La energ¨ªa, de un 'rock' sin rostros
Pasados 35 minutos de la medianoche saltaron U-2 al escenario de un estadio Santiago Bernab¨¦u peligrosamente desbordado en su capacidad, y aquello fue el delirio. Dificilmente podr¨¢ encontrarse un p¨²blico m¨¢s entregado, dispuesto a soportar incomodidades y ansioso de protagonizar una noche que har¨¢ ¨¦poca en la historia de los conciertos en Madrid.El atractivo programa hizo congregarse a 100.000 personas llegadas de todos los puntos de Espa?a, ante una convocatoria que sentimentalmente enlaz¨® con grandes concentraciones representativas de ¨¦pocas pasadas, pero que en su aspecto musical obliga a meditar el sentido de convertirse en receptores del trabajo musical de unas personas a las que no se puede ver la cara mientras interpretan. Una flagrante contradicci¨®n cuando todos los artistas que pasaron por el escenario tienen a gala el contacto casi fisico con su p¨²blico.
Concierto de Big Audio Dynamite, UB40, The Pretenders y U-2
Estadio Santiago Bernab¨¦u. Madrid, 15 de julio.
Desde 19.30, hora en que comenzaron su actuaci¨®n los primeros invitados, Big Audio Dynamite, el ambiente fue in crescendo. El quinteto liderado por Mick Jones, ex componente de Th¨¦ Clash, marc¨® la pauta de lo que ser¨ªa una larga noche: energ¨ªa en la ejecuci¨®n y un alineamiento ideol¨®gico escorado hacia posiciones de izquierda, con una sensibilizaci¨®n especial hacia problemas de pa¨ªses concretos y minor¨ªas marginadas.
Con UB-40 se alcanz¨® uno de los momentos m¨¢s brillantes de la noche. Practican un reggae que si bien no aporta novedades estil¨ªsticas est¨¢ magn¨ªficamente interpretado, con un swing impecable; magn¨ªficas voces sustentadas por una interesante base r¨ªtmica en la que destac¨® el bajista Earl Falconer. Durante 45 minutos, UB-40 crearon el ambiente preciso para que las grandes estrellas pudiesen desarrollar sutrabajo en inmejorables condiciones, al tiempo que demostraron que el ingrato papel de teloneros puede convertirse a veces en un trampol¨ªn hacia el reconocimiento incontestable.
Chrissie Hytide represent¨® a la perfecci¨®n su papel de estrella del pop-rock. Al frente de sus cuatro Pretenders, en los que desta,c¨® el guitarrista Robbie Mclntosh, interpret¨® canciones de toda su carrera -iniciada en Londres en 1978-, muchas de las cuales fueron reconocidas y coreadas por el p¨²blico. Las composiciones de la Hyride no son de f¨¢cil asimilaci¨®n y la poca claridad del sonido no ayud¨® a limar la aspereza de su m¨²sica pero la cantante norteamericana de 35 a?os mostr¨® dominio del escenario y calidad en la interpretaci¨®n. Su actuaci¨®n, un tanto lineal, dur¨® una hora y alcanz¨® su mejor momento en la ¨²ltima canci¨®n, M¨ªddle of the road. Despu¨¦s, junto a UB-40, se despidi¨® con su remake del ¨¦xito de los sesenta I got you babe, como concesi¨®n a una galer¨ªa que lo acept¨® de mil amores.
Con U-2, el fervor
La expectaci¨®n despertada por la presencia de U-2 en Madrid ha sido inusitada. El cuarteto irland¨¦s formado en Dubl¨ªn en 1978 ofrece como banderines de enganche aspectos que han constituido la esencia del rock a lo largo de toda su historia. Cuatro amigos muy j¨®venes que, sin saber tocar, se reunieron para hacer m¨²sica. Unos primeros discos introspectivos e impresionistas, en los que una energ¨ªa primaria y vital cre¨® lo cimientos de su posterior y triunfante carrera. Si a esto a?adimos una postura cr¨ªtica, un tanto ambigua en ocasiones, respecto a determinadas situaciones pol¨ªticas y sociales, y una m¨²sica muy personal, desmarcada de tendencias y estilos a la moda, obtendremos algunas de las razones de su ¨¦xito ante un p¨²blico necesitado de h¨¦roes de carne y hueso, te¨®ricamente' alejados de planteamientos cerebralmente comerciales y canalizador de inquietudes dormidas.As¨ª, la entrega de los presente produjo desde el principio manera incondicional, con fervor ¨²nicamente comparable al de algunos conciertos de heavy rock.El cantante Bono (Paul vies Hewson) es una mezcla Van Morrison y Bruce Spri steen. L¨ªder en una banda que admite l¨ªderes, a sus 27 a?os alcanzado una sorprendente durez interpretativa y conceptual. Constructor de su pr mundo y su propia m¨²sica paso de los a?os le ha sumid el mundo del escepticismo muchos aspectos, aunque m tiene la primac¨ªa del sentimiento, del coraz¨®n y del rock como do globalffiente liberador y frentado a posiciones conservadoras.
A su lado, el guitarrista Edge (Dave Evans) teje con nica elemental toda la base m¨®nica en la que se sustent oscura m¨²sica de U-2. Alej de todo virtuosismo como ins mentista, The Edge (El L¨ªmite utiliza tecnolog¨ªa punta para crear ambientes duros y et¨¦reos donde el concepto de lo repetitivo se ha convertido en caracter¨ªstica del grupo y una de las posibles razones de su atractivo.
La utilizaci¨®n de cintas grabadas (playback) compl aquello que la guitarra no puede llenar por s¨ª sola, y la base r¨ªtmica del bater¨ªa Larry Mullen bajista Adam Clayton mantiene la tensi¨®n precisa para que el recto de, U-2 responda a las expectativas.
Alejados de la idea del como espect¨¢culo, el cuarteto irland¨¦s ofrece una m¨²sica enraizada con su tierra, sin grandes despliegues esc¨¦nicos y con entrega incondicional como que acoge a toda una legi¨®n fieles suspendidos y encantados. Es lo que generosamente regala U-2: la vuelta a lo primario, sencillo. La m¨²sica como valor por s¨ª misma; el rock como generador de energ¨ªa positiva y rebelde.
Aunque se realice desde privilegiada posici¨®n del triunfador. Aunque no se les pueda ver la cara mientras tocan.
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