La tristeza de la Maestranza vac¨ªa

GONZALO ARGOTE No fue suficiente, por lo visto, el triunfo del s¨¢bado pasado de Manolo Corona en la vecina plaza de Alcal¨¢ de Guadaira para atraer m¨¢s p¨²blico a La Maestranza, en una tarde can¨ªcular, donde los term¨®metros superaron los 40 grados. Menos de un tercio de entrada., y no me :mporta pecar de reiterativo se?alando que en la ausencia de elementales medidas de promoci¨®n de estas novilladas, est¨¢ la causa fundamental de tan escasa concurrencia.

De Chicuelo de Albacete escrib¨ª hace dos semanas que hab¨ªa pasado sin pena ni gloria. Hoy creo que ha de hablarse m¨¢s de aqu¨¦lla que de ¨¦sta. Dos novillos, especialmente el primero, para haber armado el alboroto. Sin embargo, no ha sido as¨ª. Su labor discreta, ha pasado desapercibida, y acgida al final de ambos novillos con esos tremendos silencios que indican m¨¢s indiferencia que otra cosa.

Manolo Corona es un novillero de Coria del R¨ªo, que tiene ganas de ser torero, y que posiblemente pueda serlo, pero tiene mucho que aprender, aunque para eso est¨¢ la etapa novillero. Est¨¢ m¨¢s verde con el capote que con la muleta. Codillea mucho con aqu¨¦l, y ese es defecto f¨¢cil de corregir. Ha brindado sus dos novillos al p¨²blico, oferta poco frecuente. A su primero, lo ha toreado sobre la, mano derecha, con desigual fortuna. El novillo, excesivamente picado, se vino abajo a mitad de la faena. Lo mat¨® de una estocada muy ca¨ªda, y quiz¨¢ por eso no pidi¨® la oreja la mayor¨ªa. Al quinto, menos f¨¢cil, lo tore¨® en redondo con calidad desigual. Por el lado izquierdo lo intent¨®, pero el novillo carec¨ªa de trayectoria. Lo mejor, la estocada, que, a mi juicio, vali¨® la oreja.

Ra¨²l Zorita, de Zaragoza, del que ya dijimos hace dos semanas, era el m¨¢s placeado de los tres, llev¨® a cabo lo m¨¢s importante de la tarde: no amilanarse ni perder los papeles con el sexto, un novillo dificil, que buscaba, y al que le aplic¨® la lidia adecuada. Le coloc¨® una estocada, pero se eterniz¨® con el verduguillo. A su primero lo destroz¨® el picador y, aunque bravo, no pod¨ªa con su alma. El toreo moderno, exigido por el p¨²blico, es el de la mano baja. A media altura, es dif¨ªcil lucirse.. Tambi¨¦n se hart¨® de pinchar. Lo m¨¢s interesante de la tarde, la lidia de Zorita al sexto. Lo peor, lo m¨¢s triste, ver La Maestranza casi vac¨ªa.