lo que para m¨ª ser¨ªa una insoportable caricatura de vida".

"Como ese estado significar¨ªa que ya habr¨ªa muerto lo que yo considero que constituye realmente mi persona, pido que, si caigo en el mismo, me sean administrados cu¨¢ntos f¨¢rmacos sean necesarios para evitarme dolores y sufrimiento y que se utilicen con este objeto todos los procedimientos disponibles, aunque ello pueda adelantar el momento de mi muerte total". "Respeto sinceramente toda opini¨®n u opci¨®n contraria y en la misma medida espero sea respetada la m¨ªa, que se refiere a mi vida, a mi persona y no a la de otros", insiste.