Aceite de lujo

Agradezco a A. A. de la Serna (v¨¦ase Cartas al director de EL PA?S del pasado 14 de abril) la tenci¨®n a mi carta sobre Aceite de lujo, publicada en EL PA?S el pasado 2 de abril, considerando sus puntualizaciones dignas de no menos atenci¨®n. En mi ¨²ltimo viaje a Nueva York, en 1981, ciertamente vi, "cual frascos de agua de colonia de un cuarto de litro", no latas, en dos drug-store cuya situaci¨®n en Manhattan, perd¨®n, no acierto a recordar, como "producto ex¨®tico", aceite de oliva made in Italy. Como sabe A. A. de la Serna, el drug-store americano, adem¨¢s de vender productos propios de droguer¨ªa y farmacia en self-service, excepto drogas heroicas y prohibidas, que se obtienen con receta m¨¦dica en mostrador, suelen tener tambi¨¦n cafeter¨ªa, helader¨ªa o snack-bar, donde se puede comer platos precocinados y fr¨ªos. Hay en ellos postales, m¨¢quinas de expedici¨®n de sellos de correos, peri¨®dicos, material fotogr¨¢fico, etc¨¦tera.Conozco el "c¨²mulo de propiedades salut¨ªferas" del aceite de oliva porque trabaj¨¦ con ¨¦l hace 40 a?os, y no cuestiono su "aparici¨®n constante en los libros de recetas anglosajonas". Mas su incorporaci¨®n a la cocina norteamericana no lo creo posible.

Es sabido que todos los pueblos, a lo largo de la historia, desde el principio de los tiempos, se han alimentado de aquellos productos animales y pescados propios de sus tierras, r¨ªos y mares, hasta hoy, en que, debido a los prodigiosos y r¨¢pidos medios de transporte y comuniaci¨®n, es posible acceder a alimentos de otros pueblos m¨¢s all¨¢ de las fronteras.-