Ciudad estrepitosa
Motiva mi carta el actual tema de las terrazas y los chiringuitos que, como setas, han surgido en nuestra ciudad, y principalmente en la Castellana.Y ello es al hilo de unos comentarios o¨ªdos en la SER, en los que un dirigente del Ayuntamiento, no s¨¦ si el se?or Larroque, dec¨ªa que hab¨ªa que revisar y actualizar la normativa vigente sobre este tipo de instalaciones que "Madrid demanda" (?). Ante ello, expreso mi temor de que esta revisi¨®n o actualizaci¨®n lo que haga, en definitiva, sea legalizar el ruido y dem¨¢s molestias para proteger los intereses y gustos de estas dos minor¨ªas: los propietarios de los chiringuitos y los usuarios.
Las terrazas y quioscos han existido toda la vida en paseos como el del Pintor Rosales y otros, y, distribuidas por todo Madrid, han cumplido su fin de hacernos m¨¢s llevaderos los rigores del verano con las m¨ªnimas molestias para el vecindario, por supuesto sin m¨²sicas ni jaleos que, l¨®gicamente, no les han estado permitidos.
Esta llamada movida, que imagino compuesta por gentes que por el d¨ªa poco o nada tienen que hacer, de otra forma no trasnochar¨ªan hasta altas horas de la madrugada, ensucia, deteriora, incluso evacua sus necesidades al amparo de cualquier ¨¢rbol; se apropia de espacios que son de todos, haciendo imposible el tr¨¢nsito; llena de ruidos de motos, de coches y, sobre todo, de m¨²sicas estridentes y voces, ya que, es tal el ruido, que no hay quien se entienda, perturbando la vida de los desdichados vecinos. Adem¨¢s, est¨¢n convirtiendo Madrid, no en una ciudad alegre, sino en una ciudad estrepitosa, sucia, desagradable y hortera; en fin, que cada vez es mayor nuestro desnivel europeo.
Don Juan Barranco, excelent¨ªsimo se?or alcalde de todos los madrile?os, para lo que algunos le hemos votado: desde este espacio le pido que no se haga una nueva normativa, sino que se cumpla la vigente, ya que, como dec¨ªa en el coloquio a que m¨¢s arriba me refiero un representante del gremio de hosteler¨ªa, no es justo que discotecas, pubs, cines, bares, etc¨¦tera, est¨¦n sujetos a unas normas en cuanto a insonorizaci¨®n, instalaciones higi¨¦nicas, horarios de cierre, etc¨¦tera, y haya una manga ancha para estos chiringuitos y terrazas, que se saltan todo a la torera y que, a costa de todos e incordiando a todos, hacen su buen agosto, pues, adem¨¢s, son tan abultados en el cobro como en las molestias que proporcionan.- J. M. Martinsanz.
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