Anatom¨ªa de una conspiraci¨®n
Desde 1985, el Gobierno nacional y la Canciller¨ªa paname?a han venido denunciando la existencia de una conspiraci¨®n internacional contra la estabilidad pol¨ªtica, el proceso democr¨¢tico y las reivindicaciones nacionales paname?as. Dichas denuncias han reiterado que sectores ultraconservadores de Washington, en complicidad con grupos reaccionarios y entreguistas internos -procuran desacreditar y aislar a las autoridades y a las fuerzas armadas paname?as como parte de una campa?a destinada a doblegar la pol¨ªtica internacional de Panam¨¢ y su participaci¨®n en el Grupo de Contadora, a involucrar al pa¨ªs en la estrategia intervencionista en Centroam¨¦rica y a violentar los tratados del Canal ampliando y prolongando la presencia militar estadounidense en Panam¨¢.Ahora, en el contexto de las revelaciones provocadas por el esc¨¢ndalo Ir¨¢n-contra, la edici¨®n internacional del peri¨®dico The Miami Herald, del 10 de mayo, dio a conocer las intimidades y los mecanismos confidenciales de esa campa?a. Las revelaciones hacen ver que dicha conspiraci¨®n ha envuelto, adem¨¢s de Panam¨¢, a M¨¦xico y Argentina integrantes del Grupo de Contadora y del Grupo de Apoyo, as¨ª como a Honduras y Costa Rica.
Las revelaciones del peri¨®dico The Miami Herald se?alan que, de acuerdo con documentos secretos y entrevistas a funcionarios del servicio exterior de Estados Unidos, "en 1985 y 1986 la Administraci¨®n de Reagan condujo una campa?a secreta de amenazas e intimidaciones contra cinco Gobiernos latinoamericanos para tratar de hundir las conversaciones de paz en Centroam¨¦rica y ganar apoyo para la contra". The Miami Herald manifiesta que estas acciones ilegale fueron materializadas por el asesor de Seguridad Nacional, vicealmirante John Poindexter; el teniente coronel Oliver North; el director de asuntos latinoamericanos del Consejo Nacional de Seguridad, Constantine Menges; el recientemente fallecido ex director de la CIA, William Casey, y su asistente para Centroam¨¦rica, Alan Piers, entre otros, y que, al parecer, personajes de m¨¢s alto nivel habr¨ªan estado al corriente de tales actividades.
El diario agrega que "las presiones fueron principalmente crueles sobre M¨¦xico y Panam¨¢, puesto que la Administraci¨®n procuraba desbaratar el Grupo de Contadora, ya que ¨¦ste complicaba los esfuerzos ante el Congreso para lograr mayores recursos para la contra". Asimismo, revela que se presion¨® a los gobernantes argentinos por su actividad en el Grupo de Apoyo a Contadora.
Exigencias inaceptables
The Miami Herald se?ala que el 12 de octubre de 1985 el vicealmirante Poindexter expres¨® personalmente al general Manuel Antonio Noriega, jefe de las Fuerzas de Defensa de Panam¨¢, el disgusto de su Gobierno por la participaci¨®n de este pa¨ªs en Contadora, y adem¨¢s le requiri¨® colaboraci¨®n para la contra nicarag¨¹ense. Permiti¨¦ndose adem¨¢s transmitirle la exigencia de la Administraci¨®n de Reagan de que deb¨ªa abandonar su cargo.
El militar paname?o se neg¨®, y en enero de 1986 reiter¨® su oposici¨®n a disminuir el papel de su pa¨ªs en las conversaciones de paz. En represalia, el mismo mes el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos hizo suprimir una ayuda econ¨®mica previamente programada para Panam¨¢, transfiri¨¦ndola a Guatemala (40 millones de d¨®lares).
Ante la negativa del general Noriega, en cuanto a la posici¨®n paname?a, Poindexter instruy¨® a sus subordinados orquestar una campa?a para desacreditarlo y procurar su sustituci¨®n. Para estos fines, el subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Elliott Abrams, compareci¨® ante el Congreso, en mayo, para hacer acusaciones sobre supuestas implicaciones de Panama en narcotr¨¢fico y lavado de dinero, presunta falta de democracia y cr¨ªmenes pol¨ªticos, as¨ª como pretendidas complicidades con Cuba y Nicaragua. A su vez, North y Menges filtraron a la Prensa una serie de versiones responsabilizando al general Noriega de tales asuntos.
Es de suponer que en las ¨¢udiencias que sobre el caso Ir¨¢n-contra est¨¢ realizando el Copgreso de EE UU se conocer¨¢n muchos m¨¢s secretos de esta siniestra conspiraci¨®n. Todo ello debe servir para algo m¨¢s que comprender lo que ha venido sucediendo respecto a Panam¨¢. Debe, en efecto, mover a los pa¨ªses y personas amigas de Panam¨¢ a renovar y redoblar la solidaridad y confianza que nuestro pa¨ªs merece en su defensa por una causa reconocidamente justa, frente a los acosos de fuerzas externas que recurren a m¨¦todos condenables para tratar de someterla a su arbitrio.
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