Saint-John Perse, la conciencia y el enigma de un poeta
"Y ya es bastante para el poeta ser la mala conciencia de su tiempo". Con estas palabras conclu¨ªa Saint-John Perse el discurso de recepci¨®n del Premio Nobel, el 10 de diciembre de 1960, al que ya hab¨ªa sido candidato en 1956, cuando le fue otorgado a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez.Era, en verdad, una conmemoraci¨®n a un poeta extra?o, visionario de la identidad humana, indagador de las esencias del mundo a trav¨¦s del drama de la naturaleza, ¨¦pico de una cosmogon¨ªa metaf¨ªsica de significaciones ?limitadas y vencedor en la batalla de un lenguaje surreal. Revelador, en suma, de ese testimonio personal con el que todo poeta conjura la sombra de su vida en otras. Saint-John Perse hab¨ªa nacido el 31 de mayo de 1887 en la isla antillana de Saint-L¨¦ger-les Feuilles.
Dicho discurso fue toda una enunciaci¨®n po¨¦tica tanto personal como en su proyecci¨®n m¨¢s univers aliz adora. Proven¨ªa de un hombre que vivi¨® las dos guerras, quehab¨ªa participado en los entresijos m¨¢s ¨ªntimos de la pol¨ªtica de este siglo, gracias a su actividad diplom¨¢tica, que viaj¨® por infinidad de lugares y que ahora se cuestionaba el ser de la poes¨ªa en etapas que precisamente no deparaban demasiadas veleidades l¨ªricas.
Y en esas palabras Saint-John Perse celebra lo que a¨²n la poes¨ªa pueda tener de virtud y alternativa: un m¨¦todo de conocimiento y adem¨¢s un modo de vida. Como soporte de ambas ideas yace elpensamiento desinteresado, esa forma de sabidur¨ªa cuya gratuidad va mucho m¨¢s all¨¢ del utilitarismo racionalmente materialista que arrastra la historia de la humanidad contempor¨¢nea. Se trata de otra suerte de af¨¢n: "La codicia m¨¢s cercana y la m¨¢s cercana aprehensi¨®n de ese l¨ªmite extremo de complicidad en que lo real en el poema parece informarse a s¨ª mismo". Porque, por un lado, la poes¨ªa es un sistema de penetraci¨®n de la realidad con la misma validez que la del discurso del cient¨ªfico, puesto que su misterio es com¨²n. Pero a la vez, por otro, es una forma de existencia en su sentido m¨¢s hondo e ¨ªntegro. Y en las huellas de esa escritura po¨¦tica reside la divinidad y acaso el eco de sus mitolog¨ªas.
Bajo esta concepci¨®n de evidentes perfiles humanistas, Saint-John Perse sostiene que "fiel a su oficio, que es el de profundizar el misterio mismo del hombre, la poes¨ªa moderna se interna en una empresa cuya finalidad es perseguir la plena integraci¨®n del hombre". Sin vacuo idealismo la poes¨ªa es la alianza del arte y de la vida en la que "el amor es su hogar, la insumisi¨®n su ley".
Misterio
El problema, pues, es de ¨ªndole sentimental y moral, en la medida que el poeta pueda abstraer la caducidad de su vivencia y expresar su ser desde el tiempo con la autenticidad de "evocar en el siglo mismo una condici¨®n humana m¨¢s digna del hombre original", lo que conduce a proporcionar un discurso sobre la inmortalidad, seg¨²n lo viera Alain Bosquet. He aqu¨ª entonces el enigma tras el que el poeta debe cantar su palabra, asociando "m¨¢s ampliamente el alma colectiva con la circulaci¨®n de la energ¨ªa espiritual del mundo". Tal misterio queda reflejado en la sugerencia de los t¨ªtulos de sus obras: Exilio, Lluvias, Nieves, Vientos, etc¨¦tera. Incluso puede decirse que toda su poes¨ªa es una continua apelaci¨®n al interior de las cosas, pero sin llegar a las fijaciones finales de una definici¨®n. El relato que ofrece es siempre un c¨²mulo de propuestas, de posibilidades que van sucedi¨¦ndose sin cesar ante los sorprendidos ojos del lector. Los libros de Saint-John Perse no son colect¨¢neas de versos, sino textos que se imbrican, se cierran, se multiplican. Son poemarios que anegan por su riqueza y estallan la comprensi¨®n inicial, introduci¨¦ndose en un laberinto en el que la palabra posee, al decir de Roger Caillois, "una manera de alterar insidiosamente las propiedades de la lengua". Palabra que se desarrolla en total libertad desde los vers¨ªculos, bajo su propio origen y destino: el movimiento. De ah¨ª la frecuencia simb¨®lica de t¨¦rminos como mar, vuelo, viento, que expresan en s¨ª la temporalidad del ser y que tambi¨¦n significan la grandeza del espacio. Con ¨¦stos se construye la historia del hombre en una sola verdad que. lo perpet¨²a, la civilizaci¨®n, siendo para el poeta el ¨²nico ejemplo de dignificaci¨®n humana. Pero civilizaci¨®n no como fr¨ªo progreso, sino como humilde lecci¨®n del conocimiento. Por ello, esa especial dedicaci¨®n del poeta a las culturas antiguas, ya que en ellas ve el estado originario de pureza y perfecci¨®n que el presente debiera actualizar. Y sobre todo el sentido ritual del trabajo como liturgia creadora de la necesaria transformaci¨®n del virginal caos de la naturaleza. Siendo as¨ª que la actividad laboral es tan espiritual como la po¨¦tica y, por ende, la poes¨ªa pertenece al reino de lo tel¨²rico en donde se ofrenda la uni¨®n de la carne y la tierra. Desde tal confluencia nace el tono ¨¦pico de su poes¨ªa, por la que el hombre es nauta o caminante, seg¨²n el ¨¢mbito de soledad que recorra, eterno peregrino en busca de su para¨ªso. Sin duda, la poes¨ªa de Saint-John Perse es una de las m¨¢s vastas cr¨®nicas humanas del siglo XX, caso ¨²nico en el panorama de la l¨ªrica europea, pues, en un per¨ªodo de acendrado e intenso individualismo, se olvid¨® de s¨ª mismo para hablar de todos nosotros. "Frente a la energ¨ªa nuclear, la l¨¢mpara de arcilla del poeta, ?bastar¨¢ para este fin? S¨ª, si de la arcilla se acuerda el hombre".
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