Adi¨®s a la euforia petrolera
La inflaci¨®n, mal end¨¦mico de Am¨¦rica Latina, alcanza tambi¨¦n a Venezuela
Entrar en el metro de Caracas es casi como hacer una excursi¨®n a Disneylandia. El metro recorre la capital desde el oeste y se qued¨® por ahora a medio camino en el intento de llegar al extremo oriental de la ciudad. M¨¢s que un medio de transporte, el metro parece una reliquia de tiempos mejores, cuando se hablaba de Venezuela Saud¨ª, un pa¨ªs de f¨¢bula surgido al amparo de los petrod¨®lares. Por 2,5 bol¨ªvares (algo m¨¢s de 10 pesetas) se puede atravesar media capital en vagones con aire acondicionado y hermoso dise?o. Las estaciones mantienen una impecable limpieza.Un escritor cuenta que una se?ora amiga suya va de paseo a la estaci¨®n de metro de S¨¢bana Grande, y asegura que en una ocasi¨®n vio a una anciana sacar un pa?uelo para limpiar el suelo de un vag¨®n donde unos j¨®venes hab¨ªan tirado un caramelo pringoso. El metro en Caracas es un remanso de paz en una ciudad agitada que lucha por la existencia cotidiana. Parece un monumento que rememora los d¨ªas en que el pa¨ªs viv¨ªa en el mejor de los mundos posibles hasta que lleg¨® la dura realidad del endeudamiento, la ca¨ªda del bol¨ªvar, que pas¨® de 4,30 a 30 por d¨®lar (unas 127 pesetas), y la reducci¨®n a casi la mitad de los ingresos por el petr¨®leo.
Digno de estudio
Enrique Castellanos escribe en El Nacional. "Por el a?o 2000, Venezuela ser¨¢ un caso de estudio en todas las universidades del mundo, ya que tratar¨¢n de descifrar el m¨¢s extra?o de todos los misterios, o sea, el de un pa¨ªs riqu¨ªsimo que por espacio de much¨ªsimos a?os mantuvo un ingreso per c¨¢pita fabuloso, nad¨® en un mar de oro, y ese oro se convirti¨® en un bumer¨¢n, llev¨¢ndola a una gran p¨¦rdida de su calidad de vida y, un presente y futuro procelosos, hasta el punto de que ni siquiera posee una br¨²jula que le permita atravesar el negro mar que tiene por delante". Cuando el enviado de este peri¨®dico explic¨® por tel¨¦fono a Heinz Sonntag, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa en Caracas, que hab¨ªa Venido a ver la "democracia modelo", la respuesta autom¨¢tica fue: "Pues mira a tu alrededor y no tardar¨¢s en encontrar las grietas".
En su despacho de diputado jubilado, en las oficinas del Congreso de la Rep¨²blica, Jos¨¦ Vicente Rangel, que fue 25 a?os congresista y tres veces candidato presidencial de la izquierda, da rienda suelta a su visi¨®n pesimista sobre el presente venezolano. Asegura Rangel que la corrupci¨®n actual es m¨¢s grave que cuando la dictadura. "Es superior en volumen y con peores efectos erosionantes, porque robar en una dictadura es normal, pero en una democracia no es admisible".
No se explica Rangel c¨®mo pudo Venezuela, cuando vend¨ªa el barril de petr¨®leo a 36 d¨®lares, endeudarse en 35.000 millones de d¨®lares, sin que se hayan exigido responsabilidades a los culpables. Para Rangel, "se han desmoronado los valores ¨¦ticos de esta sociedad. Se ha roto la relaci¨®n ¨¦tica entre el deber y la responsabilidad. A 30 a?os de Estado democr¨¢tico, ¨¦sta es una sociedad desmoronada, desde el punto de vista ¨¦tico y moral. Vivimos el drama de un liderazgo absolutamente impune, que hace lo que le da la gana y no rinde cuentas a nadie".
En el palacio presidencial de Miraflores, una alta fuente del Gobierno explica a este peri¨®dico que la actual Administraci¨®n de Acci¨®n Democr¨¢tica (AD) encontr¨® una situaci¨®n ca¨®tica al asumir el poder en 1984. La deuda externa ascend¨ªa a 30.000 millones de d¨®lares, con m¨¢s de la mitad vencida, y "ni siquiera estaba inventariada". La deuda interna afectaba a proveedores, que no hab¨ªan cobrado. La agricultura estaba reducida al m¨ªnimo, porque se importaba hasta el 70% del consumo. La capacidad industrial permanec¨ªa ociosa en un 60%.
Para dar una idea del deterioro de los servicios, el alto cargo explica que en el mismo palacio de Miraflores se descubri¨®, bajo el sill¨®n presidencial, un hueco con agua que habr¨ªa podido provocar el electrocutamiento del primer mandatario. Durante la Administraci¨®n del socialcristiano Luis Herrera (COPEI), de 1979 a 1983, asegura el informador, Venezuela recibi¨® por el petr¨®leo 79.000 millones de d¨®lares a mitad de lo ingresado entre 1940 y 1983 por ese concepto, y "se dio la paradoja de que en el mismo tiempo el pa¨ªs se 'empobrece", porque creci¨® enormemente la poblaci¨®n y disminuy¨® el producto interior bruto (PIB).
El actual Gobierno del presidente Jaime Lusinchi se autodefine "de transici¨®n", porque pretende conseguir un cambio cualitativo en la mentalidad venezolana. Se busca abandonar la mentalidad paternalista de que todo se puede recibir del Estado. "?ste es un cambio cualitativo traum¨¢tico, y m¨¢s en Venezuela, porque el dintel de las necesidades es mayor que en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. Ya no se trata de distribuir la riqueza petrolera, sino de producir nuestra propia riqueza". El Gobierno est¨¢ muy satisfecho de los logros en la agricultura. En los tiempos de bonanza petrolera, con un bol¨ªvar sobrevalorado, era m¨¢s c¨®modo y m¨¢s barato importar los productos de consumo b¨¢sico.
"Aqu¨ª se importaba hasta las caraotas" (fr¨ªjoles), que son elemento esencial del pabell¨®n, plato nacional venezolano. Con el encarecimiento de las importaciones y los incentivos que se dieron a la agricultura, el producto interior agr¨ªcola creci¨® un 7% y se aument¨® la superficie cultivada en un 33%. Actualmente, Venezuela exporta productos agr¨ªcolas, algo ins¨®lito en los a?os saud¨ªes, y, en un primer momento del boom agr¨ªcola, el problema fue la falta de silos para almacenar la producci¨®n. Los cr¨ªticos del Gobierno se?alan que este crecimiento agr¨ªcola se consigui¨® a base de una subida de los precios de productos de primera necesidad, y se da la paradoja de que "hay m¨¢s producci¨®n, pero ha ca¨ªdo el consumo por el empobrecimiento, de la gente".
Un 60% de pobres
El economista Domingo Maza declar¨® que este a?o la inflaci¨®n alcanzar¨¢ un 40%, que, en un pa¨ªs acostumbrado a la estabilidad de precios, "es un esc¨¢ndalo". Considera Maza que un tercio de la poblaci¨®n venez¨®lana vive en estado de "pobreza cr¨ªtica", y un 60%, en la pobreza. A pesar de esto, Domingo Maza, en conversaci¨®n con este peri¨®dico, declar¨® que es preferible. que no, suban de nuevo los precios del petr¨®leo, porque "el gran mal de este pa¨ªs fue el exceso de recursos. Esto provoc¨® una distorsi¨®n que todav¨ªa padecemos. La crisis es un acicate y un desaf¨ªo para reajustar conductas. La respuesta hasta ahora es bastante positiva".
No cree Maza que la crisis econ¨®mica pueda provocar una desestabilizaci¨®n pol¨ªtica a corto plazo, porque hay dos partidos fuertes y una izquierda d¨¦bil y fragmentada. Los sindicatos est¨¢n orientados por el partido del Gobierno (AD) y Fedec¨¢maras (organizaci¨®n patronal) es un elemento estabilizador. Es lo que el soci¨®logo Sonntag define con el concepto de "pacto t¨¢cito" de la democracia venezolana, seg¨²n el cual las fuerzas sociales predominantes en el pa¨ªs est¨¢n comprometidas impl¨ªcitamente para la conservaci¨®n del sistema. Este pacto t¨¢cito funciona de hecho desde el primer momento de la restauraci¨®n democr¨¢tica en Venezuela y entronca con el Pacto de Punto Fijo para la democracia, logrado en 1958 entre los partidos fieles al sistema
Ni siquiera un cr¨ªtico como Jos¨¦ Vicente Rangel cree que haya en Venezuela un riesgo de asonada militar ante la crisis, pero advierte que "la: situaci¨®n se descompone muy r¨¢pidamente sin los recursos petroleros". Cuando la bonanza petrolera, asegura, "algo ca¨ªa del fest¨ªn y la gente se beneficiaba de los residuos. Ahora, ni eso".
Rangel comenta que los factores de tensi¨®n en la sociedad venezolana actual son mayores que cuando, en 1945, un golpe militar, apoyado por el actual partido en el poder (AD), derrib¨® al presidente Medina Angarita. "Entonces no hab¨ªa 120.000 t¨¦cnicos y profesionales desempleados o subempleados, ni tampoco la deuda externa". Seg¨²n Rangel, Ia partitocracia actual se refugia en sus privilegios y cree que el problema es ganar elecciones. Ninguna democracia tiene un seguro de vida permanente, y menos con una crisis as¨ª".
Las grietas del sistema
Un ataque armado de la guerrilla colombiana en la zona fronteriza, conflictos universitarios en todo el pa¨ªs -con dos muertos y decenas de heridos- y la protesta de algunos militares por los ascensos son los hechos m¨¢s salientes que turban hoy el panorama normalmente tranquilo de la pol¨ªtica venezolana.El incidente con la narcoguerrilla, como dicen los medios oficiales en Venezuela, provoc¨® la muerte de ocho guardias nacionales venezolanos, cifra que otros elevan hasta 18. El suceso desencaden¨® una ola de reproches y aviv¨® los sentimientos anticolombianos latentes en Venezuela. Una cena con un coronel venezolano del enviado de este peri¨®dico transcurri¨® en una continua referencia al "problema colombiano". Militares venezolanos consideran que Colombia se arma m¨¢s para guerras convencionales fronterizas que para combatir a la guerrilla.
El ministro de Defensa venezolano, general Rafael Cardozo, que dej¨® su cargo por pasar al retiro el 1 de julio pasado, acus¨® al Ej¨¦rcito de Colombia de no colaborar con Venezuela en la lucha antiguerrillera y contra los traficantes de droga. Esto provoc¨® un ment¨ªs del ministro de Defensa de Colombia. En el fondo yace la diferencia entre los dos pa¨ªses por los problemas de l¨ªmites en la zona del golfo de Venezuela, que se considera rica en petr¨®leo.
Incidente sonado
Los militares provocaron un incidente sonado con ocasi¨®n de los ascensos de esta ¨¦poca del a?o. El general de divisi¨®n Ram¨®n Mendoza, jefe de la fuerza a¨¦rea, renunci¨® al puesto de jefe del Estado Mayor conjunto. En el discurso' de entrega del mando, Mendoza denunci¨® "la interferencia en asuntos militares de personas ajenas a la cadena de mando".
Las palabras del general dimisionario cayeron como una bomba, y el mismo presidente Lusinchi replic¨® con, tono airado en un discurso d¨ªas m¨¢s tarde. Dijo Lusinchi que "las facultades que, como presidente de la Rep¨²blica y comandante en jefe de las fuerzas armadas, me corresponden, ni las delego ni las comparto.
Por tanto, rechaz¨® por injustas, desconsideradas e irrespetuosas aquellas afirmaciones de participaci¨®n o intromisi¨®n de persona alguna en materia que, en ejercicio pleno de mis facultades, ejerzo con toda mi autoridad y autonom¨ªa".
Una alta fuente del Gobierno neg¨® a este peri¨®dico que el incidente hubiera tenido importancia y afirm¨® que se trata simplemente del descontento tradicional por los ascensos militares.
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