El largo vuelo hacia la fama de Mathias Rust
El joven piloto ser¨¢, con toda probabilidad, expulsado de la Uni¨®n Sovi¨¦tica
El joven Mathias Rust, que el jueves pasado dej¨® en rid¨ªculo a la defensa a¨¦rea sovi¨¦tica al aterrizar en la plaza Roja de Mosc¨² tras m¨¢s de 800 kil¨®metros de vuelo por territorio sovi¨¦tico, a ser juzgado y expulsado de la URSS esta misma semana. Seg¨²n manifest¨® ayer en Mosc¨² el presidente de la agencia sovi¨¦tica Novosti, Valentin Falin, a un diario alem¨¢n occidental, "el joven podr¨¢ reunirse pronto con su familia y sus amigos". Falin a?adi¨®: "Se le agradece que nos mostrara los agujeros" existentes en la defensa a¨¦rea.
Las duras y r¨¢pidas medidas tomadas por la direcci¨®n del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS), con el cese del ministro de Defensa, Sergei Sokolov, y del jefe de la defensa a¨¦rea, Aleksander KoIdunov, eran, seg¨²n Falin, necesarias, ya que el Cessna de Rust "podr¨ªa haber sido otra cosa".Otros comentarios, como los del portavoz del Ministerio de Exteriores, Guenadi Guerasimov, que se?al¨® que ¨¦l hab¨ªa volado ese mismo d¨ªa de Helsinki a Mosc¨² y que a?adi¨® bromeando que "quiz¨¢ lo podr¨ªa haber descubierto yo desde la ventanilla", parecen indicar que la direcci¨®n sovi¨¦tica no va a proceder con severidad contra el joven osado y que, tras los interrogatorio s, tiene la convicci¨®n de que la haza?a del t¨ªmido alem¨¢n no tiene mayor trasfondo que sus ansias de aventura y notoriedad. Hoy, representantes de la Embajada de la RFA en Mosc¨² podr¨¢n contactar por primera vez con Rust.
No obstante, la plet¨®rica satisfacci¨®n que demostr¨® el jovencito, despu¨¦s de pasearse por encima de las c¨²pulas del Kremlin y repartir aut¨®grafos entre los aturdidos testigos de su aterrizaje sobre las piedras m¨¢s sagradas de la venerada capital de todos los sovi¨¦ticos, ha debido dar paso ya a consideraciones m¨¢s sobrias sobre las consecuencias de su machada. Por un lado, las autoridades de aviaci¨®n civil de la RFA ya han adelantado que probableTente el vuelo a Mosc¨² ha sido el ¨²ltimo que pilota el emulador del Bar¨®n Rojo. Tras haber violado claramente las reglas de vuelo, perder¨¢ su carn¨¦ de piloto privado y toda posibilidad de lograr su objetivo de convertirse en piloto de l¨ªneas regulares.
Adem¨¢s, unas cuantas jornadas en la c¨¢rcel de Lefertowo, bajo la jurisdicci¨®n del KGB (Comit¨¦ de Seguridad del Estado), y los interrogatorios por funcionarios que han visto profanada una de las grandesglorias del Estado -la defensa territorial-, le habr¨¢n hecho ver, se se?ala en la RFA, que no a todo el mundo le sientan igual las bromas. El ministro de Asuntos Exteriores de la RFA Hans-Dietrich Genscher, reconoci¨® p¨²blicamente: "Me he partido de risa". En la cumbre del Pacto de Varsovia en Berl¨ªn Este, en la que Sokolov cumpli¨® sus ¨²ltimas horas como ministro, los observadores internacionales deglutieron la noticia con hilaridad.
Que a Mathias Rust le gusta pilotar aviones es algo que su familia sab¨ªa y hoy ya sabe todo el mundo. Es su gran pasi¨®n, lo ¨²nico que realmente le interesa. Que con sus 90 o 100 horas de vuelo, incluidas las 40 preceptivas para lograr el carn¨¦ de piloto, el jovencito de 19 a?os fuera capaz de pilotar su Cessna 172 a pocos metros del agua en su trayecto de Helsinki a la costa sovi¨¦tica para eludir los radar y despu¨¦s 800 kil¨®metros tierra adentro hasta Mosc¨² sorprende tanto a los expertos militares como a su profesor de vuelo, Siegfried Heise. ?ste, que ensefl¨® a Rust a dirigir el Cessna en el aeroclub de Uetersen, est¨¢ convencido de que si lleg¨® a Mosc¨² el chico es porque quer¨ªa hacerlo, "No se arriesga nunca. Todo lo planea. Es un piloto muy concienzudo".
El padre de Mathias, un ingeniero de la compa?¨ªa AEG, tampoco sale de su asombro ante la temeidad de su hijo mayor. La familia Rust, el matrimonio y el ¨²nico hermano de Mathias, Ingo, que habita una casita en la peque?a localidad de Wedel, no lejos de Hamburgo, insiste en que tama?a empresa no se le pudo ocurrir a su v¨¢stago, con.ocido por su timidez, seriedad y meticulosidad. Nada m¨¢s lejos del car¨¢cter de este chico que dedicarse a hacer bromas, dice su madre.
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