Paulo Futre, el 'san Genaro del Manzanares'
Paulo Futre, de 21 a?os, lleva el 10 a la espalda, es un zurdo nato, protege el bal¨®n y se zambulle en el c¨¦sped ante las entradas de los rivales con una habilidad y experiencia tales que en apenas dos temporadas ha pasado de ser el ni?o de oro en Portugal -casi era un ni?o cuando renunci¨® a todo por el f¨²tbol- a convertirse, al estilo de Maradona en N¨¢poles, en una especie de San Genaro del Manzanares para los hinchas rojiblancos. El fichaje de Futre, programado como un robot para triunfar en el f¨²tbol, ha sido el detonante que termin¨® de decantar las elecciones del Atl¨¦tico en favor de Jes¨²s Gil.En la retina de los aficionados europeos qued¨® grabada desde hace unas semanas la actuaci¨®n de un jugador menudo, de pelo largo y extra?a facilidad en el manejo del bal¨®n, con una pierna izquierda que parec¨ªa un guante, en la final de la Copa de Europa que el Oporto le gan¨® al Bayern de M¨²nich. Paulo Futre deslumbr¨® especialmente con una jugada que inici¨® junto a la banda derecha, continu¨® hacia el centro desbordando con fintas habil¨ªsimas a dos rivales, prosigui¨® en el ¨¢rea con un precioso quiebro al tercer defensa que le sali¨® al paso, y culmin¨® con un remate que se march¨® a escasos cent¨ªmetros del poste derecho del meta belga Pfaff.
Esa acci¨®n confirm¨® la calidad de un jugador llamado a convertirse en la nueva estrella europea, pero evidenci¨® tambi¨¦n que a¨²n le queda camino por recorrer. Los t¨¦cnicos dicen de ¨¦l que sigue siendo un diamante por pulir. Y el propio Gil, su propietario, confiesa que "le quedan dos a?os para ser el n¨²mero uno", despu¨¦s de profetizar que "con Futre, la nueva era". Futre debe mejorar su precisi¨®n en el remate -no es un goleador, sino un futbolista que fabrica jugadas de gol-, y su pierna derecha le sirve s¨®lo como un punto de apoyo, sin que esto sea poco.
Futre fue siempre un mal estudiante, hasta el punto de que dej¨® los estudios colgados en segundo de bachillerato. Y opt¨® por la dedicaci¨®n exclusiva al f¨²tbol con la aprobaci¨®n de su familia. Su padre fue futbolista y le anim¨® a continuar por ese camino. As¨ª se convirti¨® en un profesional precoz, y confiesa que cuando no ten¨ªa entrenamientos segu¨ªa jugando al f¨²tbol en la calle. A los 13 a?os abandon¨® su casa de Montijo, sobre el estuario del r¨ªo Tajo, para irse a vivir a la residencia del Sp¨®rting de Lisboa. All¨ª, los t¨¦cnicos le programaron como a un robot.
Con 15 a?os, Paulo tuvo su primera ficha como profesional, y dos a?os m¨¢s tarde ya jugaba en Primera Divisi¨®n. Los m¨¦dicos llegaron a preocuparse incluso por la intensa preparaci¨®n fisica a la que se somet¨ªa, que pod¨ªa resultar peligrosa para un desarrollo equilibrado porque el jugador podr¨ªa conocer una decadencia tan precoz y r¨¢pida como su mete¨®rico ascenso. Pero eso no le importaba a un chaval obsesionado con la idea de ser una estrella, obsesionado en trabajar mucho para ganar peso y envergadura, para aumentar su velocidad y mejorar su guante, esa pierna izquierda.
?ngel Castillo, todav¨ªa secretario t¨¦cnico del Atl¨¦tico, le descubri¨® un buen d¨ªa en un torneo juvenil disputado en Badajoz. Desde ese momento la obsesi¨®n de Castillo ha sido Futre. El a?o pasado intent¨® su fichaje, como antes lo hab¨ªa buscado para el Sevilla cuando trabajaba para el club andaluz.
Futre estuvo en Madrid hace un a?o, pas¨® reconocimiento m¨¦dico, firm¨® un precontrato con el Atl¨¦tico, pero a ¨²ltima hora todo qued¨® en papel mojado porque el Oporto presion¨® y se neg¨® a traspasar. Y Castillo estuvo a punto de ser agredido a navajazos cuando unos hinchas del Oporto le descubrieron en compa?¨ªa del apoderado del ¨ªdolo. Castillo se salv¨® literalmente por pies. Y, ahora parece que s¨ª, Futre se dispone a "trabajar para el Atl¨¦tico y dignificar el f¨²tbol portugu¨¦s".
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