'?ltimo desembarco ', un lenguaje propio

ENVIADO ESPECIALEl teatro Col¨®n de La Coru?a ha sido el escenario del estreno, en funci¨®n ¨²nica, de la obra de Fernando Savater ?ltimo desembarco. El autor, que califica su obra de "comedia hom¨¦rica", ofrece en ella una recreaci¨®n un tanto desenfadada del canto 13 de la Odisea: Ulises, de regreso a Itaca, debe escoger entre la inmortalidad que le ofrece Atenea, "el vagabundeo m¨¢gico" y "la celeridad relampagueante del riesgo" que ¨¦sta comporta, y "el remanso sagrado, llegado el crep¨²sculo, cuando uno repasa sus tesoros y narra su historia".

El tema de Ulises, "primer h¨¦roe propietario de nuestra cultura", como dice el autor, "dispuesto a comprar su tener aun al alto precio de ir dejando de ser", no es nuevo en la obra de Savater. En cierto sentido, ese ?ltimo desembarco viene a ser el desarrollo dram¨¢tico de ciertos pasajes de su ensayo La tarea del h¨¦roe (Taurus, 1981). Pero al margen del tema, lo que realmente interesa destacar de esa representaci¨®n coru?esa es la progresiva consolidaci¨®n de un lenguaje dram¨¢tico propio. Savater no es un fil¨®sofo que tambi¨¦n hace, escribe teatro; Savater es un autor teatral en el camino de la mejor tradici¨®n de un teatro metaf¨ªsico, la de un W. B. Yeats, al que Savater confiesa admirar, o la de Jean Giraudoux.

Tal vez por ser un teatro distinto, el reparto juega un importante papel en esa obra. Manuel de Blas ofrece un Ulises sencillamente soberbio, con una gran riqueza de matices, y Mayrata O'Wisiedo, una Euriclea extravagante y divertid¨ªsima, brindando por "todas las reinas por los audaces bastardos con que sue?an las reinas abandonadas". Una verdadera delicia. Alberto Delgado traza un Tel¨¦maco muy seguro, un Tel¨¦maco que pasa ol¨ªmpicamente de las heroicidades de su augusto padre, a las que prefiere la compa?¨ªa de Aristarco de Samos y su al parecer interesant¨ªsimo tratado sobre la magnitud y la distancia del Sol y de la Luna...

A Enric Benavent le ha tocado tal vez la parte m¨¢s dif¨ªcil: el personaje de Atenea, encarnada en el muchacho de un chiringuito situado en la playa donde desembarca Ulises, reviste una complejidad que, por el momento, el actor no alcanza a dar.

Mar¨ªa Ruiz, que ya hab¨ªa dirigido el primer estreno de Savater, Vente a Sinapia, ha hecho un buen trabajo: su montaje es condenadamente inteligente, con la punta de malicia necesaria. Excelente tambi¨¦n la escenograf¨ªa de Guillermo P¨¦rez Villalta.

En La Coru?a se agotaron las localidades para asistir al estreno de Fernando Savater. Al t¨¦rmino de la representaci¨®n, el p¨²blico manifest¨® su contento aplaudiendo reiteradamente a los int¨¦rpretes, a la directora y al propio autor. ?ltimo desembarco, aupada por la Universidad Inter nacional Men¨¦ndez Pelayo, viajar¨¢ ahora a El Escorial, Santander y Sevilla para, el pr¨®ximo 3 de septiembre, instalarse en el escenario del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid.