Un d¨ªa el frente iraqu¨ª
Bagdad no muestra preocupaci¨®n por las ¨²ltimas ofensivas iran¨ªes

El teniente coronel responsable de la brigada coge el radiotel¨¦fono. Una r¨¢pida conversaci¨®n, y sale apresuradamente de la casamata. Una de las patrullas de reconocimiento iraqu¨ªes ha capturado a un soldado iran¨ª en la tierra de nadie que existe en la primera l¨ªnea de fuego en el sector norte del frente central de la guerra que desde 1980 enfrenta a Ir¨¢n e Irak. El muchacho, que se resisti¨® a sus captores, ha resultado herido en la pierna y brazo derechos.
Aparenta entre 18 y 20 a?os y, seg¨²n un papel encontrado en su billetera, se llama Ruda Al¨ª Ibrahimi. Junto a su identificaci¨®n, 15.000 riales (unas 2.000 pesetas). Ruda se niega a contestar las preguntas que le hacen los iraqu¨ªes. Desde el suelo del jeep en el que ha sido trasladado hasta el mando de la brigada observa asustado a los dos soldados que le vigilan. Detr¨¢s de ¨¦l, el fusil Kalaslinikov que llevaba en el momento de su detenci¨®n. La herida de la pierna no deja de sangrar pese al torniquete de emergencia que se le ha practicado en el trayecto (un kil¨®metro, aproximadamente). Un suboficial ya ha avisado al puesto de socorro- la ambulancia est¨¢ en camino. Ruda murmura algo mientras hace un gesto con su mano izquierda, que parece indicar que quiere comida. Uno de sus guardianes, que conoce el farsi, traduce que pide agua, y le dice que aguarde la llegada del m¨¦dico.
Finalmente, un equipo de la Media Luna Roja se lleva al herido. Han pasado apenas 15 minutos. Un oficial iraqu¨ª se apresura a precisar que el sistema empleado para la evacuaci¨®n de su propios heridos es id¨¦ntico.
Desde el punto de observaci¨®n dakbag (negro, en kurdo) puede verse el lugar de la aprehensi¨®n de Ruda. Se trata de una zona esteparia y ligeramente monta?osa frente a la ciudad iran¨ª de Qasr el Shirin. A escasos cuatro kil¨®metros en l¨ªnea recta se divisan las posiciones enemigas. Las tropas iraqu¨ªes se encuentran en este punto en una situaci¨®n favorable. Sus posiciones -a lo largo de las fronteras internacionalmente reconocidas- forman una especie de herradura en tomo a Qasr el Shirin y se hallan en lo alto de las colinas.
El sector norte del frente central del conflicto, donde se ha producido el incidente, fue escenario hace un mes (8 y 9 de abril) de la ofensiva iran¨ª Kerbala 9. En la sede del mando de la divisi¨®n Muslim ben Akil (del II Cuerpo del Ej¨¦rcito), el coronel Kalib, responsable directo de las operaciones de contraataque, se muestra satisfecho por el ¨¦xito logrado. El coronel Kalib considera que esta acci¨®n iran¨ª, igual que la precedente Kerbala 6, ha sido un peque?o intento de conseguir ¨¦xitos morales que les permita recuperarse del fracaso de Basora. Sin embargo, la poblaci¨®n iraqu¨ª no ha sido informada por los medios de comunicaci¨®n (bajo control estatal) de las ofensivas Kerbala 6, 7,8 y 9, los diarios comunicados de guerra son imprecisos en cuanto a localizaci¨®n espacial y temporal de las acciones, y se refieren a ellas como operaciones rutinarias.
Preguntado por la permanente actitud defensiva del Ej¨¦rcito iraqu¨ª desde los avances iran¨ªes de 1982, el coronel Kalib declar¨® a EL PAIS: "No tenemos ambiciones dentro del territorio iran¨ª, y eso determina nuestra estrategia de operaciones defensivas. Ellos atacan porque quieren ocupar nuestro territorio". Y es precisamente esa idea la que difunde la propaganda oficial. "Somos gente que ama la paz, pero nos vemos obligados a defender nuestro pa¨ªs" insiste Kalib.
En Muslim ben Alkil el ambiente es relajado, pero no falta la disciplina. Los oficiales bromean entre ellos. De hecho, este sector es muy tranquilo y el frente se encuentra estabilizado desde la retirada iraqu¨ª de Qasr el Shirin. "La vuelta a las fronteras internacionales fue una decisi¨®n pol¨ªtica" declar¨® a EL PAIS el responsatle de la brigada, que considera que en aquel momento estaban "capacitados para mantener sus posiciones".
En efecto, en el sector central de la frontera irano-iraqu¨ª se encuentran los mejores medios del Ej¨¦rcito iraqu¨ª, por su situaci¨®n estrat¨¦gica cercana a Bagdad. Un descuido y los aviones iran¨ªes tardar¨ªan menos de 10 minutos en sobrevolar la capital iraqu¨ª, a unos 100 kil¨®metros de la frontera.
Los combates m¨¢s fuertes se encuentran localizados esta semana en el frente del norte, donde el Ej¨¦rcito de Teher¨¢n lanz¨® el pasado d¨ªa 2 una nueva ofensiva, Kerbala 10.
"Que vengan a liberarnos"
H. A. tiene 18 a?os y es de Marshad, al noreste de Ir¨¢n. Un letrerito en la camisa indica su nombre en caracteres ¨¢rabes y el n¨²mero de preso. Y en la espalda, las letras P. W. (Prisionero de guerra).-?Cu¨¢nto tiempo llevas aqu¨ª?
_Dos a?os.
- ?Cu¨¢nto tiempo luchaste?
-Diez minutos.
-?Cu¨¢ntos disparos hiciste?-Ninguno.
-?Durante cu¨¢nto tiempo estuviste prepar¨¢ndote para ir al frente?
-Quince d¨ªas.
-?Cu¨¢ntos disparos hiciste en esos 15 d¨ªas?
- Quince.
-?Por qu¨¦ fuiste a la
guerra?
-Por la propaganda.
-?Qu¨¦ te dec¨ªa la propaganda?
-Que ten¨ªamos que luchar contra los iraqu¨ªes porque no eran musulmanes.-?Quieres volver a Ir¨¢n?
-Cuando acabe la guerra.
-?Qu¨¦ opinas del ayatola Jomeini?
-Que tiene que irse para que acabe la guerra.
La historia se repite, con leves variantes, una y otra vez. Hasta 200, que es el n¨²mero de prisioneros que hay en este edificio. "?Has estado en Ir¨¢n?", preguntan con ansiedad a la periodista. Luego, a hurtadillas, piden: "Si vas alg¨²n d¨ªa, diles a todos que vengan a liberar a sus prisioneros".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
