Latas de aceite
Don Natalio Horcajo, en la carta sobre el aceite de oliva que dirige a Rosa Cullell (EL PA?S, 2 de abril), incurre en varias inexactitudes. Las botellas o latas de aceite de oliva jam¨¢s se han vendido en los drugstores neoyorquinos, sino en tiendas especializadas o supermercados m¨¢s bien caros.Su "... no se utiliza en la cocina norteamericana...", es algo que ten¨ªa validez hace 10 a?os , pero ya no; la creciente demanda del aceite de oliva y su aparici¨®n constante en los libros de recetas anglosajones se debe, en primer lugar, al impacto que produjo la noticia (avalada nada menos que por un premio Nobel) del poder anticolesterol del ¨¢cido oleico y del c¨²mulo de propiedades salut¨ªferas de este aceite, unidas a sus cualidades sensoriales.
Cuando dice "... es aceite de oliva qu¨ªmicamente puro, sin acidez, ni color, obtenido con una tecnolog¨ªa amparada por patentes a las que no tenemos acceso. Su aroma y sabor (sin merma de sus propiedades organol¨¦pticas), como he podido comprobar en mis viajes a la maravillosa Italia, son deliciosos",
Ese aceite, obtenido con una, moderna tecnolog¨ªa, -a la que, por supuesto, accede todo ciudadano que pueda pag¨¢rsela-, no es para nada un aceite caro -del que usted dice que cuesta 2.000 pesetas el litro-.
Se trata de un aceite refinado, resultado de someter el aceite virgen -a menudo con demasiado olor, sabor y color- a un "tratamiento tecnol¨®gico", lo que acarrea autom¨¢ticamente su menor precio.
La legislaci¨®n comunitaria fija varias categor¨ªas: la primera, virgen, se pierde autom¨¢ticamente en cuanto interviene cualquier t¨¦cnica que no sea el prensado ligero y enfr¨ªo de las aceitunas.-
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