El eterno enigma pol¨ªtico
Las novedades del resultado de los comicios no alteran los tres grandes bloques electorales
Los resultados de las elecciones italianas han revelado una vez m¨¢s la paradoja y el enigma de la realidad pol¨ªtica in¨¦dita de este pa¨ªs. Hab¨ªan hecho bien los observadores pol¨ªticos en ser prudentes, porque los resultados, a¨²n no oficiales, pero pr¨¢cticamente seguros, han demostrado que no era dif¨ªcil equivocarse. Se hab¨ªa dicho que los italianos no hab¨ªan entendido esta vez las razones de la crisis, que la campa?a electoral hab¨ªa sido aburrida y sin pasi¨®n; se esperaba, por tanto, la mayor abstenci¨®n en la historia de las elecciones. Sin embargo, los italianos han corrido en masa a votar como nunca.
Se hab¨ªa dicho que el duelo de estas elecciones iba a ser entre democristianos y socialistas, entre los gallos Ciriaco de Mita y Bettino Craxi. Y hasta Eugenio Scalfari, director de La Repubblica, hab¨ªa jurado que esta vez ten¨ªa que haber un derrotado y un vencedor. Y no ha sido as¨ª, porque ambos han ganado, mientras que el Partido Comunista Italiano (PCI) y los partidos menores del pentapartido -coalici¨®n de socialistas, democristianos, socialdem¨®cratas, republicanos y liberales- que no hab¨ªan entrado en la pelea, han perdido.Algunos observadores aseguraban que el duelo De Mita-Craxi no hab¨ªa gustado a los italianos y que por tanto ambos ser¨ªan penalizados. Y se equivocaron. Incluso ha ganado m¨¢s Craxi, que fue el m¨¢s pele¨®n.
Se esperaba o tem¨ªa, seg¨²n los diversos gustos, que el Partido Comunista habr¨ªa, si no ganado, por lo menos mantenido su posici¨®n de las elecciones de 1983 gracias a la inyecci¨®n de fuerzas de los ilustres candidatos que acudieron a sus listas, incluso desde el Partido Socialista Italiano (PSI), todos ellos personajes de gran prestigio nacional. Y tambi¨¦n porque el PCI hab¨ªa puesto en juego a personajes para todos los gustos, desde verdes a millonarios capitalistas. Y sin embargo, los comunistas han tocado su m¨ªnimo hist¨®rico.
El Partido Republicano, y su l¨ªder, Giovanni Spadolini, se hab¨ªa presentado como el fiel de la balanza en el duelo De Mita-Craxi y muchos pensaron que esta posici¨®n considerada sabia acabar¨ªa premiando al l¨ªder republicano quien, sin embargo, ha perdido la tercera parte de su electorado.
Los 'verdes'
Nadie apostaba un duro por la victoria de los verdes, que se presentaban por vez primera en elecciones generales en un pa¨ªs donde no ten¨ªan tradici¨®n hist¨®rica y donde es casi imposible obtener votos para un partido reci¨¦n estrenado; y tambi¨¦n porque no ten¨ªan dinero. Sin embargo, el triunfo de los verdes, tanto en el Senado como en la C¨¢mara de Diputados, ha constituido -junto con la victoria socialista, el descalabro comunista y el inesperado aumento de la eterna Democracia Cristiana- el dato m¨¢s significativo de estas elecciones. Pero la paradoja no acaba aqu¨ª.
Dicho todo esto, la realidad es que pr¨¢cticamente no ha cambiado nada a nivel de ¨¢reas pol¨ªticas. Como desde hace 40 a?os, tambi¨¦n hoy el elefante comunista, que pese a estar herido sigue siendo el mayor partido comunista de Occidente, y la ballena democristiana, han obtenido juntos el 60% de los votos del pa¨ªs.
Y la DC, despu¨¦s de tantos a?os de poder sin interrupci¨®n, sigue siendo incre¨ªblemente el partido de mayor¨ªa relativa del pa¨ªs y, dentro del pentapartido, el de mayor¨ªa absoluta por amplio margen.
Ha perdido el PCI, pero el conjunto de la izquierda progresista ha quedado inmutable, porque lo que han perdido los comunistas lo han ganado los verdes, Democracia Proletaria y el Partido Radical.
Todo sigue igual
Han ganado la DC y, sobre todo, el PSI, pero el bloque alternativo a la izquierda progresista -el pentapartido- contin¨²a id¨¦ntico, ya que lo que han ganado De Mita y Craxi lo han perdido los otros tres aliados: republicanos, socialdem¨®cratas y liberales. Y los tres bloques -de izquierda progresista, Democracia Cristiana y polo laico-socialista- han quedado sin pr¨¢cticamente variante num¨¦rica.
Como siempre, se ha repetido el rito de los l¨ªderes pol¨ªticos que afirman que han ganado todos. Y en parte llevan raz¨®n, porque lo que se le va a uno de los partidos lo recoge otro de sus aliados, y el juego entre amigos contin¨²a.
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