?El inicio de la pendiente?
AUNQUE A la hora de cerrar esta edici¨®n el escrutinio no permite confirmar los datos provisionales que nos llegan sobre los comicios de ayer, parece ya casi definitivo que las predicciones de las encuestas sobre las grandes tendencias se confirman en lo esencial: el PSOE ha perdido la mayor¨ªa absoluta en casi todas las grandes ciudades espa?olas. Para mantener el poder tendr¨¢ que pactar con otras fuerzas pol¨ªticas, lo mismo que en muchos de los parlamentos auton¨®micos.La p¨¦rdida porcentual de votos socialistas es considerable y, en cualquier caso, resulta suficiente para traspasar el umbral que les expulsa del control mayoritario de las municipalidades.
En una primera aproximaci¨®n parece que el PSOE, aun manteniendo en conjunto un porcentaje de votos muy estimable, pierde posiciones en las zonas urbanas, m¨¢s politizadas y socialmente activas, y las mantiene en muchas de aquellas en que es mayor el peso de los valores y convenciones de tipo tradicional. Es como si el ejercicio del poder por los socialistas hubiera tenido el efecto de desenga?ar a las zonas m¨¢s cr¨ªticas de la sociedad, mientras que, tras cinco a?os de comprobar que nada fundamental era puesto en cuesti¨®n, sectores que en un principio votaron al centro o la derecha consolidan hoy su confianza en el partido que tiene el poder.
Esa impresi¨®n se confirma por los buenos resultados obtenidos -siempre seg¨²n datos provisionales- por las principales fuerzas situadas a la izquierda del PSOE, en particular Izquierda Unida, por referencia a las legislativas del a?o pasado. De las anteriores municipales, los comunistas salieron mejor parados, pero a¨²n no se hab¨ªa consumado la escisi¨®n entre carrillistas y gerardistas. Este ascenso de la izquierda, abultado por la acumulaci¨®n de votos sobre Herri Batasuna fuera del Pa¨ªs Vasco, reflejar¨ªa el descontento con la pol¨ªtica socialista puesto de relieve durante los ¨²ltimos meses de aguda conflictividad social. Semejante balance deja adem¨¢s en rid¨ªculo a los sectores de la derecha que jugaron con fuego al querer apuntarse a su favor esa conflictividad, estimul¨¢ndola incluso demag¨®gicamente a fin de desestabilizar a los socialistas.
No se prev¨¦ que sea muy grande el retroceso de AP respecto a. los resultados obtenidos por Coalici¨®n Popular en las ¨²ltimas confrontaciones. Ello parece indicar una fidelidad fundamental del electorado de la derecha, independientemente de qui¨¦n lidere el partido y de la adjetivaci¨®n que se ponga al mensaje conservador. Se pone de relieve: as¨ª cu¨¢n menguada era la aportaci¨®n que los coligados democristianos y los sedicentes liberales a?ad¨ªan al barco aliancista.
La lenta recomposici¨®n del centro pol¨ªtico se confirma, pero todo indica que el partido de Su¨¢rez ha subido bastante menos de lo que las encuestas, optimistamente, promet¨ªan. Dif¨ªcilmente se le puede considerar todav¨ªa, por lo mismo, como una alternativa de poder. Su vocaci¨®n de partido bisagra le obliga a un complicado equilibrio. Por una parte, debe marcar continuamente distancias con los socialistas a fin de afirmar su identidad, pero -si desea acreditar su imagen como partido progresista- esta identidad s¨®lo se cumplir¨ªa, por el momento, como eventual aliado de los socialistas y en oposici¨®n frontal a la derecha tradicional.
El empe?o de la oposici¨®n en general, y de la derecha aliancista en particular, por convertir las elecciones de ayer en una primera vuelta, de las legislativas de 1.990 puede ahora volverse en su contra. Si se acepta que en las votaciones municipales y auton¨®micas influyen factores localistas y psicol¨®gicos, -la personalidad del candidato a alcalde, por ejemplo- que: tienen menos incidencia en las elecciones legislativas, se puede caer en la tentaci¨®n de que sean los resultados de las europeas el ¨ªndice a considerar prioritariamente al proyectar los resultados de ayer hacia el futuro pol¨ªtico. Si fuera as¨ª, hay que admitir que las esperanzas de la oposici¨®n eran infundadas, porque la relaci¨®n de las elecciones europeas de ayer, a¨²n con la baja del PSOE, no difiere escandalosamente de la resultante en los comicios de junio del a?o pasado. Pero es m¨¢s que dificil hacer un an¨¢lisis unidireccional de estas elecciones triangulares, pues la circunscricpi¨®n para las europeas es todo el Estado, mientras que para las generales y auton¨®micas es la provincia y, para las locales es el municipio. De manera que la distribuci¨®n por esca?os y la eficacia de la representaci¨®n y del poder pol¨ªtico emanado de las urnas es efectivamente diferente en cada caso. Baste se?alar que, con un porcentaje de voto similar en las legislativas y las europeas, un partido puede obtener en aqu¨¦llas la mayor¨ªa absoluta en Cortes y en las ¨²ltimas no llegar a la mitad de esca?os en juego. Por eso quiz¨¢, sea m¨¢s significativo el n¨²mero total de votos obtenido en cada caso por cada formaci¨®n pol¨ªtica (dato que no poseemos a la hora de cerrar la presente edici¨®n). De otra parte, la distribuci¨®n del voto no es tampoco digna de desprecio. Si el PSOE pierde implantacion en las zonas urbanas, significa, dadas las caracter¨ªsticas propias del partido, que comienza a descender una peligrosa pendiente. Mucho m¨¢s que si los votos los pierde en las zonas rurales.
Una palabra sobre la eficacia de las encuestas electorales. Las descalificaciones arbitrarias que los gur¨²s de la pol¨ªtica se permitieron hacer desde las tribunas de campa?a s¨®lo sirven para poner de relieve la atrevida ignorancia de algunos l¨ªderes. En primer lugar, un sondeo no es m¨¢s que eso, un sondeo, y no unas elecciones. Pero en ¨¦stas, en su conjunto, las tendencias se?aladas por la mayor¨ªa de las encuestas se han concretado. Por lo que se refiere a la del Instituto Demoscopia que public¨® EL PA?S (jueves 4 de junio), hay muchos m¨¢s aciertos en la predicci¨®n que fallos. Los principales de ¨¦stos se reflejar¨ªan en el crecimiento exagerado atribuido al CDS -aunque el crecimiento se mantiene- y en cierta medida en el pron¨®stico sobre la alcald¨ªa de Barcelona. Pero el acierto global es evidente: el PSOE pierde la mayor¨ªa absoluta en las principales ciudades y autonom¨ªas, AP desciende ligeramente de votos y suben Izquierda Unida, CDS y los partidos nacionalistas.
Es todav¨ªa pronto para predecir c¨®mo se puede mover el mapa pol¨ªtico espa?ol despu¨¦s de estas elecciones, pero es indudable que se va a mover. Atendiendo a los resultados, el PSOE podr¨ªa optar por pactos estables que le facilitaran seguir en el gobierno de muchas de las alcald¨ªas y Gobiernos aut¨®nomos donde ha perdido la mayor¨ªa absoluta, o por formar gobiernos de minor¨ªa apoy¨¢ndose alternativamente en los diferentes grupos. De manera inevitable esto afectar¨¢ tambi¨¦n a la actitud del partido gobernante en las Cortes, donde la aplicaci¨®n autom¨¢tica de su mayor¨ªa absoluta no podr¨¢ seguir si no se quiere poner en peligro la estabilidad de, gobierno en municipios y Gobiernos regionales.
El aumento del voto nacionalista y el apoyo a Herri Batasuna fuera del Pa¨ªs Vasco hablan bien a las claras de la desastrosa pol¨ªtica llevada en este terreno por el partido de Felipe Gonz¨¢lez. Se observa cierto aumento del radicalismo y tambi¨¦n de las fuerzas centr¨ªfugas del Estado. El presidente puede seguir pensando que, despu¨¦s de todo esto, no necesita cambiar ning¨²n ministro. Pero es la pol¨ªtica de su Gobierno la que m¨¢s ha determinado los resultados de estas elecciones, adversos para ¨¦l, los mire por donde los mire. Y, sin embargo, la permanencia de un volumen de voto, todav¨ªa gigantesco y bastante estable, a favor de los socialistas sigue dando testimonio de la confianza que una vez y otra depositan, pese a todo, en sus capacidades muchos ciudadanos. Un capital pol¨ªtico que no es posible dilapidar sin culpa.
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