El Congreso de EE UU aprueba un presupuesto que congela los gastos militares
El Congreso, dominado por la oposici¨®n dem¨®crata, ha aprobado un presupuesto para el a?o fiscal 1988 (que comienza el 1 de octubre pr¨®ximo) de m¨¢s de un bill¨®n de d¨®lares (m¨¢s de 125 billones de pesetas), que contiene una subida de impuestos y la congelaci¨®n del gasto militar. Esto hace pol¨ªticamente inviable esta ley marco fiscal, cuyo desarrollo, con toda seguridad, ser¨¢ vetado por Ronald Reagan. Es s¨®lo el primer asalto del complejo proceso legislativo presupuestario, que no concluir¨¢ hasta que se aprueben las partidas espec¨ªficas de gastos e ingresos necesarias para ejecutar el presupuesto. Comienza una batalla a muerte sobre impuestos entre la Casa Blanca y el Congreso.El presidente no necesita sancionar con su firma este marco presupuestario (1,039 billones de d¨®lares, con un d¨¦ficit previsto de 134.400 millones de d¨®lares), pero no se mover¨¢ nada a menos que apruebe los 19.300 millones de d¨®lares de nuevos inipuestos (64.000 en los pr¨®ximos tres a?os) que contiene el presupuesto. Y ya ha prometido no hacerlo, por lo que los dem¨®cratas, que no tienen la mayor¨ªa necesaria para superar un seguro veto, solicitaron ayer la "buena voluntad presidencial" para negociar un compromiso.
El presupuesto aprobado por el Congreso concede a Reagan 16.000 millones de d¨®lares menos de lo que solicitaba para el Pent¨¢gono, congelando el gasto al nivel de este a?o (289.000 millones de d¨®lares) y por debajo del ajuste de la inflaci¨®n. Pero si se niega a aprobar el aumento de impuestos (indirectos y tasas, el de la renta no ser¨¢ tocado), esta cifra ser¨¢ a¨²n m¨¢s reducida. "Este presupuesto convierte a la seguridad nacional en reh¨¦n de un aumento de impuestos" , clama la Administraci¨®n, que asegura que supondr¨¢ volver a la vulnerabilidad en defensa de la presidencia de Carter. Pero los expertos estiman que el rearme realizado por Reagan en seis a?os ya es suficiente.
El presupuesto fue aprobado por el Senado por 53 votos contra 26 y antes hab¨ªa pasado por la C¨¢mara de Representantes, por 215 votos contra 201. La Casa Blanca ha lanzado una cruzada que encabeza con celo misionero el propio presidente -con viajes semanales por el pa¨ªs- en defensa de no incrementar la presi¨®n fiscal y acusando a los dem¨®cratas de intentrar cubrir su despilfarro del dinero del contribuyente con un incremento de impuestos. "No piden m¨¢s impuestos para reducir el d¨¦ficit sino para incrementar el gasto p¨²blico". Los asesores de Reagan creen que esta campa?a puede servir para sacar al presidente de las cuerdas en las que le ha colocado el esc¨¢ndalo Irangate. Por otra parte, la aceptaci¨®n de este presupuesto acabar¨ªa con la filosof¨ªa econ¨®mica de las reaganomics, basada en la teor¨ªa de que los recortes fiscales producen mayor actividad econ¨®mica e inducen a un mayor crecimiento.
Los americanos expresan un sentimiento ambiguo en este debate que acaba en la imposible cuadratura del c¨ªrculo. Por un lado quieren reducir un d¨¦ficit insostenible (este a?o ser¨¢ de unos 170.000 millones de d¨®lares), pero rechazan un aumento de los impuestos y tampoco apoyan un recorte de los gastos sociales. Los dem¨®cratas, que quieren aparecer ante la campa?a presidencial del a?o que viene como fiscalmente responsables, denuncian que Reagan lleg¨® a la Casa Blanca en 1981 "predicando las virtudes de un pres upuesto equilibrado y condenando el derroche fiscal y los insalubres d¨¦ficit de las anteriores administraciones".
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