Conejos en una jaula
David Jacobsen y Benjamin Weir, dos de los rehenes norteamericanos en L¨ªbano que fueron liberados como consecuencia de la venta de armas de EE UU a Ir¨¢n, acaban de publicar en Estados Unidos sendos libros en los que relatan los meses en que permanecieron en cautiverio. Los testimonios constituyen un estremecedor paseo por la oscuridad y el terror. Los rehenes pasaron la mayor parte del tiempo en ropa interior, con los ojos vendados y encadenados a radiadores."Pod¨ªa haber sido peor", escribe Jacobsen en el libro que ha redactado en colaboraci¨®n con el periodista norteamericano Ray Pierce. "Nuestros guardianes no nos arrancaron las u?as, ni apagaron cigarrillos en nuestros cuerpos, ni nos dieron huesos para comer. Todo lo que hicieron fue encerramos en una sola pieza, como conejos en una jaula, dej¨¢ndonos dos ¨²nicos espacios de libertad: la reflexi¨®n y la oraci¨®n". Jacobsen, ex director administrativo del hospital de la universidad americana de Beirut, pas¨® 523 d¨ªas secuestrado, en el transcurso de los cuales, seg¨²n su relato, s¨®lo vio la luz del sol unavez, durante dos minutos. Como calendario usaba los huesos de las aceitunas, que constitu¨ªan una parte importante de su alimentaci¨®n.
El secuestrado s¨®lo dispon¨ªa de un cuarto de hora diario para asearse y comer. El resto del tiempo lo pasaba maniatado. Nunca pudo ver a sus guardianes, porque, recuerda, cuando o¨ªa sus pasos me apresuraba a ponerme la venda sobre los ojos".
Benjanlin Weir ha escrito en colaboraci¨®n con su mujer, Carol, las memorias de sus 16 meses de cautiverio. En la oscuridad de su encierro, al pastor presbiteriano le serv¨ªan de reloj y consuelo las llamadas a la oraci¨®n de una mezquita cercana.
Un d¨ªa, Weir fue interrogado por sus captores. Le colocaron una capucha. "?A qui¨¦n conoce en la embajada norteamericana?", le preguntaron. "A nadie en particular", respondi¨® el pastor. "Sabemos que usted es consejero de la embajada". "En absoluto. Les aseguro que se equivocan". "Sabemos que no es consejero pol¨ªtico, sino espiritual", insistieron los captores. "Se nota que no conocen al Gobierno norteamericano", replic¨®.
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