La moda del hombre desnudo
Desde hace alg¨²n tiempo se ven, cada vez con mayor frecuencia, anuncios publicitarios, carteles, cubiertas y pel¨ªculas en los que se nos muestra el cuerpo masculino desnudo. Se nos muestra como un objeto er¨®tico por su belleza. Esto suced¨ªa con el cuerpo femenino hasta hace poco tiempo. La belleza f¨ªsica era inmediatamente identificada con la mujer. El hombre pod¨ªa ser atractivo por su elegancia, su fascinaci¨®n, su estilo o su sonrisa, pero no por la anchura del pecho, de los m¨²sculos abdominales o de la forma de las nalgas. Hoy el cuerpo masculino ha comenzado a competir con el femenino en cuanto a centro de atracci¨®n er¨®tica, en cuanto a s¨ªmbolo de belleza.Lo primero que le viene a uno a la cabeza es que comenzamos a ver los frutos de la emancipaci¨®n femenina. Antes eran los hombres quienes dictaban los modelos de lo bello y, ya que les gustaban las mujeres desnudas, se rodearon de im¨¢genes de este tipo. Ahora que las mujeres son m¨¢s libres y pueden tomar la iniciativa, hacen exactamente lo mismo. Desean ver hermosos cuerpos masculinos y procuran rodearse de ellos. Por su parte, los hombres tratan de ofrec¨¦rselos. Se perfeccionan con el body-building, llegando incluso a utilizar cremas y perfumes para ser m¨¢s aceptados y agradables.
En la telenovela Capitol sale un divo del rock extraordinariamente hermoso. Vive pr¨¢cticamente en una enorme ba?era emplazada en medio de un sal¨®n y rodeada de velas. All¨ª recibe a sus amigos, a sus colaboradores y, obviamente, a sus admiradoras y amantes que le telefonean. Ellas llegan, se desvisten, entran en la ba?era y hacen el amor con ¨¦l. Hay que se?alar que, en comparaci¨®n con ¨¦l, estas mujeres son im¨¢genes desva¨ªdas, casi insignificantes. Parecen sirvientas.
En esta historia se han invertido los papeles. Anta?o era la diva de Hollywood quien se nos mostraba en la ba?era llena de espuma. El centro de atenci¨®n, del deseo, era su cuerpo femenino, su abundante seno. El ' resto aparec¨ªa privado er¨®ticamente de valor. Hoy sucede al contrario. El cuerpo femenino aparece sin duda en no pocos casos como menos bello, menos relevante, si se compara con el masculino. En un n¨²mero reciente de la revista Moda sale Sylvester Stallone con su mujer. ?l est¨¢ en un primer plano, desnudo, inmenso, con los m¨²sculos pectorales que se inflan como grandes senos. Su mujer est¨¢ detr¨¢s, vestida. Despu¨¦s la vemos en traje de ba?o en las p¨¢ginas interiores, tambi¨¦n completamente absorbida por el culturismo. Pero su cuerpo, desde luego, no puede compararse con el de su marido.
En general, el cuerpo masculino es m¨¢s grande que el femenino. Con el culturismo se ha desarrollado todav¨ªa m¨¢s. F¨ªsicamente, el culturista acent¨²a la diferencia con el sexo femenino, se presenta como un supermacho. En una sociedad que asume como modelo de belleza el cuerpo alto, fuerte, musculoso, imponente, el cuerpo femenino parecer¨¢ entonces m¨¢s peque?o, imperfecto, inferior. As¨ª era como lo ve¨ªan los artistas griegos. Afrodita no pudo ponerse a competir con los bronces de Riace.
Hay algo m¨¢s en esta valoraci¨®n del cuerpo masculino que el simple reflejo de la igualdad entre los sexos, del despertar del erotismo femenino. Es como si los machos hubieran aceptado un desaf¨ªo en el terreno del erotismo, de la belleza. Por un lado, presentan su cuerpo como modelo de belleza, y, por otro, asumen papeles femeninos. Podemos verlo en un cartel publicitario donde un efebo herc¨²leo posa l¨¢nguidamente como Paolina Borghese, o tambi¨¦n en los numerosos anuncios de perfumes masculinos que est¨¢n calzados exactamente de los de perfumes femeninos. Un hombre, siempre con el cuerpo desnudo, se perfuma y despu¨¦s, una vez que ha salido a la calle, se encuentra con una mujer que se aproxima extasiada heacia ¨¦l.
Los hombres tambi¨¦n est¨¢n conquistando otras cualidades que estaban consideradas -rigurosamente como femeninas o incluso maternales. En el anuncio publicitario del champ¨² para ni?os Johnson que se exhibe en Italia vemos a un padre ron un ni?o muy peque?o. El padre es grande, fuerte, musculoso y bronceado. Tiene al ni?o entre sus brazos en contacto con su inmenso cuerpo desnudo y le habla dulcemente. La imagen transmite una extraordinaria impresi¨®n de dulzura y de seguridad. Esta relaci¨®n piel-piel, cuerpo desnudo-cuerpo desnudo, era t¨ªpica hasta hace pocos a?os de la relaci¨®n madre-hijo. El padre deb¨ªa estar en un segundo t¨¦rmino. Hoy, gracias al cuerpo desnudo, el modelo paterno se acerca al materno. Al mismo tiempo se diferencia de ¨¦l, ya que el cuerpo masculino es mucho m¨¢s fuerte. Recuerda a un guerrero. Un guerrero que toma en. sus brazos a su hijo. Un guerrero que se ha hecho dulc¨ªsimo y gentil.
Hemos partido de la hip¨®tesis de que el desnudo masculino es una consecuencia de la emancipaci¨®n femenina y de la igualdad entre los dos sexos; de la hip¨®tesis sostenida por muchos de que la diferencia entre los sexos habr¨ªa desaparecido. En realidad, el proceso va en una doble direcci¨®n. Algunas diferencias desaparecen, otras aumentan.
Los hombres presentan un cuerpo er¨®tico, usan productos cosm¨¦ticos y asumen comportamientos tiernos, incluso maternales. Pero la ¨¦poca del unisex, cuando tanto los muchachos como las muchachas llevaban jeans, cabellos largos, collares y pendientes, ha terminado. En la ¨¦poca de los hippies uno ten¨ªa que aproximarse a pocos cent¨ªmetros para averiguar si alguien era macho o hembra. Hoy todo est¨¢ claro desde el principio al mostrar el cuerpo masculino desnudo. M¨¢s bien se acent¨²an las diferencias. Porque es un cuerpo musculoso, fuerte, triunfante, competitivo, orgulloso.
Por eso mismo no desaparecen las diferencias entre los sexos, se transforman. En algunos campos se aten¨²an y en otros emergen de nuevo. El lenguaje con que se expresan cambia en cada ¨¦poca. Hoy ha cambiado, y seguir¨¢ cambiando en el futuro.
Traducci¨®n: Daniel Sarasola.
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